CONCURSO LITERARIO - Museo dell'Emigrante

doctor era muy amigo de la familia, la revisa y le dice que para él eran los ovarios, le
hace unos estudios y nos dice que había que operarla, por supuesto que le
preguntamos si no había otra solución. Tu madre pensaba más en vos y en tus
hermanos que en ella. Llegó el día de la operación, en la clínica estábamos don
Manolo y doña Nena, como a las dos horas sale el doctor y nos dice que todo salió
bien, me llamó a mi y me dice que había tenido que sacarle los dos ovarios, lo demás
estaba bien, pasó unos días internada, volvimos a casa, al día siguiente, me decía que
tenía un dolorcito en la operación, así aguantó un día más, cada vez le dolía mucho
más. Agarro el auto y nos vamos a la clínica enseguida nos atiende el doctor, no
podía cree lo que estaba pasando, la pone en la camilla y ve que a dónde había
operado estaba todo hinchado, prepara las cosas, habrás visto que todos los doctores
llevan una bandejita con los instrumentos, empieza a tocar, en una de esas, toma unas
tijeras que no tenía filo, y la hunde en el corte de la cicatriz, no te podes imaginar la
cantidad de pus que le salía, como habrá sido que llenó la bandejita y no alcanzó,
había pus por todos lados, fue algo increíble, después de eso mejoró, a Dios gracia.
Espero que me entiendas ya pasaron varios años, no formo bien las etapas
de una cosa y otra, pero lo importante es que te guste lo que te cuento.
Cerca de los años 80, compramos la casa y el terreno de Don López que
estaba al lado de la nuestra, con la idea de hacer un supermercado, las quintas dejaban
bastantes ganancias, te digo que trabajabamos como locos. El pusimos de nombre
SAN MARINO. El piso era de granito, lo compramos en Blangino una fábrica que
actualmente está en Monte Cristo, las góndolas era de primera y así todo que le
pusimos. El problema del super fue de quien atendía las ventas. Un amigo nos dice
que él tenía un hijo que había sido encargado de ventas en un supermercado, entonces
le dijimos que viniera e vernos, hablamos con él y quedamos confomes, el era de
apellido Galleguillo, su padre era muy amigo nuestro. Se buscó cajeras y quien
vendiera los fiambres, teníamos todo listo. Fue un éxito, hicimos propagandas hasta
por televisión, mucha gente vino y muchos regalos de buenosaugurios, entre ellos
estaban Don Domingo Vespaciani y el Dr. Estrada. El supermercado quedó en manos
de Berto y de Galleguillo, los demás íbamos de a ratos. Una mañana, te acordarás, Yo
estaba en el super y me sentía algo mareado, eran como las diez de la mañana,
entonces me voy a casa, me tomo un tè y un Dristan así se llamaba un descongestivo,
creía que podía ser gripe, a la hora empencé a sentirme mareado, me tiro en la cama,
llegó tu mamá y me preguntó que me pasaba, le cuento, pero yo cada vez estaba más
perdido, llegó Eduardo, sentía que me iba, tu mamá y Eduardo empezaban a gritar
que me pasaba Yo cada vez los oía menos, llegó un momento en que veía el cielo
celeste y verde, tan lindo que Yo había visto y oído en mi vida, después empecé a
sentir los gritos desesperados de tu madre y uno que me apretaba el pecho ese era
Eduardo. ¡Había vuelto a la vida!. Ya habían llamado a los doctores Vidal y Estrada,
llegaron a la media hora, lo primero que me hicieron fue ponerme la pastillita debajo
de la lengua, al rato que estaban los médicos, comemcé a sentirme mal otra vez, veía
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