Tablas de Sangre de José Rivera Indarte - Spanish
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Leila Area<br />
Avanzando, entonces, un poco más digamos que existe un Rosas que ha<br />
sido menos historiado que novelado y esa novelización ha sido contagiada<br />
con todos los tonos <strong>de</strong> los (malos y buenos) folletines <strong>de</strong>l siglo XIX. 4 Como<br />
alguna vez se dijera, otros hombres públicos odiados y mal<strong>de</strong>cidos han<br />
tenido la fortuna <strong>de</strong> no merecer en tan alto grado la atención preferente <strong>de</strong><br />
las comadres <strong>de</strong> ambos sexos, amantes <strong>de</strong> explicarlo todo por la “[¿] por<br />
qué lo eliminaste? Es citafístula” (Pereyra, Rosas y Thiers).<br />
Digamos que ese relato carnal al que he <strong>de</strong>nominado—en otras ocasiones—la<br />
novela argentina <strong>de</strong> Juan Manuel <strong>de</strong> Rosas (Area, “Escritura<br />
y política”) se ha instalado en el espacio imaginario <strong>de</strong> la historia patria<br />
como gesto narrativo—agónicamente narrativo—al tiempo que ha ocupado—y<br />
preocupado—a gran parte <strong>de</strong> los escritores argentinos <strong>de</strong> dos (o<br />
tal vez ¿tres?) siglos. Escritores que siguen incorporando tonos y temas<br />
a los anaqueles <strong>de</strong> esa biblioteca facciosa armada como emblema <strong>de</strong> un<br />
modo <strong>de</strong> leer el proyecto <strong>de</strong> construcción <strong>de</strong> la nación argentina. Novela,<br />
finalmente, entendida como proyecto político a partir <strong>de</strong>l cual “emergiera”<br />
una figura <strong>de</strong> nación como producto <strong>de</strong> invenciones político-culturales,<br />
escenario <strong>de</strong> un conjunto <strong>de</strong> lazos sociales mo<strong>de</strong>rnos y regulados entre los<br />
habitantes <strong>de</strong> un corpus territorial. Así, el territorio patrio sería visto (y<br />
sentido) como un libro en el que habría <strong>de</strong> inscribirse con letra agónica la<br />
narración imaginaria <strong>de</strong> un proyecto <strong>de</strong> nación, una tabula rasa que, una<br />
vez cincelada, portaría todas las marcas necesarias para lograr el mitificado<br />
progreso mientras construye una imagen <strong>de</strong> sociedad secreta enfrentada a<br />
su Otro paradigmático. Como alguna vez afirmara Esteban Echeverría,<br />
estando Buenos Aires sentada a orillas <strong>de</strong>l gran<strong>de</strong> estuario <strong>de</strong>l Plata, era<br />
natural que allí se sintiese un movimiento intelectual paralelo al que sostienen<br />
los proscriptos argentinos fuera <strong>de</strong> Buenos Aires, porque en Buenos<br />
Aires hay inteligencias como en cualquiera región <strong>de</strong>l mundo. Esto era indudable,<br />
al menos en otro tiempo. Pero ha sucedido, que así como Rosas ha<br />
hecho una fe<strong>de</strong>ración y una dictadura a su modo, se ha formado también<br />
en ese Buenos Aires una literatura <strong>de</strong> Rosas, y las inteligencias <strong>de</strong>ben seguir<br />
el impulso que Rosas quiera darles y moverse en la órbita que les trace. […]<br />
Ese movimiento tiene dos modos <strong>de</strong> ser: uno latente, impalpable, invisible,<br />
como el calórico y la electricidad, otro tangible, apreciable como las<br />
evoluciones <strong>de</strong> un planeta. Es claro que yo no puedo hablar <strong>de</strong>l primero<br />
[…] el segundo quedará caracterizado por el movimiento intelectual <strong>de</strong><br />
Buenos Aires. […] Pues bien: la fuerza engendradora <strong>de</strong> ese movimiento<br />
en Buenos Aires, proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> una sola inteligencia, y esa inteligencia es la <strong>de</strong><br />
Rosas, porque así como es dueño <strong>de</strong> la hacienda, honra y vida <strong>de</strong> todos los<br />
argentinos, es dueño <strong>de</strong> todas las inteligencias y ninguna piensa y se mueve<br />
sin su beneplácito, o más bien Rosas resume y representa todas, porque<br />
Rosas es el gran Pan, el gran Todo <strong>de</strong> los panteístas (Echeverría, “Literatura<br />
mazorquera” 210–211).<br />
Des<strong>de</strong> ese contexto bélico causado por el fracaso <strong>de</strong>l proyecto hispanoamericano,<br />
la representación—Rosas aparece como el horizonte posible a