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los sorbía como si fuera un imán que tenía<br />
gran fuerza implacable y que llegó a tragarse<br />
hasta a las personas."<br />
Corresponde a "Relatos de la Concha"<br />
transmitir la aparición de la modernidad y<br />
la tecnología del transporte en los albores<br />
del siglo:<br />
"Sería como en 1926 cuando conocí el<br />
tren, y al ver la locomotora lanzando humo<br />
y haciendo gran estruendo con su campana<br />
y silbato, varios chiquillos echamos a correr. Las primeras<br />
locomotoras que conocí no eran muy grandes y caminaban despacio,<br />
podían abordarse. Su combustible era leña y agua, por<br />
lo que había trinchas de leña en toda la trayectoria, además de<br />
abastecimiento de agua".<br />
"La Concepción es un pueblito del municipio de La Concordia<br />
y recibe el sobrenombre de La Barrigona. Los pobladores de La<br />
Concepción utilizan un giro muy característico, ya que en cualquier<br />
expresión utilizan la palabra 'bonita'. '<strong>No</strong>, bonita', '¿A dónde,<br />
bonita?' '¿Cuándo llegaste, bonita?'. El uso de la palabra es muy<br />
común en cualquier conversación; cuando alguien la usa, inmediatamente<br />
se identifica su lugar de origen. Hay quienes se ríen y<br />
contestan empleando el sonsonete de la gente para decir: '¿Eres<br />
de Barrigona, bonita?'<br />
El afecto, la dulzura, la pureza y la confianza con que se relacionan<br />
los habitantes de este pueblo con otras personas, se reflejan<br />
de manera pulcra en las narraciones de La Barrigona.<br />
Las costumbres vinculadas con la muerte del ser querido al que siempre<br />
se le quiso ver contento, alegre y libre de preocupaciones se presenta<br />
en. "Músicos de Tamazula":<br />
"La tradición de Tamazula, que aún perdura, es la de enterrar<br />
con música a los muertos. Las piezas que tocan, varían según la<br />
edad del fallecido. "El último adiós", "Las Golondrinas" y "Échenme<br />
la tierra encima". En cada entierro aparece un hombre o una<br />
mujer que lleva un cartón conteniendo las prendas personales del<br />
muerto y, a la hora de bajarlo, las esparcen ceremoniosamente<br />
dentro del sepulcro".<br />
La plática de las comadres:<br />
"–¡Ay, Dios comadre, aquí llegó el viejo!, y le viene atizando duro<br />
al macuche, como que anda encabritao y<br />
ya que llega con el sombrero ladeao, ¡mala<br />
seña, comadre…mala seña!<br />
–¡Huy, comadrita, aquí parto carrera!,<br />
más vale que digan, aquí corrió que aquí<br />
murió, y luego si le vienen quemando las<br />
habas por un trago y no halla, pa qué quiere<br />
más fandango, la tremolina, y hasta yo<br />
la llevo. Ya ve que pagan justos por pecadores.<br />
–Sí, Dios servido, comadre… que le vaya bien, aquí la voy a esperar<br />
con unas cuajaditas listas pa que le lleve a la Casimira y críe<br />
leche pa la criatura.<br />
–Si me hace el bien, comadrita, yo llego. Munchas gracias…<br />
–Adiós.<br />
–Adiós".<br />
Y de manera muy notable e impactante en el "Relato de mi vida", el<br />
autor describe conmovedoramente la situación en que vivía y deja ver el<br />
excepcional interés de participar con su narración:<br />
"Salíamos a las cinco de la mañana de aquí de la casita que tenemos<br />
aquí en el Peluchín, a pie, trote y trote. Me ponían adelante a mi,<br />
en partes se me trozaban los huaraches, los agarraba en la mano, en<br />
partes se me enchoyaba, nomás le pegaba un refregón a la tierra con<br />
el pie y tiraba la choya.<br />
Llegábamos, tirábamos las dos tortillitas puras que llevábamos, un<br />
traguito de café clarito: era todo el lonche que llevábamos. Llegábamos<br />
y amarrábamos el morral, llenábamos de frijol, nos poníamos a sembrar.<br />
Mi hermano agarraba dos mulitas, se agarraba una reata, una rama y se<br />
ponía a sembrar. <strong>No</strong>sotros tirando la semilla por delante.<br />
Llegábamos nosotros del trabajo y nos daba mi mamá las dos<br />
tortillitas, con quelititos o con la tacita de café porque no había más".<br />
Termino estos comentarios, mencionando que esta obra es producto<br />
y consecuencia de la vehemente participación de 18 personas<br />
que atendieron a la convocatoria "¡Qué me siga la Tambora!", realizada<br />
de enero a abril de 1991 en el estado de Sinaloa. Tales evidencias<br />
permiten deleitar verbalmente este gran territorio de nuestro<br />
México.<br />
* Ecos de Polvo,México, <strong>Conafe</strong> (Serie Fomento Cultural), 1993.