grandes. Ahora bien, tal como se muestra más ade<strong>la</strong>nte en <strong>la</strong> página 27, se estima que en dicha zona se producen aproximadamente 200 mil kilos de carbón a <strong>la</strong> semana. Quiere decir que, para ello, se requiere picar 1.000 palos semanales y 4 mil mensuales de Cují grandes, entre todos los productores de <strong>la</strong> zona. Para tener una idea de lo que esto significa a nivel de área que va quedando desprotegida sin vegetación, tómese en consideración que para sembrar una hectárea de Cují, se requieren 400-600 árboles. Por tanto, los mil palos de Cují que se extraen semanalmente, equivalen aproximadamente a 2 hectáreas cada semana, y 8 hectáreas mensuales que quedan expuestas temporalmente sin vegetación. Ahora bien, en <strong>la</strong> realidad esto no es así exactamente; el Cují, por suerte, rebrota y crece con bastante rapidez, razón por <strong>la</strong> cual los terrenos quedan expuestos sin vegetación por poco tiempo. Además, los palos no se pican todos juntos y así el impacto negativo es menor. Sin embargo, estas estimaciones nos ayudan a entender el significado de lo que está ocurriendo y de lo que deberíamos hacer para compensar el aprovechamiento del bosque natural. Dentro de <strong>la</strong>s prácticas comúnmente usadas en <strong>la</strong> zona de estudio se seña<strong>la</strong>n: “El carbón hecho de palos secos, pesa menos” (Uvedales) “El carbón echado en hornos de tierra pesa más. Por eso no convence <strong>la</strong> idea de los hornos fijos” (Uvedales) “El horno que menos humo eche es mejor, sale más pesado el carbón” (Guaidí Viejo) En cuanto a <strong>la</strong> calidad del carbón, por el hecho de provenir principalmente de leña de Cují, es bueno. En esto coinciden productores, carboneros, empresarios y consumidores. Sin embargo, <strong>la</strong> calidad del producto final no siempre es igual y los productores p<strong>la</strong>ntean varias condiciones: “Según <strong>la</strong> madera usada <strong>la</strong> calidad es, en orden decreciente, Vera, Gateado, Cují, Uveda, Curarí” (Uvedales) “Que <strong>la</strong> madera no esté yescosa (de corazón sólido)” (Uvedales) “Que el horno quede bien armado: palos derechos, o que no queden espacios vacíos, bien enrejil<strong>la</strong>do” (Uvedales, El B<strong>la</strong>nquito) “Cuando se quema lentamente, sin arrebatar, que no agarre cande<strong>la</strong>, tapándole algunos huecos cuando haga falta” (Guaidí V) “Desarmarlo lentamente y con cuidado. Si sale prendido echarle tierra o agua” (Uvedales, Guaidí Viejo) “Se conoce que un carbón es de buena calidad por <strong>la</strong> duración de <strong>la</strong>s brasas, el sabor que le trasmite a <strong>la</strong> comida y el tamaño de los carbones” (Guaidí Viejo, Curarí, El B<strong>la</strong>nquito) Echar carbón tiene sus peligros o riesgos que fueron seña<strong>la</strong>dos por los productores. Al picar <strong>la</strong> leña <strong>la</strong> gente se puede cortar o dar un golpe; igual sucede cuando se carga dicha leña; cuando se trabaja en el horno hay el riesgo de coger un pasmo. Por último, hay que seña<strong>la</strong>r que los productores no conocían los hornos fijos ni mucho menos tenían ninguna experiencia con ellos. Sin embargo, <strong>la</strong> idea de hacer 24
unas pruebas con uno de estos hornos no les pareció descabel<strong>la</strong>da. Existe un ambiente propicio, <strong>sobre</strong> todo en algunos caseríos, para innovar en esta actividad. Es un reto que queda pendiente. 25