Preguntas que siempre suelen hacerse
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con sus propios mensajes arbitrarios. Entonces «¿cómo conoceremos<br />
la palabra <strong>que</strong> el Señor no ha hablado?» (Dt 18:21); a esta<br />
pregunta <strong>que</strong> también nos preocupa a nosotros, Dios respondió<br />
dando un criterio decisivo para averiguar si es la verdad:<br />
«Si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere<br />
lo <strong>que</strong> dijo, ni aconteciere, es palabra <strong>que</strong> Jehová no<br />
ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas<br />
temor de él» (Dt 18:22).<br />
En el Sermón del Monte, Jesús nos avisa igualmente del peligro<br />
de los falsos profetas e indica las características para identificarlos:<br />
«Guardaos de los falsos profetas, <strong>que</strong> vienen a vosotros con<br />
vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por<br />
sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los<br />
espinos, o higos de los abrojos?» (Mt 7:15-16).<br />
El apóstol Juan es también contundente al avisarnos del mismo<br />
peligro:<br />
«Por<strong>que</strong> muchos engañadores han salido por el mundo…<br />
Cualquiera <strong>que</strong> se extravía, y no persevera en la doctrina de<br />
Cristo, no tiene a Dios» (2 Jn 7 y 9).<br />
Sólo la Biblia es la revelación de Dios. Por último, Dios ha<br />
hablado por su Hijo (He 1:1), y no habrá más revelaciones<br />
(Ap 22:18). No hay, pues, nada <strong>que</strong> añadir a la Biblia. Ya avisaba<br />
el apóstol Pedro en sus días <strong>que</strong> vendrían sectas destructoras<br />
(2 P 2:1), <strong>que</strong> con doctrinas propias llevan a los hombres a la<br />
perdición. Las añadiduras y deformaciones hechas a la Biblia<br />
por Joseph Smith (El Libro de Mormón), Jakob Lorbeer (Amigos<br />
de la Neo-Revelación), Ch. T. Russel (Testigos de Jehová),<br />
M. Baker Eddy (Ciencia Cristiana), y por otros muchos más, no<br />
son mensajes divinos sino tristes y peligrosos extravíos de falsos<br />
maestros y engañadores. Dios no da revelaciones adicionales,<br />
sino solamente nueva luz sobre lo <strong>que</strong> ya nos ha comunicado<br />
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