Madrid 19681018 - Home. Fundación Diario Madrid

ELECCIONES En la aña de Humphrey
DETROIT (Michigan). (Recibido
por "telex".)—El periódico
de una de las ciudades que
han visitado Nixon y' Humphrey,
pisándose los talones, publica
unas fotos de las actividades
de ambos en el comienzo
de la semana: Nixon aparece
jugando al golf en Miami, en
tanto que Humphrey está visitando
una construcción en la
que empresarios y obreros son
negros y rodean al vicepresidente
con evidentes muestras de
adhesión.
Ambas escenas son muy expresivas
del opuesto estilo con
que actúan republicanos y demócratas.
Lo que en los prime-
)"os es cuidadosa preparación,
amplia movilización de recursos
y disciplina en el empleo
de! esfuerzo, en los demócratas
se transforma en improvisación,
escasez de medios y movimienlo
agotador.
El vicepresidente ha logrado
reunir esta semana entusiastas!
y cuantiosos auditorios. Pero
¿es suficiente su esfuerzo de
gigante en las condiciones que
actúa para superar la distancia
que reconoce le lleva Nixon?
En recientes declaraciones ante
la televisión, en Kansas City y
en San Luis, H. H. H. ha mostrado
una gran seguridad en sí
mismo y en la victoria democrática
del 5 de noviembre. Claramente
se expresa y actúa como
líder del partido, en acción
personal propia e independiente
del Presidente Johnson. Explica
el retraso de su campaña
por las difíciles condiciones en
que fue nombrado y la división
en que se encontraban los demócratas.
Confía en la victoria
de su partido, porque aHvierte
y siente la reacción popular que
le apoya, como le sucedió a
Tniman en 1948.
H. H. H. y Nixon
hablan juntos
en Manhattan
El arzobispo de Nueva York,
inonseñor Cook, consiguió el
miércoles 16 lo que no lograron
el Congreso ni la televisión:
que Himiphrey y Nixon
hablasen desde la misma plataforma,
ante el mismo auditorio
y en las mismas circunstancias.
I.K ocasión la brindó la cena
Ai Smith, que se celebra anualiTicnie
desde que el cardenal
Spellman hizo, en 1945, la fundación
benéfica en memoria del
lamoso gobernador demócrata.
I.as personas más relevantes de
la política y de los negocios se
reúnen en esta cena, en la que
este año eran oradores excepcionales
los dos rivales en la
campaña presidencial. De modo
inesperado acudió también el
l'residente Johnson, por lo que
el alcalde de Nueva York, Lindf-ay.
dijo que, dadas las circunslancias
particularísinras de los
dos grandes oradores de la no- ,
che, el Presidente tendría que
acíual como "referee".
Las intervenciones de estas
I r e s máximas personalidades
mantuvieron un tono de sano
humor que significó un enfriamiento
momentáneo de las pasiones
políticas. Pero, entre bromas
y veras, el vicepresidente
reconoció la situación de inferioridad
en que se encontraba.
su falta de fondos y su decisión
de luchar hasta el final. El recuerdo
de Al Smith, que perdió
la elección de 1928 por el fanatismo
contra los católicos, le
dio pie para que señalase que
ahora existe el peligro serio del
fanatismo racial.
La cena Al Smith fue una
reunión bien expresiva de lo
que es el "establishment" americano.
Gobernadores republicanos
y demócratas, senadores
y representantes de los dos partidos,
estaban juntos a pesar,de
la tensión política de las últimas
semanas. Esta sociedad seguramente
tiene mucha más capacidad
de resistencia de lo que
suponen las críticas apresuradas
o las agitaciones tendenciosas.
Sindicalistas
y negros
MADRID X8 DE OCTUBRE DE 1968
Pocas horas después, en la
madrugada del jueves, llegó el
vicepresidente a Detroit, y durante
otra jornada de actividad
realmente agotadora H. H. H.
solicitó el apoyo de los líderes
sindicales. Walter Reuther, el
famoso dirigente del poderoso
Sindicato del Automóvil, presentó
en diversas reuniones a
Humphrey como un político
que en toda su vida pública
había estado del lado de los
Sindicatos. Estos, por experiencia,
saben que necesitan buenas
relaciones con el Poder, y en
esta campaña la decisión es clara
y fácil de tomar: nunca han
podido tener en la Casa Blanca
un político tan identificado con
los Sindicatos como Hubert
Humphrey. Pero este decidido
apoyo sindical parece que este
año ha perdido fuerza ante la
reacción favorable que en las
fábricas ha encontrado el ter- •
cer partido independiente de
George Wallace.
En la tarde del jueves, el vi­
cepresidente recorrió la planta
de montaje de la Ford, en Dearborne,
en los alrededores de
Detroit. Los obreros, tanto negros
como blancos, le acogieron
con la mayor simpatía. Ahora
bien, ¿qué expresión tendrá
esta actitud en las urnas? Reuther
y Humphrey recordaron, en
diferentes actos, la oposición
republicana a la política social
realizada por ios demócratas
—seguro de vejez, de enfermedad,
ayuda a la educación—y
la responsabilidad y fracaso del
partido republicano durante la
depresión de los años treinta.
Sin embargo, para un extenso
sector obrero, convertido en clase
media, esto resulta pura historia,
ya que no han vivido más
que la prosperidad creciente
desde la segunda guerra mundial.
Incluso no parece que les
preocupen las tres recesiones
sufridas durante los ocho años
de la Administración Eisenhower,
que terminaron al implantarse
la "nueva política económica"
de Kennedy, bajo la inspiración
y consejo de Walter
Heller, ahora consejero también
del vicepresidente.
Los trabajadores, para quienes
la seguridad social y el pleno
empleo no es problema, quizá
prefieran la tranquihdad y
la estabilidad que les puede dar
una autoridad fuerte o conservadora.
En ellos está creciendo
Por RAFAEL CALVO SERER
también la hostilidad a la integración
racial.
Contra estas aspiraciones y
sentimientos que aprovechan
Nixon y Wallace, H. H. H. presenta
un programa de mayor
intervención y ayuda federal
para acabar con los sectores
económica y socialmente retrasados
y establecer así de un
modo real la igualdad de oportunidades.
Por reacción natural,
pues, Humphrey puede obtener
la inmensa mayoría de los votos
de los negros. En efecto, a
diferencia de los mítines republicanos,
alrededor del vicepresidente
siempre hay negros, en
Ja presidencia de los actos, entre
los informadores, en el público.
Vietnam
y los estudiantes
Mientras esta apelación del
vicepresidente quizá caiga en el
vacío en clase media baja—los
obreros de alto nivel de vida—está
consiguiendo parte del apoyo
juvenil que constituyó el\dinámico
movimiento de Mac
Carthy. Ante la retirada del senador
de Minnessota, muchos
de los activistas no se resignan
a la inacción y a encontrarse
un día con un Presidente enemigo
o completamente extraño
a sus ideales de acabar con la
pobreza y los privilegios. Por
eso se están decidiendo, con criterio
realista, por apoyar a
H. H. H. Ya han desaparecido
prácticamente las manifestaciones
hostiles que le persiguieron
durante septiembre.
A su llegada a San Luis, el
martes 15, un par de millares
de universitarios le recibieron
ruidosamente y le ofrecieron el
apoyo de una coalición de estudiantes.
La eficacia de éstos
es evidente. El gobernador demócrata
de Connecticut, Ribi-
coff, los cuida de modo especial,
pues aunque no tengan
edad de votar son capaces de
movilizar a extensos sectores
sociales. Buena prueba dieron
de ello con Mac Carthy y con
la agitación que solicita reformas
universitarias. Unos días
antes de la convención de
Chicago se veía en Manhattan,
en los centros frecuentados por
estudiantes, grupos de jóvenes
que del modo más espontáneo
recababan ayuda para conseguir
la designación del senador como
candidato, en medio de la
desilusión y frustración que sufrieron
con la derrota de Chicago.
De nuevo, a fines de agosto,
se les veía en Harvard Square,
en Cambridge, proponiendo
la creación de un cuarto partido
con el senador vencido.
Todo ello es lo que ha hecho
que los demócratas hayan perdido
tanto terreno. Que estaban
avanzando también parecía cla­
>:«HÍ¡8ÍÍÍ:!K:BH»:Í:ÍSÍÍ:ÍÍÍUÍHÍÍÍ:!Í:Í;IÍÍH:HÍ»:ÍÍ»ÍÍ«ÍÍS»:Í¡!ÍMÍSÍ::»¡SIUKÍH::Í»:ÍÍÍÍ!!»ÍÍÍ:ÍS^
R
»
»
I
-Debe de ser porque es el purgatorio.
ro, aun antes de conocerse las
encuestas más responsables, como
la de Harris, que ya acusa
el progreso de los demócratas.
No se excluye, pues, que puedan
ganar.
Los rumores de estos ültimos
días de que había algo positivo
en las conversaciones de París
abren una nueva posibilidad a
la tenaz campaña que está desarrollando
H. H. H. Cuando le
preguntaron en San Luis si
Johnson renovaba los esfuerzos
para conseguir la paz, y con
ello facilitar el triunfo del partido
demócrata, respondió que
el Presidente trabaja denodadamente
por lograrla. Lo mismo
reconoció Nixon en su intervención
durante la cena Al
Smith: "Johnson—dijo el líder
republicano—pasará a la Historia
como uno de los Presidentes
que más duramente han trabajado
en la Casa Blanca."
S5fi!S!S9!a«!SS"S!fS">*!***fi>'**B""'*B!*f•••"*•!
ÍKÍI :ii:i::!»s;;HiUH:!!iií!:i:i!iRiii!!!»::ii!:;i::i!iiSisusu::iHS3»i!sni£!iS
LOS RUSOS, EN EL MEDITERRÁNEO
ARGELIA Y LA U. R. S. S.
Hac« unos días, el almirante Gorhkov, jefe
de la flota soviética en el Mediterráneo, se
dirigió a las autoridades argelinas pidiendo
autorización para utilizar la antigua base
francesa de Mers-el-Kébir. La base en cuestión
fue abandonada por los franceses el 1 de
febrero de este año y es considerada como
una de las mejor dotadas y más modernas
de cuantas bordean el Mare Nóstrum. La petición
del almirante se refiere sólo a labores
de aprovisionamiento de los barcos soviéticos,
pero sería excesivamente ingenuo
creer que en los años veinderos se limitarán
exclusivamente a esto. Mers-el-Kébir es una
pieza estratégica de primera magnitud dentro
del plan soviético de infiltración en el
Mediterráneo. Como lo es el emplazamiento
del portabelicópteros "Moscú", qué el pasado
20 de septiembre cruzó por prime-a vez
el estrecho de los Dardanelos. Y como lo es
también la presencia en estas aguas de! "Komar"
y el "Osa", armados del invencible
missil "Sfyx".
Aunque, naturalmente, el primer país preocupado
por la presencia naval de. los rusos
en el Mediterráneo son los Estados Unidos,
también Francia se halla un tanto nerviosa,
sob«"e todo tras los acontecimientos de Praga,
que tan duramente han influido en la opi-
Por ALBERTO MIGUEZ
nión pública gala. Para nadie resulta un secreto
que Argelia era para De GauIIe una
baza de importancia estratégica fundamental.
Y dé ahí se derivan las ayudas económicas
recibidas por este país de la antigua metrópoli,
ayudas éstas que el ciudadano francés
entiende mal y no aprueba, sobre todo cuando,
en contrapartida, el Gobierno argelino
procede a la nacionalización de ciertas Empresas
francesas. El Gobierno del general De
GaulIe fijó en su tiempo la presencia soviética
en el Mediterráneo como el 20 por 100
de los contingentes galos. La realidad actual
lleva trazas de tirar por tierra este deseo un
tanto optimista.
Mientras tanto, las relaciones soviéticoargelinas
se estrechan y fundamentan mediante
los intercambios com erciales. La
U. R. S. S. en 1967 negoció con Argelia hasta.
55 millones de dólares (el año anterior la
cifra se había elevado a 12 millones). Al mismo
tiempo, los soviéticos realizan en el país
de BumedianprQspecclÍDnés: petrolíferas y mineras,
construyen el complejo siderúrgico de
Annaba y acaban de comprar cinco millones
de hectolitros de vino que, en otras épocas,
eran consumidos por los franceses. Es evi­
dente, pues, que estas relaciones se kacen
día a día más estrechas, con el consiguiente
despliegue de declaraciones amistosas y promesas
para el futuro. Francia calla y e^era.
Y bien pudiera ser que la actitud argelina
llevara a los franceses a reconsiderar seriamente
su posición con respecto al conflicto
del Oriente Medio, en el que, pese a la distancia,
Argelia juega un papel importante
por ser el país que todavía sigue en guerra
con los judíos y que apoya incondicionalmente
a los guerrilleros palestinos. No sería de
extrañar que, de repente, la política gaullista
produjera im giro favorable a los ia^elitas,
a modo de respuesta por las nacionalizaciones,
el conflicto petrolero y la presencia
rusa en el Mediterráneo. Cierto que esta presencia
es mucho menor numéricamente que
la de los americanos. Mientras los soviéticos
cuentan con 4S barcos, la mayoría de ellos
anclados en Port-Said y Oran, los americanos,
con su VI Flota, tienen nada menos
que 30 navíOs. En cuanto a la fuerza de persuasión
es por el estilo. Pero todo hace suponer
que la Üi R. S. S. acrecentará sus dispositivos,
siempre con la ayuda de países
amigos como Argelia, o que mantienen ciertas
relaciones comerciales con los rusos, como
Marruecos.
i
s: