que están expuestas. De las escenas de batallas, como La batalla de Tetúan, destaca la luz, que parece descubrir en Marruecos, y donde se impregna de un exotismo que posteriormente hará su puesta en escena. El 1860 visita Madrid y frecuenta el Museo del Prado, donde conoce a su futuro suegro, que le pintaría con 29 años, Federico Madrazo, director del Museo del Prado y de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, en aquella época. Me ha gustado ver los bocetos realizados entonces, pues domina el retrato referido a algunos cuadros del Prado. Tiene dominio además de la luz, del trazado. Más tarde viajó por Europa, pudiendo ver los principales museos continentales y asiste a la Exposición Nacional de Florencia en 1861. Tras volver a Marruecos, regresa a Roma, hasta que en 1866 le presentasen en Paris, a Adolphe Goupil, futuro marchante marxant, quien compraría su obra inspirada en la parroquia donde se casó, presumiblemente, por una cifra jamás conseguida por un pintor vivo. Este marchante pagó 70.000 francos por La Vicaría, y lo revendió con enorme margen, lo que permitió que Fortuny pintara libremente. Pronto se casaría con Cecilia Madrazo y pintaría junto a ellas grandes y reconocidas obras. He estado un rato delante del cuadro famoso y bien pagado, de dimensiones pequeñas, y es para admirar, sin prisas, la precisión de cada pincelada que constituyen una maravilla de obr. también me ha pasado ante “El coleccionista”, que reproduce su propia afición, y también me he detenido en suspenso ante su “Odalisca”. Cultura 26 Esta obra, prestada por MNAC, es un óleo sobre cartón donde una mujer estirada, y desnuda, escucha como extasiada la melodía de músico morisco. Conocía sobradamente el cuadro, pero vale la pena ver el contraste de luz (ella, muy clara, él, oscuro). El color de la piel de ella, las sábanas claras… nos transportan a una atmósfera de gozo suspendido, donde la piel oscura del morisco, o la pipa de agua del fondo nos llevan a una habitación muy femenina y evocadora. De la obra “Il Contino”, no sabía que la estatua que hay en la ciudad de Reus de este personaje la pusieron en 1939, con el final de la guerra civil. Adjunto foto del “condesito” ante un edificio que alberga La Caixa y sobre ella unas notarías. Vivió en París, Sevilla, Granada y cuando rompe con Goupil, en 1874, se va a Nápoles, alquilando una casa en Portici, donde coincide con artistas e inicia el cuadro que ha sido otro emblema de este autor, y que al verlo de cerca, uno entiende que no está firmado, aunque sí autentificado, porque, bajo mi punto de vista, no lo daba por acabado, como otras obras que he visto en esta exposición. Cuando en otoño, acabado el verano, regresan a Roma, ya estaba muy enfermo del estómago, muriendo de una hemorragia el <strong>21</strong> de Noviembre de 1874. Parece ser que si bien fue enterrado en Roma, su corazón está en la iglesia de Reus, la prioral de Sant Pere. La lápida dice “Dio el alma al cielo, su fama al mundo y el corazón a su patria “
El niño de Portici Il Contino Cultura 27 El coleccionista de estampas El preciosismo en su esplendor en manos de un pintor español, que sería el más conocido del siglo XIX de esta nacionalidad. Su hijo, Marià Fortuny i Madrazo, acabaría siendo un pintor reconocido también, pero eso… es otra historia. Si están por la zona, no dejen pasar la oportunidad, porque vale la pena, y solo estará abierta hasta el 7 de Septiembre. Disfruten del mito del pincel, déjense llevar por el trayecto de un mito. comparte comenta