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7. Calvo Serraller, Francisco (ed.): España. Medio Siglo de<br />
Arte de Vanguardia. 1939-1985. Madrid, <strong>Fundación</strong> Santillana-<br />
Ministerio de Cultura, 1985, vol. I, p. 293.<br />
8. Aróstegui, Antonio: El arte abstracto. Granada, Ediciones<br />
Cam, 1954.<br />
recuperar en cierto modo el pulso perdido del ADLAN de la República. No es casualidad que Sebastià<br />
Gasch, uno de los fundadores de ADLAN, firme la presentación del catálogo de esta exposición de 1948.<br />
La Academia Breve deja de existir en 1954 y los Salones de Octubre en 1957, certificando que<br />
una nueva situación se había instalado en el mundo artístico haciendo ya innecesaria su tarea en favor<br />
de la renovación artística. En efecto, en los primeros cincuenta se registran importantes cambios en<br />
la forma de entender la política de promoción cultural que responden no sólo a una estrategia oficial<br />
diferente, como tantas veces se ha dicho, sino también a una realidad artística que ha evolucionado, y<br />
a la que hay que dar respuestas diferentes. Desde finales de la sombría década de los cuarenta y en<br />
los primeros años cincuenta van surgiendo en varios lugares de España síntomas de esa evolución.<br />
Aparecen grupos de artistas, a menudo con sus propias publicaciones y revistas, que se oponen tanto<br />
al academicismo puro como a la aséptica figuración, ni moderna ni tradicional, de los pintores de la<br />
llamada Segunda Escuela de Vallecas o de la Escuela de Madrid, que por lo general practicaban en la<br />
década de los cuarenta una figuración —a menudo paisajista— con cierto sentido expresionista, compatible<br />
con un fuerte rigor constructivo de sabor clasicista. Estos nuevos grupos comienzan a aparecer<br />
por todo el panorama nacional apostando por algo diferente, mucho más claramente renovador<br />
y cosmopolita, que tiene en cuenta la obra de los grandes maestros y movimientos de la modernidad<br />
internacional. Me refiero a grupos como Pórtico, en Zaragoza (1947); Dau al Set, en Barcelona (1948)<br />
o L.A.D.A.C., Los Arqueros del Arte Contemporáneo, en Las Palmas de Gran Canaria (1950). Este último,<br />
“el grupo más rigurosamente abstracto y vanguardista de los aparecidos hasta el momento en<br />
España” 7 , había sido fundado entre otros por los editores de la revista Planas, los hermanos Millares,<br />
con los que <strong>César</strong> <strong>Manrique</strong> tiene una larga relación de amistad y camaradería. Cada uno de estos<br />
grupos propone visiones diferentes de la modernidad, pero en todos ellos se plantea ya el debate que<br />
centrará los artículos de los críticos y las conversaciones de los talleres durante gran parte de la década<br />
de los cincuenta: la dialéctica abstracción-figuración o, mejor, la fundamentación teórica de la abstracción<br />
8 . Si en el grupo Pórtico en ocasiones se practica una figuración en la que influyen Picasso,<br />
Klee y Miró, en otras ocasiones sus obras se adentran de lleno en la abstracción. En el grupo Dau al<br />
Set la nota distintiva está en cierta herencia surrealista, que se traduce en visiones nocturnas, entre<br />
corrosivas y trascendentes, que se han venido a denominar magicistas. Salvo en el caso de Joan Ponç,<br />
este magicismo pronto evoluciona hacia una investigación de la abstracción matérica y gestual. Como<br />
es sabido, en el caso de Tàpies, el miembro que antes se desliga de las experiencias del grupo, la<br />
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