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Euskal Autonomia Erkidegoko flora baskular mehatxatua

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anterioridad van desapareciendo y se produce un aumento de población, coincidiendo<br />

con el inicio del desarrollo industrial, cuyas fuentes energéticas son la madera y el carbón<br />

vegetal obtenidos de los bosques.<br />

— El desarrollo industrial y tecnológico del siglo XX (iniciado ya a finales del siglo XIX), que<br />

arrincona las actividades tradicionales que inciden en el territorio, agricultura y ganadería,<br />

y crea nuevas necesidades como el ocio o el turismo.<br />

Este último hito histórico ha tenido una fuerte repercusión en la CAPV, especialmente en la<br />

vertiente cantábrica, con un incremento espectacular de la población y de su actuación sobre el<br />

medio natural. Por ello, al igual que en la mayor parte de los países industrializados, el pasado siglo<br />

ha provocado cambios artificiales, nunca antes vistos en el medio, lo que ha tenido un reflejo<br />

directo sobre el medio natural.<br />

Resultado de esta historia es la actual situación de nuestro patrimonio florístico que podemos<br />

resumir brevemente así:<br />

— Las zonas bajas de la vertiente cantábrica sólo conservan vestigios de los antiguos bosques,<br />

que han sido sustituidos por prados y cultivos atlánticos, plantaciones forestales,<br />

asentamientos humanos e infraestructuras. La <strong>flora</strong> de esta zona, en un porcentaje muy<br />

elevado, es de amplia distribución en el continente europeo y tiene escasas especies raras<br />

o endémicas; en cambio, contiene unas pocas que presentan una distribución poco<br />

acorde con el clima actual, helechos subtropicales y plantas mediterráneas, especialmente<br />

en la franja costera, donde el número de plantas vasculares amenazadas es de más de<br />

una treintena. Las especies que presentan una situación más angustiosa son las que están<br />

adaptadas a los biotopos de arenales costeros, marismas, acantilados y barrancos encajonados<br />

cercanos al mar, de extensión ya de por sí muy reducida, y que han sufrido las consecuencias<br />

del desarrollo de los asentamientos urbanos e industriales así como del auge<br />

de las actividades de ocio; de hecho, algunas especies se han extinguido durante el último<br />

siglo. Parece ser el caso de Astragalus baionensis, Crucianella maritima, Otanthus maritimus,<br />

Silene uni<strong>flora</strong> subsp. thorei y algunas más. Varias de ellas cuentan aún con poblaciones<br />

nutridas en las cercanas costas del País Vasco francés y de las Landas.<br />

— En la vertiente mediterránea todavía se conservan extensiones de bosques naturales, especialmente<br />

en zonas de escaso valor agrológico, aunque por lo general en fases juveniles<br />

de recuperación del bosque maduro. Los mayores cambios se han realizado en los fondos<br />

de los valles y cuencas, y han sido consecuencia del desarrollo y mecanización de la<br />

agricultura, con la concentración parcelaria, que ha llevado a la destrucción de bosques<br />

de llanura y desaparición de linderos y ribazos, así como a gravísimas alteraciones de los<br />

cauces fluviales. Todo ello ha dado lugar a que haya aproximadamente una veintena de<br />

plantas vasculares con diversos grados de amenaza en estas zonas, refugiadas en varios<br />

casos en los pequeños y valiosos bosques isla.<br />

— Las montañas vascas, a pesar de su modesta altitud, guardan en sus umbrías un recuerdo<br />

vivo de tiempos pasados más fríos, y así nos encontramos con plantas que en el Pirineo o<br />

la cordillera Cantábrica son propias del piso subalpino, y aquí se muestran acantonadas<br />

en pequeños espacios propicios para ellas, en los que sobreviven en situación a menudo<br />

precaria. Este contingente de plantas es, en términos relativos, elevado, ya que unas 80 especies<br />

catalogadas con diversos grados de amenaza, se refugian en los ambientes de montaña.<br />

Por fortuna, el estado general de la <strong>flora</strong> de montaña es notablemente mejor que la<br />

de los valles y zonas bajas y, en términos generales, presentan un menor grado de<br />

20<br />

SARRERA • INTRODUCCIÓN

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