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Introducción a los modelos climáticos simples utilizados en - IPCC

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Introducción a <strong>los</strong> mode<strong>los</strong> climáticos <strong>simples</strong> <strong>utilizados</strong> <strong>en</strong> el Segundo Informe de Evaluación del <strong>IPCC</strong><br />

de la temperatura del aire <strong>en</strong> la superficie, que varía latitudinal y<br />

estacionalm<strong>en</strong>te. A su vez, estos cambios se usan como <strong>en</strong>trada de<br />

<strong>los</strong> mode<strong>los</strong> de glaciar, casquete y capa de hielo.<br />

Los estudios de glaciares bi<strong>en</strong> observados indican que <strong>los</strong> glaciares<br />

de un clima más húmedo son más s<strong>en</strong>sibles a <strong>los</strong> cambios de<br />

la temperatura ambi<strong>en</strong>te que <strong>los</strong> de las regiones secas. Esto<br />

obedece a que la distribución área–elevación es difer<strong>en</strong>te, y la<br />

retroalim<strong>en</strong>tación por albedo es más eficaz para <strong>los</strong> glaciares que<br />

ti<strong>en</strong><strong>en</strong> precipitaciones de nieve int<strong>en</strong>sas. Por consigui<strong>en</strong>te, a<br />

efectos del cálculo de la respuesta de <strong>los</strong> glaciares al cambio<br />

climático, todos <strong>los</strong> glaciares y casquetes de la Tierra se colocaron<br />

<strong>en</strong> una de 100 regiones, cada una caracterizada por la<br />

int<strong>en</strong>sidad de la precipitación y la zona glaciarizada correspondi<strong>en</strong>tes<br />

al pres<strong>en</strong>te. En cada región, la s<strong>en</strong>sibilidad del balance<br />

másico del glaciar a <strong>los</strong> cambios de temperatura dep<strong>en</strong>de de la<br />

precipitación media anual (ver Oerlemans y Fortuin, 1992). Los<br />

cálcu<strong>los</strong> del modelo comi<strong>en</strong>zan <strong>en</strong> 1990, a pesar de que hoy <strong>en</strong><br />

día la mayoría de <strong>los</strong> glaciares no están <strong>en</strong> equilibrio. Para t<strong>en</strong>er<br />

<strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta la pérdida de espesor observada actualm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> varios<br />

glaciares, las predicciones de las contribuciones de glaciares y<br />

casquetes al cambio de nivel del mar incluy<strong>en</strong> una t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia<br />

constante a largo plazo de subida del nivel del mar de<br />

0,5 mm/año, que es coher<strong>en</strong>te con las observaciones.<br />

Las contribuciones al nivel del mar de <strong>los</strong> mantos de hielo de<br />

Gro<strong>en</strong>landia y la Antártida se estiman con mode<strong>los</strong> del flujo de<br />

hielo dinámicos. En el caso de Gro<strong>en</strong>landia, se usa un modelo bidim<strong>en</strong>sional<br />

(latitud–longitud), con una resolución horizontal de<br />

20 x 20 km (Cadee, 1992), y para la Antártida, un modelo de capa<br />

de hielo tridim<strong>en</strong>sional, con una resolución horizontal de 20 km y<br />

14 capas (Huybrechts, 1992; Huybrechts y Oerlemans, 1990).<br />

Ambos mode<strong>los</strong> se fuerzan mediante <strong>los</strong> cambios de temperatura de<br />

promedio zonal producidos por el modelo climático atmósferaocéano<br />

acoplado. En el caso de Gro<strong>en</strong>landia, la tasa de acumulación<br />

se manti<strong>en</strong>e constante respecto a la estimada para el pres<strong>en</strong>te, que<br />

se basa <strong>en</strong> observaciones (Ohmura y Reeh, 1991), y <strong>los</strong> cambios de<br />

velocidad de fusión se calculan con un modelo simple del balance<br />

de <strong>en</strong>ergía de la superficie (van de Wal y Oerlemans, 1994). Los<br />

cálcu<strong>los</strong> del modelo empiezan <strong>en</strong> 1990, fecha <strong>en</strong> que se supone que<br />

el manto de hielo de Gro<strong>en</strong>landia estaba <strong>en</strong> equilibrio. En el caso de<br />

la Antártida, una combinación de observaciones y teorías sugiere<br />

que la tasa de acumulación debería aum<strong>en</strong>tar con <strong>los</strong> increm<strong>en</strong>tos<br />

de temperatura, de forma proporcional a la capacidad de ret<strong>en</strong>ción<br />

de humedad del aire sobre la Antártida. Por ello, la tasa de acumulación<br />

sobre la Antártida se obti<strong>en</strong>e de valores estimados<br />

observados actualm<strong>en</strong>te, y luego se aum<strong>en</strong>ta <strong>en</strong> proporción al increm<strong>en</strong>to<br />

de la presión del vapor de agua saturado <strong>en</strong> la atmósfera de<br />

la Antártida a medida que se cali<strong>en</strong>ta el clima. La ablación (fusión<br />

del hielo) <strong>en</strong> la Antártida no ti<strong>en</strong>e mucha importancia. El estado<br />

inicial de la capa de hielo se obtuvo por integración del modelo de<br />

capa de hielo durante <strong>los</strong> dos últimos cic<strong>los</strong> glaciales (que abarcan<br />

casi 200.000 años). Aunque este ejercicio indica que hoy <strong>en</strong> día hay<br />

un balance másico negativo a largo plazo, esto no se incluye <strong>en</strong> las<br />

predicciones de la contribución de la Antártida al aum<strong>en</strong>to del nivel<br />

del mar debido a la gran incertidumbre de <strong>los</strong> resultados; las predicciones<br />

de la contribución de la Antártida a <strong>los</strong> cambios de nivel del<br />

mar se calculan como la difer<strong>en</strong>cia <strong>en</strong>tre pasadas del modelo con y<br />

sin forzami<strong>en</strong>tos por gases de efecto invernadero y aerosoles.<br />

Como <strong>en</strong> <strong>los</strong> cálcu<strong>los</strong> pres<strong>en</strong>tados <strong>en</strong> la sección 4.3.2, puede haber<br />

una amplia gama de valores de <strong>en</strong>trada para el modelo, que arrojan<br />

diversos valores del nivel del mar. Ahora bi<strong>en</strong>, <strong>los</strong> valores estimados<br />

medios, o “mejores”, que se obti<strong>en</strong><strong>en</strong> <strong>en</strong> este caso difier<strong>en</strong> <strong>en</strong> mucho<br />

de <strong>los</strong> resultados medios de la sección 4.3.1. Los resultados obt<strong>en</strong>idos<br />

<strong>en</strong> esta sección se muestran <strong>en</strong> la Figura 14, y hay que comparar<strong>los</strong><br />

con <strong>los</strong> de la Figura 13. La difer<strong>en</strong>cia mayor estriba <strong>en</strong> la<br />

contribución de la expansión térmica al nivel del mar, seguida de la<br />

difer<strong>en</strong>cia de la contribución de la Antártida. Si bi<strong>en</strong> cuando se<br />

publicó el SIE GTI no se habían resuelto satisfactoriam<strong>en</strong>te <strong>los</strong><br />

motivos de estas difer<strong>en</strong>cias, sí se id<strong>en</strong>tificaron varias difer<strong>en</strong>cias de<br />

las características de <strong>los</strong> mode<strong>los</strong> (ver el SIE GTI, sección 7.5.3.2).<br />

Entre las difer<strong>en</strong>cias que pued<strong>en</strong> revestir importancia para el compon<strong>en</strong>te<br />

de expansión térmica del aum<strong>en</strong>to del nivel del mar figuran: la<br />

resolución meridional del modelo bidim<strong>en</strong>sional; la forma <strong>en</strong> que <strong>los</strong><br />

difer<strong>en</strong>tes mode<strong>los</strong> formulan el intercambio de calor <strong>en</strong>tre la atmósfera<br />

y <strong>los</strong> océanos; la aus<strong>en</strong>cia del hielo marino del modelo de difusión-aflorami<strong>en</strong>to;<br />

difer<strong>en</strong>tes s<strong>en</strong>sibilidades climáticas (2,5°C para el<br />

caso medio del modelo unidim<strong>en</strong>sional, 2,2°C para el modelo bidim<strong>en</strong>sional,<br />

no ajustable); y la manera <strong>en</strong> que se repres<strong>en</strong>ta la variación<br />

termohalínica. En el caso de la contribución de la Antártida, se<br />

usan perturbaciones de la tempe-ratura difer<strong>en</strong>tes para forzar el<br />

manto de hielo, y para <strong>los</strong> resultados pres<strong>en</strong>tados <strong>en</strong> la sección 4.3.1<br />

se emplean s<strong>en</strong>sibilidades de la capa de hielo más pequeñas.<br />

4.3.3 Incertidumbres de las proyecciones del nivel del mar<br />

Las incertidumbres del compon<strong>en</strong>te de expansión térmica del<br />

cambio de nivel del mar medio mundial están vinculadas con las del<br />

cambio de temperatura de la superficie, porque la expansión termal<br />

se calcula a partir de la variación del cambio de la tempe-ratura del<br />

océano con la profundidad. Para s<strong>en</strong>sibilidades climáticas que<br />

oscilan <strong>en</strong>tre 1,5 y 4,5°C, la incertidumbre de la expansión térmica<br />

es de un factor de dos aproximadam<strong>en</strong>te a lo largo del siglo<br />

próximo. Las incertidumbres más importantes del cálculo de la<br />

contribución del hielo sobre tierra a la subida del nivel del mar a<br />

partir del cambio de la temperatura media mundial son: la distribución<br />

regional de <strong>los</strong> cambios de temperatura; el volum<strong>en</strong> inicial de<br />

<strong>los</strong> glaciares y casquetes, y su s<strong>en</strong>sibilidad fr<strong>en</strong>te a <strong>los</strong> aum<strong>en</strong>tos de<br />

temperatura; y el estado incial del balance de las capas de hielo de<br />

Gro<strong>en</strong>landia y la Antártida y su s<strong>en</strong>sibilidad a <strong>los</strong> aum<strong>en</strong>tos de<br />

temperatura. Por consigui<strong>en</strong>te, las incertidumbres de la subida del<br />

nivel del mar no se pued<strong>en</strong> separar de las incertidumbres del<br />

cambio de la temperatura media mundial. Téngase <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta que<br />

<strong>los</strong> cambios de acumulación también afectarán el volum<strong>en</strong> de hielo<br />

<strong>en</strong> tierra. Para <strong>los</strong> glaciares y casquetes y la capa de hielo de<br />

Gro<strong>en</strong>landia se supone una acumulación constante, mi<strong>en</strong>tras que se<br />

supone que la acumulación de la capa de hielo de la Antártida<br />

aum<strong>en</strong>ta a medida que sube la temperatura. Por ello, se ofrec<strong>en</strong> las<br />

Figuras 11 y 12 para mostrar las incertidumbres de la temperatura<br />

y el aum<strong>en</strong>to del nivel del mar.

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