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simplemente, periodismo
reportaje
s
Serrano recogió el guante una década después
en Contra la neutralidad (Península,
2011), libro en el que recorre la trayectoria
de cinco periodistas “comprometidos con
valores y principios que no tuvieron miedo
a adoptar una posición”: John Reed, Ryszard
Kapuscinski, Edgar Snow, Rodolfo
Walsh y Robert Capa. “Para escribir hace
falta valor y, para tener valor, hace falta
tener valores”, escribe Serrano. “Sin valores,
más vale callar”.
“Fue en África que realmente me hice
periodista porque tenía responsabilidades
muy distintas a las de un periodista
tradicional”. Kapuscinski horneó en aquel
continente esta militancia en derechos
humanos con la que dirigió su carrera y
que muchos siguen como una religión.
“¿Comprometido con qué? ¿Con la verdad
o con la ideología?”, cuestiona Alberto Arce
desde Honduras. “El periodismo no se puede
comprometer más que con los hechos”,
ventila este gijonés, corresponsal de AP
en Centroamérica y el periodista español
más laureado del último año (Rory Peck
Trust, Gramling Journalism, Robert Spiers
Benjamin, Sigma Delta Chi, Society of
Professional Journalists y Deadline Club).
“El periodismo informativo de calidad
siempre es al mismo tiempo socialmente
comprometido”, refuerza desde Estambul
José Miguel Calatayud, freelance, excorresponsal
de la Agencia EFE en África Central
y premio Dario D’Angelo por el reportaje
A la horca con 14 años. Gumersindo Lafuente,
exSoitu y exElPais.com a punto de
lanzar porCausa, un medio centrado en
la investigación social y el periodismo de
datos con foco en desigualdad y pobreza,
se sube sin embargo al carro del polaco y
apuesta por marcar diferencias. “Ojalá pudiésemos
confiar simplemente en el periodismo,
pero la realidad es otra”, justifica. “El
periodismo social no es activista aunque en
ocasiones parezca actuar como un lobby”,
suaviza y define José Julián Barriga, exdirector
de Servimedia, en la entrevista que
nos concede unas páginas más adelante.
José Miguel
Calatayud,
freelance y
excorresponsal
de EFE en África
Central, cerca de
Juba, al sur de
Sudán, en julio
de 2011.
“La mayoría de los habitantes del mundo
vive en condiciones muy duras y terribles,
y si no las compartimos no tenemos derecho
–según mi moral y mi filosofía, al
menos– a escribir”. La mexicana Cristina
Ávila Zesati, fundadora de Corresponsales
de Paz, dirige un pequeño equipo que se
ocupa de historias relegadas por los grandes.
“Para nosotros, lo noticiable es la paz,
la resolución de conflictos”. También Javier
Bauluz ha dado un apellido a la información
que publica Periodismo Humano, el
digital que fundó y dirige con perspectiva
de derechos humanos, paraguas bajo el
que acordaron trabajar los firmantes del
Manifiesto Periodismo y Derechos Humanos,
igualmente promovido por el premio
Pulitzer, en julio de 2008. “El periodismo
comprometido es al periodismo lo que sería
darle un carnet de conducir a alguien que
se ha quedado ciego, una tara profesional,
un receptor de aplausos entre familiares y
amigos; el periodismo comprometido es
una contradicción en términos, una etiqueta
y las etiquetas llevan fecha de caducidad”,
resuelve frontal Alberto Arce.
“El verdadero periodismo se fija un objetivo
e intenta provocar algún tipo de
cambio”. El aforismo es del maestro, una
vez más. Quienes asumen una posición tan
estrecha con sus historias corren el riesgo
de ser acusados de soslayar el activismo.
“Cada uno tiene sus opciones personales,
“Fuerte con los
fuertes y débil
con los débiles”,
pretendía Enrique
Meneses de cualquier
periodista
pero a la hora de sentarse a escribir hay
que saber diferenciar y dejar al lector sacar
sus propias conclusiones”, rechaza José
Naranjo, freelance especializado en migraciones
con base en Malí, en una postura que
respalda José Miguel Calatayud: “Una cierta
distancia es siempre necesaria”. Para Lucila
Rodríguez-Alarcón, “tal y como están los
medios, prácticamente los únicos que se
lanzan al periodismo comprometido son
activistas y lo hacen sin apoyo”. Con una
opinión cercana, Gumersindo Lafuente
cree que el periodista debe ser “un rebelde
cotidiano, de baja intensidad pero muy
persistente”.
“La noticia debe servir para aumentar
el conocimiento del otro, el respeto del
otro”. Cristina Sánchez, directora del espacio
de RNE Países en conflicto, concuerda
meridiana: “Sin su valiente y valioso compromiso,
no existiríamos; son sus voces
las que deben ser alzadas y merecen ser
escuchadas”. “Fuerte con los fuertes y débil
con los débiles”, que pretendía Enrique
Meneses de cualquier “aventurero” que
ejerciera el periodismo. Debate de aristas
imprecisas, Olga Rodríguez, defensora de
la Comunidad de Eldiario.es, y Pilar Requena,
periodista de En Portada de TVE, se
emplearon a fondo en definir sus fronteras
durante el encuentro Periodistas en guerra
organizado por la FAPE e IPECC en febrero.
“Hay épocas en que toda indiferencia es
criminal y es obligado tomar partido por la
justicia y los derechos humanos”, sostuvo
Olga Rodríguez frente a la apología de
neutralidad de Pilar Requena, quien abogó
por ejercer con un solo uniforme, el de
periodistas, y “transmitir lo que vemos de
la forma más honesta”.
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