Periodistas
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noticias fape<br />
Manuel Martín Ferrand<br />
Tristes mañanas sin<br />
Manuel Martín Ferrand<br />
Luis Ángel de la Viuda, periodista<br />
Me ha pasado en un par de ocasiones. Instintivamente,<br />
cuando he abierto el diario<br />
ABC, por unos segundos he buscado la<br />
columna Ad libitum de Manuel Martín Ferrand.<br />
Desdichadamente he vuelto a la triste<br />
Concha García Campoy<br />
Mi querida amiga Concha<br />
Manuel Campo Vidal,<br />
presidente de la Academia de las<br />
Ciencias y Artes de la Televisión<br />
Durante años trabamos una gran amistad<br />
que ha durado hasta su inesperada desaparición.<br />
Amistad, complicidad y coincidencia<br />
profesional. Era periodista vocacional y le<br />
apasionaba la verdad. Era valiente y generosa.<br />
Cuando la Academia estaba a punto de<br />
desaparecer hace siete años, se incorporó<br />
conmigo a una candidatura de salvación. Y<br />
desde entonces fue nuestra portavoz.<br />
Concha venía de una familia muy humilde.<br />
Estuvo a punto de morir cuando tenía<br />
cuatro años en las terribles inundaciones de<br />
1962 en el Vallés en Cataluña. Toda la familia<br />
llegó a figurar en la lista de desaparecidos.<br />
Años después, en Onda Cero, entrevistó a<br />
Joaquín Soler Serrano, quien en esa tragedia<br />
había estado en los micrófonos de Radio<br />
Barcelona solicitando ayuda para los damnificados.<br />
Acabaron los dos muy emocionados.<br />
En enero, me llamó para decirme que<br />
necesitaba un segundo trasplante. No podría<br />
estar con nosotros el 13 de febrero, para<br />
recibir el premio Joaquín Soler Serrano.<br />
realidad: nunca tendremos de buena mañana<br />
la prosa cuidada, la opinión libre, el análisis<br />
documentado y el retintín de ese hombre<br />
cabal, de ese periodista total, de ese articulista<br />
anhelado que hasta hace unos días era<br />
Manuel Martín Ferrand.<br />
En España es de sobra repetido la facilidad<br />
que se tiene para el elogio póstumo y<br />
el cicatero reconocimiento de los méritos<br />
de las personas mientras están vivas. Manuel<br />
Martín Ferrand, que ha sido reconocido<br />
como persona infatigable, como profesional<br />
del periodismo en que dominó todas las<br />
ramas (prensa escrita, diaria, semanal o<br />
mensual, radio comercial e institucional y<br />
fundador de televisión privada, tras éxitos<br />
interrumpidos en TVE), también conoció<br />
en vida la escasez de miras y la falta de generosidad<br />
de propios y extraños, de la que<br />
Manuel nunca se quejó ni desvió su propósito<br />
al hacer del periodismo una razón de ser,<br />
un medio de vida y un modelo de conducta<br />
libre, abierta y exigente.<br />
Era de los mejores. El mejor en algunas<br />
cosas, pero indiscutiblemente el mejor en<br />
la amistad, la claridad y la exigencia. Habrá<br />
mañanas, muchas mañanas que, sin querer,<br />
abriremos el ABC por la página de la columna<br />
de Manuel Martín Ferrand. Y no estará<br />
definitivamente su libérrima opinión; tristes<br />
mañanas en todo caso.<br />
Le pedí que grabáramos un mensaje para<br />
ese día. Confieso que tenía el temor de que<br />
fueran sus últimas imágenes en televisión y<br />
desgraciadamente así fue. En todo ese tiempo<br />
no le noté un momento de desesperanza,<br />
de decaimiento, y unos días antes de su<br />
fallecimiento estaba exultante, con mucha<br />
fuerza, con mucha ilusión antes de que la<br />
doblegara la crisis hepática. Guardo en mi<br />
teléfono su SMS tan tierno de la noche del<br />
premio. Estaba muy conmovida porque<br />
su hijo Lorenzo lo recogía en su nombre.<br />
El mensaje decía así: “Manuel: gracias por<br />
hacer este acto precioso. Estoy muy emocionada<br />
por mi hijo. No hace falta que te<br />
diga cuánto te quiero”.<br />
Éramos como hermanos. Todos los que<br />
tuvieron la inmensa suerte de conocerla<br />
saben que era una persona verdaderamente<br />
adorable.<br />
Pilar Narvión<br />
La mano de Pilar<br />
Charo Zarzalejos, periodista<br />
Fue el 23-F. Julia Navarro y yo, además de otros<br />
muchos compañeros, allí estábamos, en primera fila<br />
de la tribuna de prensa del Congreso. Recuerdo<br />
que nos tomábamos la tarde con tranquilidad.<br />
Era seguro que Calvo Sotelo resultaría investido<br />
presidente. Pero en la política, como en la vida, las<br />
sorpresas no avisan. La sorpresa llegó en forma de<br />
uniforme y metralleta.<br />
Llegaron los uniformes y los tiros. Julia y yo nos<br />
echamos —nos echaron—al suelo. Recuerdo que<br />
caí de manera que mi cara quedó boca arriba y<br />
podía mover un brazo. Casi encima nuestro estaba<br />
Pilar Narvión. Su serenidad me impresionó. “¿Qué<br />
está pasando, Dios mío?”, pregunté aterida de<br />
miedo. Y fue Pilar Narvión la que nos dijo: “Niñas,<br />
apuntad, esto es un golpe de Estado”. Pilar cogió<br />
mi mano y por unos instantes me la apretó: “Estás<br />
helada. No tengas miedo”. Fueron apenas unos<br />
instantes que me quedaron grabados. La gran, la<br />
enorme periodista Pilar Narvión, una de las pioneras,<br />
la entrañable y admirada compañera hizo que<br />
me sintiera más acompañada y me dio un consejo<br />
imprescindible para ejercer el más bello oficio del<br />
mundo como es el periodismo: “No tengas miedo”.<br />
Ella no lo tuvo ni para vivir ni para morir.<br />
Enrique Beotas<br />
En el podio de la<br />
información de la salud<br />
Alipio Gutiérrez, presidente de la<br />
Asociación de Informadores de la Salud<br />
Hemos perdido no solo a una persona buena, sino<br />
también a un buen profesional que durante décadas<br />
ha sabido trasladar a los ciudadanos la mejor<br />
información. La Rebotica, el programa sobre salud<br />
decano de la radio española y que tras pasar por<br />
la Cadena SER, la COPE y en la actualidad en Gestiona<br />
Radio, se queda ahora huérfano. Su editor y<br />
director durante décadas, Enrique, nos ha dejado,<br />
pero su trabajo, su influjo y el ánimo de seguir<br />
contando historias con el máximo rigor científico,<br />
se quedan con nosotros.<br />
Estoy convencido de que sus compañeros y<br />
discípulos sabrán mantener la información sobre<br />
salud en el sitio que se merece; en el sitio en el<br />
que ahora está gracias a la labor encomiable de<br />
Enrique Beotas. Su apuesta por llenar las ondas de<br />
radio de salud fue visionaria. Lo que hoy es algo<br />
cotidiano, ayer parecía un milagro.<br />
Descansa en paz. Gracias Enrique por servir de<br />
guía a tantos periodistas que se han fijado en ti y<br />
que deseaban acercarse al podio de la información<br />
sanitaria donde tú siempre has estado.<br />
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