Periodistas

DOS GENERACIONES
Carmen Delgado (Madrid, 1928). Fue
intérprete jurado de inglés y francés. Ya
casada y con cuatro hijos, a los 50 años,
preparó unas oposiciones a la Administración
del Estado, en la que ejerció
como funcionaria hasta su jubilación en
1993. Siguió trabajando en casa como
traductora (fue traductora oficial del COI
en España hasta el año 2002). Al morir
su marido, en 2004, se plantea estudiar
Periodismo, un viejo deseo que no pudo
realizar antes. Su mal estado de salud ha
interrumpido su nuevo proyecto: continuar
sus clases en el taller de escritura
Fuentetaja para realizar otro sueño: terminar
su novela, iniciada hace 40 años.
Javier Calero (Badajoz, 1990). Empezó
la carrera de Periodismo queriendo ser
cronista deportivo pero con un punto comprometido.
Preocupado por la realidad
social del país, le apasionaba y apasiona la
política. De escarmentar con una primera
experiencia profesional demasiado joven,
a mostrar con sátira las consecuencias de
la misma política en los Derechos Humanos
de Madrid con Amnistía Internacional.
Tras un año en Francia de Erasmus, donde
cursó el último año de Periodismo, trabaja
en ABC como redactor en prácticas de
Economía, misma materia que estudia a
distancia. También hizo teatro, pero eso es
otra historia...
s
Liceo Francés, una mezcla de perito mercantil
y profesor mercantil, que también
tenía algo que ver con la economía, y no
volví a hincar los codos hasta cumplidos
los 50. Cuando ya todos mis hijos se
habían marchado de casa, preparé una
oposición y trabajé en la Administración
pública durante 14 años.
J.C.: ¿Y cómo te entró el gusanillo de Periodismo?
C.D.: Uno de mis ídolos era Manu Leguineche.
No había libro de él que no me
comprara y guardaba todas sus crónicas
de ABC. También Enrique Meneses me
gustaba mucho, conservo recortes de sus
fotografías. Y tú, ¿por qué estudiaste Periodismo?
J.C.: Empecé la carrera en 2008, un mes
después de que Zapatero reconociera que
había crisis. Mi motivación hacia esta
profesión ha ido evolucionando desde
que me matriculé hasta ahora. Primero
tomé contacto con la información deportiva,
luego tuve cierta crisis profesional y
finalmente me interesaron Economía e
Internacional. Aprendí a leer con el diario
Marca, que mi padre traía a casa. Me
avergüenzo un poco, pues el periodismo
deportivo de hoy parece de trinchera, de
bufanda. También tuve una profesora
de Filosofía en el instituto que me hacía
escribir mucho, que me decía que tenía
alma de periodista.
C.D.: Es decir, que te fuiste derecho a Periodismo
nada más terminar el bachillerato.
J.C.: Sí, pero me hubiera gustado estudiar
otra carrera antes. Tengo mucha
vocación, pero considero que la práctica
ha de estar fundada en conocimientos
sólidos que solo ofrecen en profundidad
otras disciplinas.
C.D.: “Tú matricúlate”, me dijo un primo
mío, “ya verás como no resistes ni un
mes”. Y mira, soy la persona de más edad
en empezar una carrera. Me matriculé a
los 77, hoy tengo 85.
J.C.: Yo cumplí 22 en noviembre.
C.D.: Mi nieto estudió Periodismo casi
a la par que yo. “Quiero una carrera facilita
y que dé dinero, estoy pensando
en Periodismo”, me dijo antes de elegir.
“Lo importante es hacer lo que te guste”,
le aconsejé. Y me animé a matricularme
con él, aunque hube de empezar un año
después por el acceso, que estudié con sus
apuntes de selectividad. Hinqué los codos
todas las noches.
J.C.: Yo estudio por las tardes.
C.D.: Por las tardes yo iba a clase y por
las mañanas solo me da la cabeza para
desayunar y leer el ABC.
J.C.: ¡ABC! Esta tarde empiezo las prácticas
allí. El acceso a unas prácticas o a
un puesto de trabajo no es fácil para los
recién licenciados, por eso entre amigos
montamos pequeños medios y páginas
donde publicar. Usted también podría
hacerse un blog.
C.D.: De tú, por favor. Yo empiezo todo
tarde. Tengo un MySpace, donde publico
algunos de mis textos.
J.D.: Un blog te da más libertad. Puedes
estar trabajando en ABC, El Mundo, El
País o cualquier otro periódico y al mismo
tiempo publicar en un espacio propio, lo
que te ofrece mayor libertad para abordar
en profundidad determinados temas que
por cuestión de tiempo y espacio, línea
editorial o intereses empresariales no caben
en los medios tradicionales.
C.D.: Todos los periodistas, a excepción
de las grandes firmas, están condicionados
por la tendencia del medio para el
que trabajan. Mis excompañeras de la
facultad que han hecho prácticas en periódicos
así lo cuentan. Cuando intentas
salirte un poco o hacer una crítica que
no sea políticamente correcta, vas fuera
o te relegan a cualquier trabajillo menor,
así me lo aseguran compañeras que han
hecho prácticas en periódicos.
J.D.: No soy el lector típico de ABC. Estuve
de Erasmus en Francia y me encanta
Le Monde diplomatique, también leo
The Economist, los domingos El País, El
Mundo y ABC durante la semana pues lo
cojo en la redacción.
C.D.: Me gustaba el ABC de Ansón. Admiro
mucho a este hombre, aunque creo
que sus ideas están un poco off. Cuando
uno ejerce el periodismo, tiene que ser
más flexible, ser más contemporáneo. Soy
de la opinión de que un periodista tiene
que tener ideología y defenderla. La ideología
y la vida privada van unidas.
J.D.: No lo tengo tan claro. La vida profesional
debe ajustarse a los intereses de
la empresa, en la medida de lo posible.
Evitar ciertos temas que te exigen mojarte
demasiado. El periodista se debe a la ciu-
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