Periodistas
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
en portada<br />
simplemente, periodismo<br />
GRANDES HISTORIAS<br />
El niño cirujano<br />
Alberto Eisman,<br />
Director de Radio Wa (Uganda)<br />
Cuando oímos: un niño soldado, ¿en<br />
qué pensamos? Posiblemente tengamos<br />
la imagen de un ser que ha sido<br />
transformado en una terrible y efectiva<br />
máquina de matar. Gracias a Mayendit<br />
(nombre ficticio para una persona bien<br />
real), aprendí rasgos completamente<br />
desconocidos de esa palabra.<br />
Una noche, en medio de esa oscuridad<br />
africana que invita a la confidencia<br />
y a la apertura, le pregunté si había sido<br />
parte de la milicia sursudanesa y, como<br />
si hubiera tocado un nervio sensible,<br />
por su defensiva respuesta sabía ya la<br />
contestación... Lejos de achantarse o<br />
de echar tierra al asunto, me contó su<br />
historia en primera persona.<br />
Mayendit fue un verdadero niño soldado,<br />
pero no fue entrenado para matar<br />
sino para todo lo contrario. A él la<br />
guerrilla lo destinó para formar parte de<br />
la sección sanitaria. No sé si pudo tener<br />
por lo menos un instructor de calidad<br />
en un país donde los médicos cualificados<br />
brillan por su ausencia, me imagino<br />
que lo entrenaría un medical assistant,<br />
un tipo de personal sanitario curtido<br />
en mil vicisitudes médicas, verdaderos<br />
artesanos del ingenio médico en un<br />
ambiente donde las circunstancias te<br />
obligan a ponerte en manos de Dios, de<br />
la suerte y de uno de estos personajes.<br />
El entrenamiento médico duró tres<br />
semanas. Aquello parecía más una formación<br />
de carpintería ósea y muscular<br />
que un verdadero curso de primeros auxilios.<br />
Le enseñaron qué medidas tomar<br />
para tratar heridas de bala según la parte<br />
corporal donde hubieran impactado.<br />
Pura inmersión en la cirugía de urgencia.<br />
Lo declararon apto para el servicio<br />
y tuvo un brutal bautismo de fuego. En<br />
la batalla de Gogrial, entre las fuerzas<br />
gubernamentales de Sudán y la milicia<br />
del SPLA, las víctimas fueron numerosísimas.<br />
La situación era desesperada. Fue<br />
una carnicería en toda regla y, en medio<br />
de todo ese horror, Mayendit tenía que<br />
mantener la serenidad y la sangre fría,<br />
tenía que demostrar que era un hombre<br />
y un soldado (por este orden) y hacer su<br />
servicio. Allí, en su improvisado lazareto,<br />
tuvo que lavar heridas, desinfectar,<br />
coser, cauterizar, volver intestinos a<br />
su sitio… Con apenas 15 años, él y un<br />
puñado de jóvenes entrenados como él<br />
tenían en sus manos el destino de aquellos<br />
desgraciados que cayeron heridos<br />
en el campo de batalla y como fondo<br />
musical el desgarrador soniquete de las<br />
balas perdidas, los gritos de auxilio y las<br />
detonaciones de morteros y granadas.<br />
Me describió aquella batalla mirando<br />
a un árbol y me dijo: “Cuenta las hojas<br />
de ese árbol y te puedes hacer una idea<br />
de los muchos que murieron. Ese día,<br />
uno podía creer que se había extinguido<br />
de la faz de la tierra la raza humana”.<br />
No sé si Mayendit ayudó a muchos<br />
a sobrevivir a aquella hecatombe.<br />
Quiero creer que sí. Quizás sus ganas,<br />
su juventud y el saberse responsable de<br />
la supervivencia de sus camaradas pudieron<br />
suplir su falta de conocimiento<br />
médico. Vivió para contarlo y aunque le<br />
propusieron reengancharse, Mayendit<br />
dijo que no. Ha llegado la paz y quiere<br />
disfrutarla. Con sus veintipocos años<br />
quiere alcanzar una meta no menos<br />
noble que la de salvar vidas: terminar la<br />
secundaria. Ojalá que le vaya bien, se lo<br />
deseo de corazón.<br />
22 <strong>Periodistas</strong>