Cese el fuego
de Jacobo Arenas, fundador de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejercito del Pueblo. Una visión no oficial dela historia moderna de Colombia y de las FARC
de Jacobo Arenas, fundador de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejercito del Pueblo.
Una visión no oficial dela historia moderna de Colombia y de las FARC
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una vez tuvo algo que ver con una niña de ocho años y hubo que llevarla al hospital de Ibagué<br />
donde le hicieron una operación porque la había vu<strong>el</strong>to nada. —Y, ¿no metieron a la cárc<strong>el</strong> al viejo<br />
sátiro? No... no... ¿no ve que era hermano d<strong>el</strong> gobernador? Después, mi papá vendió la finquita y<br />
compró otra pero lejos de la hacienda, y allí de pronto comencé a ver que mi papá y mi mamá se<br />
reunían de noche como a las escondidas con otros señores que venían cada 15 días. Una noche me<br />
escondí en <strong>el</strong> zarzo que quedaba encima de la pieza donde hacían las reuniones y pude oír cosas que<br />
en principio no puede entender pero que luego quedaron perfectamente claras para mí. Se hablaba<br />
allí déla importancia de la célula comunista, como organizadora y conductora de las luchas<br />
campesinas, pero especialmente de las luchas de los campesinos pobres por la tierra y contra <strong>el</strong><br />
poder d<strong>el</strong> latifundio, Se hablaba de la necesidad de crear un partido de masas, de muchos miles de<br />
militantes en capacidad de organizar a los campesinos, en sindicatos, ligas campesinas y uniones de<br />
lucha para enfrentar a los latifundistas y capitalistas reaccionarios. Se hablaba de la Unión Soviética<br />
y de muchos otros países socialistas donde la clase obrera en alianza con los campesinos pobres y<br />
otros sectores de la población explotada había llegado al poder y sentaba las bases materiales y<br />
espirituales de la sociedad comunista.<br />
—Allí se hablaba de todo y se ponía <strong>el</strong> acento en la importancia de la Revolución y su victoria aquí<br />
en Colombia. ¿Y todo eso lo oyó usted esa noche cuando estaba escondida en <strong>el</strong> zarzo que quedaba<br />
encima de la pieza donde su papá y su mamá, y los otros señores se reunían? "No, señor... digo...<br />
no, camarada comandante, fue que yo al día siguiente te exigí a mi papá que tenía que dejarme<br />
asistir a las reuniones y él me dijo que no podía, que esas reuniones eran para mayores de edad, que<br />
yo sí podía militar pero en la juventud y que como en la región no estaba todavía organizada la<br />
JUCO , tenía que esperar. Entonces esperé y a los 15 días, antes de que los señores llegaran a la<br />
reunión, volví á encaramarme en <strong>el</strong> zarzo pero mi papá trepó y me bajó de allí y fue cuando les dije<br />
a todos que pedía militancia en la célula y entonces todos dijeron que sí, que podía militar. De ahí<br />
para acá he sido militante d<strong>el</strong> partido. Por eso es que le digo que desde chiquita soy comunista.<br />
Luego crecí y a los trece años me casé, precisamente con Andrés que era uno de los señores que se<br />
reunía con otros en la casa de papá y mamá.<br />
—Y ¿por qué se casó tan joven? "Andrés también en esos tiempos era joven. Además don<br />
Gabri<strong>el</strong>ito, <strong>el</strong> hijo de don Epi, viéndome ya formadita se había encaprichado de mí, iba dos veces<br />
por semana a casa y ya no me invitaba a baño sino que me hacía propuestas concretas; me decía que<br />
Si yo era de él se casaría conmigo y yo sería rica como él. Pero como yo sabía que eso mismo les<br />
decía a todas las muchachas bonitas de la región, para evitarme problemas resolví casarme con<br />
Andrés. Ni Andrés ni yo sabíamos de planificación familiar y por eso casi cada año hubo un hijo.<br />
Luego para obviar dificultades en la militancia y <strong>el</strong> cumplimiento de las tareas, nos pusimos de<br />
acuerdo y paramos la producción. Como usted puede ver, ya los chinos van para grandes. Todos<br />
<strong>el</strong>los militan en la JUCO y salieron buenos militantes. Todos están todavía en casa y dicen que<br />
como quieren tanto a papi y mami ahí se quedan hasta cuando se casen, y crezca la lucha”.<br />
Luego de oír atentamente <strong>el</strong> r<strong>el</strong>ato de Magdalena, le dije Póngase las pilas hermana y no se deje<br />
echar mano délas tropas <strong>el</strong> capitán Alfonso Galindo Rojas. El cumple órdenes y la orden de lo alto<br />
es torturar, matar, exterminar. Le conté la historia de las hordas de Atila y lo que es la práctica de la<br />
teoría de la Seguridad Nacional y su estatuto de seguridad, y <strong>el</strong>la me respondió: "Si es así, pues a la<br />
lucha comandante, ustedes como organización militar y nosotros como organizaciones campesinas<br />
junto al movimiento obrero de las ciudades, por un movimiento de las grandes masas y por una<br />
Colombia libre y soberana".