Revista Cuba Internacional - Prensa Latina

En Boca de Guamá preservan
Por Wilfredo Alayón/Fotos: PL
La Boca de Guamá, el centro turístico
más visitado de la Ciénaga
de Zapata, al sur de la occidental
provincia cubana de Matanzas, debe
su fama entre otras atracciones a un
notable criadero de cocodrilos.
En el pintoresco lugar, a unos 160
kilómetros al sureste de La Habana,
se reproducen en corrales y condiciones
seminaturales el cocodrylus
rhombifer, endémico de Cuba, y el
cocodrylus acutus, de procedencia
americana.
Inaugurado en 1960, sus objetivos
son conservar y desarrollar estas
especies que estaban en peligro de
extinción por la caza indiscriminada
a que estaban sometidas, y crear una
fuente de trabajo para los pobladores
de la zona llamados cenagueros.
El rhombifer es oriundo de Zapata
y de la Ciénaga de Lanier, en la Isla
de la Juventud, mientras el acutus
habita en la costa sur de la mayor de
las Antillas y en algunos lugares de la
ribera norte.
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Especialistas destacan que la existencia
del invernadero ha permitido
la reproducción en cautiverio, aumentar
el número cada año y dominar
diferentes aspectos biológicos importantes
para el manejo de las crías.
Todas estas labores —afirman—
han posibilitado contar en la actualidad
con generaciones puras del más
grande de los reptiles cubanos, logradas
en la unidad de referencia.
UNA ESpECIE
CENTENARIA
Según la literatura científica, los
ejemplares viven entre 80 y 100 años,
son carnívoros, se alimentan de insectos,
moluscos, aves y peces, mientras
la época de celo comienza en diciembre
y termina en abril, y desovan una
vez al año.
Etiam Pérez, graduado de Biología
y trabajador del criadero, ratificó a
Cuba Internacional el potencial centenario
de los cocodrilos, aunque el
más veterano por él conocido —dijo—
completó los 13 lustros.
“El promedio de huevos por hembra
es de 30 y los porcentajes de natalidad
oscilan entre 65 y 70”, aseveró.
Las pieles son utilizadas con fines
comerciales y tienen amplia demanda
en el mercado internacional para
la confección de carteras, zapatos y
otros objetos de valor.
Como subproductos la carne, el
escudente dorsal, los dientes y la
grasa, son también de utilidad para el
ser humano.
Pérez, un enamorado de esta apasionante
labor, señaló que los cuerpos
de los animales que mueren se
emplean en taxidermia.
“Estamos enfrascados en los estudios
del papel de la hibridación dentro
de la evolución de la especie”,
comentó.
Acorde con el experto, el plan de
manejo zootécnico persigue utilizar la
población en cautiverio en territorios
de la Ciénaga de Zapata donde puedan