Nº 15 de la revista AVANCE Sindical - SOMA FITAG-UGT

AVANCE sindical
HISTORIA
Veinte años del encierro en el histórico pozo minero
Barredo, un paso adelante
Veinte años después del emblemático encierro en el pozo Barredo, el paso del tiempo ha permitido
valorar la verdadera trascendencia de esta épica protesta emprendida en defensa de la pervivencia
del carbón y de las comarcas mineras, que marcaría un antes y un después en la reestructuración del
sector, en el proceso de modernización y cambio estructural de estos territorios y sentaría los cimientos
de la unidad de acción sindical que hoy perdura.
L
a dureza del proceso de reconversión planteado para el conjunto
de la minería española y para la empresa pública Hunosa obligó a las
direcciones de los sindicatos mayoritarios del sector, el entonces SOMA-
UGT y CCOO, a aparcar las negociaciones y a responder con la movilización.
Antes de tomar Barredo, se barajaron otros lugares donde llevar
a cabo el encierro, como la Junta General del Principado o la catedral de
Oviedo, pero el SOMA-UGT propuso realizar la protesta en el pozo María
Luisa o en el de Barredo, emplazamientos con una carga simbólica
mucho más fuerte.
El 22 de diciembre de 1991, las Comisiones Ejecutivas de ambas
organizaciones, encabezadas por sus respectivos secretarios generales,
José Ángel Fernández Villa y Antonio González Hevia, iniciaban un
encierro en la cuarta planta de la histórica explotación situada en el mierense
barrio de Bazuelo. Los 36 sindicalistas apostados en el interior del
pozo pasarían allí aquellas navidades y no abandonarían su encierro
hasta días después de la entrada del nuevo año.
durante los doce días que duró el encierro en solidaridad con los recluidos,
que fueron aclamados con vítores de la multitud a su salida.
Un antes y un después
Considerado como un hito del movimiento sindical, el encierro de
Barredo supuso un punto de inflexión en el proceso de ajuste del sector
y de desarrollo territorial, que evitó la liquidación de la minería del carbón
en el corto plazo y abrió el camino del cambio estructural de las comarcas.
La relación personal de confianza y amistad entre José Ángel
Fernández Villa y Antonio González Hevia fueron determinantes para la
resolución del conflicto y la consecución de los objetivos que las organizaciones
sindicales se habían propuesto.
No fue tarea sencilla, sobre todo teniendo en cuenta la presión política
que el secretario general del PSOE, Felipe González, intentaba ejercer
sobre Fernández Villa como integrante de la Comisión Ejecutiva
Federal del partido, y el apoyo mediático que el presidente del gobierno
recibía de los medios de comunicación afines. Pese a ello, en el desbloqueo
de la situación jugaron un papel muy activo miembros de la
Comisión Ejecutiva Federal del PSOE, como Paco Marugán y Txiqui
Benegas, que incluso estuvieron dispuestos a bajar al pozo para actuar
de mediadores e intercambiaban información escrita con el secretario
general del SOMA-UGT para conocer en detalle la evolución de los acontecimientos.
José Ángel Fernández Villa y Antonio González Hevia a su
salida del encierro, arropados por compañeros y familiares.
El acontecimiento sacudió la conciencia de la sociedad asturiana y
su repercusión superó las fronteras regionales. Los encerrados recibieron
la visita de los secretarios generales de UGT y CCOO, Nicolás
Redondo y Antonio Gutiérrez, en apoyo a sus reivindicaciones. En el
exterior de la mina, las huelgas y las movilizaciones de los trabajadores
se sucedieron por toda Asturias. Además de las vivencias personales y
de los lazos de amistad forjados entre los encerrados, en Barredo se sentaron
las bases de la unidad de acción sindical que aún se mantiene en
la actualidad. Cientos de personas se agolparon a los pies del castillete
Así, los encerrados del sindicato tuvieron permanente conocimiento
de lo que iba sucediendo en el exterior y compartían las novedades y
algunas de las propuestas que les llegaban con los compañeros de
CCOO, como el compromiso político para abrir un proceso de negociaciones
con la dirección estatal del PSOE una vez se diesen las condiciones
para abandonar el encierro. El apoyo de Alfonso Guerra también fue
trascendental en aquella ocasión, como lo ha sido a lo largo del proceso
de reestructuración de la minería del carbón y de las comarcas. Desde la
década de los 80, el entonces vicesecretario general del PSOE fue un
respaldo político fundamental, incluso en sus responsabilidades de
Gobierno.
Terminado el encierro, se retomó la negociación y la sede socialista
de Ferraz fue el punto de reunión entre las partes. En las conversaciones
se lograron importantes avances, pero sin llegar al acuerdo definitivo. En
torno a las mesas se vivieron momentos de máxima tensión con el presidente
de Hunosa, Juan Pedro Gómez Jaén. Después, las conversaciones
se trasladaron a un caserío de San Sebastián, en las faldas del
monte que rodea la bahía de la Concha. Allí, una reproducción del
Guernica fue testigo de la intensidad de las negociaciones, donde se presentaron
avances que serían aprobados en Consejo de Ministros dos
meses más tarde. La tensión durante el periodo de negociaciones se respiraba
incluso a través de la televisión, como sucedió en el programa «A
diciembre 2011
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