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pide el retorno de su esposo ausente, otra la restauración de la salud para el enfermo. Que vuestras peticiones<br />
sean hechas con los Mártires.”<br />
Pregunta: ¿Hay algún testimonio en las Sagradas Escrituras sobre la oración mediadora de los<br />
santos en el cielo?<br />
Respuesta: El Evangelista San Juan, en el Apocalipsis, muestra en el cielo un Angel, al cual “se le dio<br />
mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante<br />
del trono. Y de la mano del Angel subió a la presencia de Dios el humo del incienso con las oraciones<br />
de los santos” (Apoc. 8:3-4).<br />
Pregunta: ¿Hay algún testimonio en las Sagradas Escrituras sobre apariciones de santos del cielo?<br />
Respuesta: El Evangelista San Mateo relata que después de la muerte de Nuestro Señor Jesucristo en<br />
la Cruz “se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos, que habían dormido, se levantaron; y<br />
saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de El, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a<br />
muchos” (Mat. 27:52-53). Y como un milagro tan grande no podía ocurrir sin un fin adecuado, debemos<br />
suponer que dichos santos aparecieron para anunciar el descenso de Jesucristo a los infiernos, y su<br />
triunfal resurrección, y así impulsar a los hombres nacidos en la Iglesia del Antiguo Testamento a pasar<br />
más rápidamente a la del Nuevo, recién fundada.<br />
Pregunta: ¿Qué testimonios hay que nos confirmen la creencia de que los santos, después de su<br />
partida, obran milagros por ciertos medios terrenales?<br />
Respuesta: El Segundo Libro de los Reyes testifica que, por tocarlo con las reliquias del Profeta Eliseo,<br />
un muerto fue traído nuevamente a la vida (2 Reyes 13:21). El Apóstol San Pablo obró curaciones y milagros<br />
no sólo en persona, sino por pañuelos y delantales tomados de su cuerpo (Hechos 19:12). Por<br />
este ejemplo, podemos entender que los santos, incluso después de su muerte, pueden obrar benéficamente<br />
por medios terrenales que Dios les otorgó por sus santas virtudes. San Gregorio el Teólogo, en su<br />
primer discurso contra Juliano, dice: “Tú no reverenciaste los sacrificios ofrecidos por Cristo ni temiste a<br />
los grandes ascetas, Juan, Pedro, Pablo, Santiago (Jacobo), Esteban, Lucas, Andrés, Tecla y el resto<br />
que antes y después de éstos sufrieron por la verdad, que soportaron fuego y espada, torturas y todos<br />
los sufrimientos, como si su cuerpo no fuese de ellos, o como si no tuviesen cuerpo. ¿Por qué? Para no<br />
traicionar ni con una palabra su devoción a Dios. Para los cuales hay, con justa razón, grandes honores<br />
y triunfos: son expulsados diablos, se curan enfermedades, aparecen en visiones y profetizan. Cuyos<br />
cuerpos, aunque separados, al ser tocados o reverenciados, tienen poder como sus santas almas. Y<br />
gotas de cuya sangre, tomadas de sus sufrimientos, tienen poder como en sus cuerpos.” San Damasceno<br />
escribe: “Las reliquias de los santos nos fueron dadas por Nuestro Señor Jesucristo como fuentes de<br />
salud, de las que fluyen múltiples bendiciones.” Y como una explicación de esto subraya que a través de<br />
la mente sus cuerpos también estaban habitados por Dios (Theol. lib. 4 cap. 15, v. 3-4).<br />
Pregunta: ¿Por qué es Santa la Iglesia?<br />
Respuesta: Porque está santificada por Jesucristo, por su pasión, por su enseñanza, por su oración y<br />
por los Sacramentos. “Como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a Sí mismo por ella, para santificarla,<br />
habiéndola purificado en la palabra con baño de agua, a fin de presentársela a Sí mismo, una Iglesia<br />
gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha” (Ef.<br />
5:25-27). En su oración a Dios Padre por los creyentes, Jesucristo dice entre otras cosas: “Santifícalos<br />
en tu verdad; tu palabra es verdad. Y por ellos yo me santifico a Mí mismo, para que también ellos sean<br />
santificados en la verdad” (Juan 17:17-19).<br />
Pregunta: ¿Por qué es santa la Iglesia si tiene dentro de ella a hombres pecadores?<br />
Respuesta: Los hombres que pecan, pero que se purifican por el verdadero arrepentimiento, no hacen<br />
que la Iglesia deje de ser santa, pero los pecadores impenitentes son separados del cuerpo de la Iglesia<br />
por acto visible de la autoridad eclesiástica o por el juicio invisible de Dios. Por ello es que también respecto<br />
a eso se conserva santa. “Quitad, pues, a ese perverso de entre vosotros” (1 Cor. 5:13); “El fundamento<br />
de Dios está firme, teniendo este sello: conoce el Señor a los que son suyos; y apártese de iniquidad<br />
todo aquel que invoca el nombre de Cristo” (2 Tim. 2:19)<br />
Pregunta: ¿Por qué la Iglesia es llamada Conciliar, o Católica, o Ecuménica?<br />
Respuesta: Porque no está limitada a ningún lugar ni tiempo ni pueblo, sino que contiene a los verdaderos<br />
creyentes de todos los lugares, tiempos y pueblos. El Apóstol San Pablo dice que “el Evangelio existe<br />
en todo el mundo, y crece y da fruto” (Colos. 1:5-6), y que en la Iglesia cristiana “no hay griego ni judío,<br />
circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo y en todos”<br />
(Colos. 3:11). “Los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham” (Gál. 3:9).<br />
Pregunta: ¿Qué gran privilegio tiene la verdadera Iglesia Universal?<br />
Respuesta: Sólo ella tiene la promesa que “las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”; que el<br />
Señor estará con ella hasta el fin del mundo; que en ella habitará la gloria de Dios en Jesucristo por to-<br />
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