FIRÃ: LA LLAMARADA VERTICAL - Senderoxtrem
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El nacimiento de una<br />
pasión; el nacimiento<br />
de una vocación<br />
Muchos de tus trabajos y esfuerzos han servido de forma muy<br />
importante para la creación de los grupos de rescate en montaña,<br />
de los que fuiste uno de los principales pilares en su fundación.<br />
¿Pero como nació tu pasión por la montaña?<br />
Mi pasión por la montaña nace de una tradición familiar que se remonta<br />
a dos siglos atrás. En el siglo XIX hubo una epidemia de peste, y<br />
mi tatarabuelo decidió refugiarse con su familia en la Virgen del Moncayo.<br />
Hubo muchísimos muertos por esta epidemia, pero a mi familia (que<br />
estaba compuesta nada más y nada menos que por 14 hijos) no les<br />
pasó nada. Al terminar la epidemia mi familia hizo una promesa: todos<br />
los años irían a la Virgen del Moncayo. Y 2 siglos después, esa tradición<br />
sigue cumpliéndose. A mi me la transmitieron, y yo la he transmitido a<br />
mis hijos.<br />
De esa manera, tenía tan solo 7 años la primera vez que alcancé<br />
la cima del Moncayo. Y aquello me gustó. Además, mis tías también<br />
eran montañeras, en mi familia siempre ha habido una tradición. Por<br />
eso, cuando me preguntan, siempre digo que yo no soy montañero<br />
pirenaico...¡soy montañero moncayino!<br />
Y por otro lado está tu papel en la sistematización e investigación<br />
de los estudios de medicina de montaña, que han terminado<br />
con la creación del Máster de Medicina de Montaña de la Universidad<br />
de Zaragoza, referente mundial de la especialidad. ¿Cómo<br />
nació tu vocación médica y cómo se encontraron ambos mundos?<br />
Entrevista a José Ramón Morandeira<br />
No era un mal montañero. Y era un buen escalador. Pero...se me ocurrió<br />
estudiar medicina, como mi padre y otros familiares...¡¡podríamos<br />
decir que ése fue mi gran error!! A partir de ahí, cada vez que había<br />
un accidente, los compañeros se volvían y decían...que se encargue<br />
éste....y esto me involucró. Desgraciadamente, en lugar de poderme<br />
dedicar al montañismo puro y duro, que era lo que yo quería, me desvié<br />
a la atención a los accidentados. Porque esto es algo que enseguida<br />
supe: es muy difícil que en una expedición, y más en aquella época,<br />
un médico suba a la cumbre....uno se pone malo, el otro se cae, el otro<br />
tiene problemas intestinales, el otro tiene mal de altura...y eres tú el que<br />
tiene que estar con ellos, bajarte con el primero que se pone malo...<br />
Pero realmente, mi destino definitivo tuvo lugar en el año 62, escalando<br />
en los Alpes, en la Brenva, en el Mont Blanc, por la parte italiana,<br />
se me congelaron los pies. Esto fue definitivo. Porque cuando volví a<br />
España el cirujano que me trató me quería cortar los dedos de los pies.<br />
Y yo no me dejé. En Chamonix había conocido a un cirujano que me<br />
había abierto nuevos caminos.<br />
En España, aunque la gente no lo sepa, había mucha experiencia en<br />
congelaciones, porque los cirujanos habían estado en la guerra, sobre<br />
todo los que habían estado en el frente de Teruel...allí hubo muchísimos<br />
congelados. Lo que se hacía entonces era lo que hacían los cirujanos<br />
de guerra: cortar por lo sano. Y puedo asegurar que el cirujano que me<br />
trataba ponía la mejor de las intenciones al querer cortarme los dedos,<br />
y pensaba que era lo mejor y lo único que se podía hacer; porque ese<br />
cirujano era mi padre...¡¡algún interés tenía!!<br />
Pero no me dejé. Dije que no, que me negaba. Por aquel entonces<br />
estudiaba 2º de medicina. Y empecé con el tema de las congelaciones,<br />
tras conseguir salvar mis dedos. Esto fue definitivo, porque al día<br />
siguiente todos los escaladores y montañeros de España sabían que<br />
Morandeira, el montañero aragonés, estudiaba medicina y trataba las<br />
congelaciones sin cortar dedos... Y ya empezó casi como norma que si<br />
había una expedición, cualquier cosa...tenía que ir.<br />
En la cima del Moncayo<br />
C U A D E R N O S T É C N I C O S 31