EL EVANGELIO PAULINO DE JUSTIFICACIÃN ... - Revista Biblica
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[66] (cf. Rom 6,18). Esta servidumbre no se manifiesta en ninguna esencia ontológica de estos<br />
dos hombres, sino en un acto de adhesión y servidumbre a su señor: Adán se sujetó al pecado<br />
cuando transgredió el mandato divino en el huerto; Cristo manifestó su obediencia al Dios de<br />
justicia cuando se prestó a la crucifixión:<br />
Así pues, como por una trasgresión vino sobre toda la humanidad la condena, asimismo<br />
por un acto de justicia vino a todos los hombres la justicia de Dios. (Rom 5,18)<br />
Cómo Pablo entiende nuestra participación en Adán y en Cristo se explicita en los caps. 6<br />
y 7 que siguen. En el bautismo, el creyente muere con Cristo, declarándose así libre de su<br />
servidumbre al pecado. Esto posibilita su servidumbre a la justicia:<br />
¿No sabéis que a aquello a que os ofrecéis en obediencia sois siervos, siervos sois de<br />
quien obedecéis, sea del pecado para muerte o sea obediencia a la justicia? Gracias a<br />
Dios erais siervos del pecado y obedecisteis de todo corazón a aquél a quien os<br />
entregasteis como modelo de doctrina. Siendo libertados del pecado, habéis asumido la<br />
servidumbre a la justicia. (Rom 6,16-18).<br />
El cambio entre antes y después no es, sin embargo, un simple cambio de negro a blanco. Si<br />
bien el creyente (o la sociedad creyente) no es ya esclavo del pecado, no por ello deja de ser<br />
un hombre (o una sociedad) amenazado por el pecado que diariamente le obliga a buscar la<br />
ayuda divina, crucificándose con Cristo en obediencia al reclamo de justicia. Sea individual o<br />
colectiva la transición de injusticia a fe, el capítulo 7 describe la nueva condición en términos<br />
de una lucha. La cruz es el símbolo de una obediencia, una dependencia de Dios, una fe, y una<br />
renuncia a toda confianza en la ley que son las marcas de la vida de la fe, sea ésta individual o<br />
colectiva, cuestión que pronto abordaremos.<br />
En resumen, Miranda logra una interpretación clara y profunda de la teología de Pablo al<br />
precio de simplificar la doctrina paulina de la cruz. Hace resaltar un aspecto de la cruz para<br />
Pablo, pero deja fuera de consideración aquello que hace de la cruz un tema céntrico del<br />
evangelio de Pablo.<br />
Miranda nos ofrece, como la demostración de la rectitud de su comprensión de Romanos,<br />
que nos permite entender el pasaje más difícil de toda la epístola, Rom 2,13-15. Dice el texto<br />
en cuestión:<br />
Porque no son los oidores de la ley justos delante de Dios, sino los hacedores de la ley<br />
serán justificados. Porque cuando los gentiles que no tienen ley hacen por naturaleza las<br />
cosas de la ley, ellos que no tienen ley son ley para sí mismos; los cuales demuestran la<br />
obra de la ley escrita en sus corazones, cotesti-