EL EVANGELIO PAULINO DE JUSTIFICACIÃN ... - Revista Biblica
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[72] minosidad humana no es una característica extirpable sin más de la humanidad.<br />
Necesitamos un análisis de la relación entre la existencia humana y la pecaminosidad. Por<br />
extraño que parezca, es el teólogo norteamericano del realismo político, Reinhold Niebuhr,<br />
quien nos lo ofrece en dos conferencias sobre el “hombre como pecador”. 18<br />
Según Niebuhr, la posibilidad del pecado estriba en la naturaleza de la existencia humana<br />
como libre y limitada. En estas condiciones la existencia social se vuelve por necesidad un<br />
campo de fuerzas en el cual entran en tensión intereses variados. Es evidente que en este tipo<br />
de arena de competencia entre seres autónomos se da por necesidad la posibilidad de que<br />
algunos de estos seres finitos y libres trate de proteger sus propios intereses a expensas de<br />
otros. Es decir, en cualquier mundo en el cual existan seres finitos y libres, el pecado es una<br />
posibilidad. Además, es un error limitar el campo del pecado al peso de nuestro pasado, como<br />
tiende a hacerlo el pensamiento utópico; según la tradición cristiana, el pecado quintaesencial<br />
es el orgullo, el intento de protegerse el futuro contra las ansiedades de una existencia libre<br />
que se proyecta hacia un futuro codeterminado por otros seres libres.<br />
Si bien la posibilidad del pecado está implícita en las condiciones mismas de la existencia<br />
humana, la realización de esta posibilidad es siempre un acto culpable. Sobre el<br />
reconocimiento de esta distinción Niebuhr basa su tesis sobre la igualdad del pecado y la<br />
desigualdad de la culpa. “No hay diferencia; todos han pecado y carecen de la gloria de Dios”<br />
(Rom 3,23). El pecado es al menos una posibilidad real para todo hombre, rico o pobre,<br />
poderoso o débil, carente de fe o creyente. Pero la carga de culpa es muy desigual. En cuanto a<br />
culpa, el poderoso tiene el potencial de hacerse mucho más culpable que el débil, y en las<br />
condiciones de nuestra existencia en una sociedad capitalista se hace efectivamente más<br />
culpable.<br />
En estos dos párrafos hemos sintetizado el análisis de Niebuhr que nos parece suficiente<br />
para orientarnos en la solución de nuestro problema de escoger entre el utopismo de Miranda<br />
y las ambigüedades de Pablo.<br />
La Biblia afirma la existencia de seres finitos y libres como buena. Lo hace desde el principio<br />
del Génesis en los relatos de creación. Lo hace con la importancia que le da al plano histórico<br />
como escenario para la realización de la redención. Lo hace con visiones escatológicas que no<br />
llegan nunca a negar la personalidad de múltiples individuos. La universalidad y radicalidad<br />
de esta postura bíblica se comprueba por una comparación con las tradiciones religiosas de la<br />
India, que ven el problema humano como precisamente la particularidad que define<br />
18 Son las conferencias 7 y 8 de su primera serie de “Gifford Lectures”, publicadas como The<br />
Nature and Destiny of Man (New York, Scribner’s, 1955), vol. 1, págs. 178-240. Debo el<br />
reconocimiento de la importancia de este análisis al excelente estudio de Langdon Gilkey, “Reinhold<br />
Niebubr’s Theology of History”, Journal of Religion LIV (1974), 360-86.