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EL EVANGELIO PAULINO DE JUSTIFICACIÓN ... - Revista Biblica

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[60] testimonio acerca de ellos que tienen celo por Dios pero no con discernimiento correcto”<br />

(10,2). Los archienemigos del evangelio fueron siempre los fariseos, de los cuales nadie podía<br />

ser más ortodoxo. Pablo entiende que hacer justicia no es algo posterior al conocimiento de<br />

Dios, porque solamente en la fe, que es un acto de obediencia a la palabra de Dios, se conoce a<br />

Dios. Dios no se conoce más que en su palabra que nos interpela, y el contenido de esa<br />

palabra, como lo vemos en Rom 6, es la justicia. Miranda nos ha hecho un gran beneficio<br />

clarificando por qué en la Biblia el más grave de los pecados es la idolatría, que no es un<br />

chauvinismo de los fieles de Yahvé sino que con el conocimiento de Dios lo que está en juego<br />

es la demanda de justicia. Pablo dice: “Pues se ha manifestado la ira de Dios desde el cielo<br />

contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con la injusticia la verdad, ya<br />

que lo que de Dios se puede conocer les es patente pues Dios se lo manifestó”. 6 El problema<br />

de la injusticia social es para Pablo en el fondo el mismo problema que el de la adoración a<br />

dioses falsos. Apartarse de la demanda de justicia es apartarse de Dios, aunque se posea en<br />

toda su pureza la ley revelada. La injusticia que estructura la sociedad pagana es producto de<br />

su culpable rechazo del verdadero Dios que no dejó de manifestarse. La injusticia de los judíos<br />

consiste paralelamente en su culpable rechazo de la exigencia viviente de Dios en nombre de<br />

la ley, queriendo establecer así su propia justicia (10,3-4). El problema del conocimiento del<br />

Dios verdadero no consiste en la ignorancia, y el evangelio no puede ser información. Para<br />

nosotros hoy este aserto tiene gran importancia: Vivimos en una civilización que no solamente<br />

tiene conocimiento del Dios verdadero sino que se considera cristiana, siendo caracterizada,<br />

empero, por la injusticia. Lo que necesita, entonces, no es mejor información religiosa, sino la<br />

justicia de Dios.<br />

Y según Pablo, el poder de Dios que justifica se instrumentaliza mediante la fe (1,16-17;<br />

3,22). No hay distinciones: “Dios es uno, que justifica la circuncisión por la fe y la<br />

incircuncisión por la fe” (3,30). Si aceptamos que el problema de la injusticia es el problema<br />

fundamental del hombre, y que la salvación es justificación, esto significa que la justicia social<br />

es una posibilidad real. Resignarse es dejar que el pecado siga reinando. Miranda nos pide que<br />

tomemos muy literalmente a Pablo en el sentido de que la fe puede justificar, es decir, realizar<br />

la justicia, no ya como una nueva disposición subjetiva, sino con la misma objetividad que<br />

tiene la injusticia que esclaviza a la sociedad.<br />

El evangelizar es realmente eficaz en virtud de la fe que suscita; el anuncio de que llega<br />

el Reino tiene que hacer que llegue el Reino... Cuando uno se convence de que ha<br />

llegado para toda la tierra el momento de la justicia, ese convencimiento (que es la feesperanza<br />

neotestamentaria) hace que efectiva y<br />

6 Rom 1,19.

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