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ACTUALIDAD<br />
MADRID<br />
Ciclo de la ORTVE<br />
RAUTAVAARA Y<br />
POULENC, MÍSTICOS<br />
Madrid. Teatro Monumental. 13-III-<strong>2009</strong>. John Lill, piano;<br />
María Espada, soprano. Coro y Sinfónica de RTVE. Director:<br />
Adrian Leaper. Obras de Satué, Prokofiev y Poulenc. 27-III-<br />
<strong>2009</strong>. ORTVE. Director: Leif Segerstam. Obras de Sibelius,<br />
Segerstam, Rautavaara y Klami.<br />
Juan Ortiz<br />
http://ocne.mcu.es<br />
LEIF SEGERSTAM<br />
No aumentó el aprecio<br />
que sentía por el veterano<br />
pianista inglés<br />
John Lill, quien en algo<br />
domesticó el Tercer Concierto<br />
de Prokofiev para su instrumento,<br />
dejándose por el<br />
camino algo de su escozor y<br />
calculadas estridencias. El<br />
entendimiento con Adrian<br />
Leaper fue bueno, aunque tal<br />
vez éste —que le ablandó la<br />
obra, aplanando un tanto sus<br />
aristas— en ocasiones fuera<br />
un poco rehén del solista, y<br />
hubiera podido obtener<br />
acentos más personales. Algo<br />
que en cierto modo se logró<br />
durante el tiempo lento, que<br />
fue donde Lill se encontraba<br />
menos exigido y obtuvo del<br />
público un silencio casi<br />
sepulcral, que demuestra<br />
que aún posee autoridad.<br />
Poulenc, por su parte, ha<br />
pintado el más allá con no<br />
poco e ingenuo fervor, en lo<br />
que, melindres al margen, es<br />
un precioso Gloria. Tal cualidad<br />
fue corroborada en su<br />
ejecución del Monumental<br />
por un Leaper sólido y entero,<br />
con un coro de RTVE que<br />
fraseó sin rigidez, haciendo<br />
gala de un bello legato, y<br />
una María Espada que acopló<br />
en todo momento a la<br />
obra su voz fina, exprimida<br />
con notable musicalidad.<br />
Si juzgamos sus obras a<br />
partir de las sugerentes des-<br />
cripciones que de ellas hace<br />
el autor, o bien atendiendo al<br />
interés previo del público,<br />
Einojuhani Rautavaara es uno<br />
de los grandes; una vez<br />
oídas, sin embargo, el juicio<br />
ha de variar. Amiga de vuelos<br />
místicos, la práctica rautavaariana<br />
se traduce en unas<br />
melodías simples, condimentadas<br />
con un caldo armónico<br />
que se ha apropiado de<br />
armonías parsifalianas e<br />
impresionistas. Durante el<br />
trazado del Cantus arcticus<br />
el oyente topa de vez en<br />
cuando con bellas líneas<br />
melódicas, en los arcos o en<br />
las flautas. Pero todo el canto<br />
de las aves que el músico<br />
grabó en cinta magnetofónica,<br />
a lo sumo da lugar a algunos<br />
momentos pintorescos,<br />
no siendo ni siquiera muy<br />
novedoso el procedimiento<br />
que, con algunas variantes,<br />
ya empleara Respighi. Leif<br />
Segerstam, que dirigió también<br />
una de sus inefables sinfonías,<br />
programó más tarde<br />
la Suite del Kalevala, de<br />
Uuno Klami, obra anacrónica<br />
y banal. Tanta exaltación del<br />
terruño, para quienes vivimos<br />
muy lejos de Finlandia,<br />
hace difícil juzgar con imparcialidad<br />
a Segerstam, quien<br />
en todo caso es un director<br />
entusiasta y competente.<br />
J. Martín de Sagarmínaga<br />
Dulces sueños, de Javier Campos.<br />
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