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ACTUALIDAD<br />
ALEMANIA<br />
ACTUALIDAD<br />
INTERNACIONAL<br />
46<br />
Osos y cisnes<br />
GUERRA DE ÓPERAS<br />
Staatsoper. 12-IV-<strong>2009</strong>. Wagner, Lohengrin. Klaus Florian Vogt, Dorothea Röschmann, Gerd<br />
Grochowski, Michaela Schuster, Kwangchul Youn. Director musical: Daniel Barenboim.<br />
Director de escena: Stefan Herheim.<br />
Klaus Florian Vogt en Lohengrin de Wagner en la Staatsoper de Berlín<br />
Stefan Herheim ha puesto<br />
en escena Lohengrin igualando<br />
en desacierto a la<br />
anterior tarea de Harry<br />
Kupfer (1996). Desdeñando<br />
el hecho de que se trata<br />
de una ópera romántica, se<br />
replantea el espectáculo<br />
como una guerra entre los<br />
tres teatros operísticos berlineses.<br />
El Heraldo (una notable<br />
voz baritonal: Markus<br />
Brück) aparece como el Oso<br />
de Berlín y con el coro en trajes<br />
actuales (vestuario: Gesinne<br />
Völlm) se mezclan unas<br />
marionetas que, ya en el preludio,<br />
representan a varios<br />
personajes, entre ellos al propio<br />
Wagner, con su boina y<br />
su narizota. Hacia el final, los<br />
muñecos son arrastrados y<br />
Lohengrin, tras ascender a los<br />
cielos, se descuelga y cae<br />
como fantoche otra vez sobre<br />
las tablas. Vuelve el títere<br />
Wagner con una pancarta:<br />
“Chicos, haced algo nuevo”.<br />
Heike Scheele propuso<br />
una escenografía surrealista<br />
a lo Magritte, con una cortina<br />
de tul que servía también de<br />
pantalla para vídeos y filmes.<br />
En medio de un acto se<br />
BERLÍN<br />
representaba una parodia de<br />
ciudad medieval habitada<br />
por muñecos en tanto Elsa y<br />
Ortrud cantaban su dúo en<br />
plan de cine mudo, con gestos<br />
desmedidos y patéticos.<br />
A veces se lograron efectos<br />
cómicos: Elsa desvestida con<br />
una hoja de roble tapando<br />
sus vergüenzas, ante un avergonzado<br />
Lohengrin. Enseguida<br />
el Rey con el coro ocultan<br />
la escena y el espectador se<br />
queda en ayunas. En el<br />
segundo acto, enigmáticamente,<br />
el Heraldo aparece<br />
como Beckmesser y Elsa,<br />
como un cisne.<br />
Musicalmente hubo dualidades.<br />
Daniel Barenboim<br />
dirigió la Capilla Estatal de<br />
Berlín con un amenazante<br />
volumen, estruendoso en el<br />
preludio al acto tercero,<br />
ignorando las modestas<br />
dimensiones de la sala. Los<br />
vientos desilusionaron con<br />
suciedades y el coro (director:<br />
Eberhard Friedrich) chilló<br />
a menudo. Dorothea Röschmann<br />
(Elsa) cantó su<br />
entrada con exquisitos pianissimi,<br />
mantuvo el papel<br />
con excelencia y con nítida<br />
dicción pero, en la escena<br />
nupcial, mostró limitaciones<br />
de registro. Klaus Florian<br />
Vogt hizo un Lohengrin de<br />
rubia cabellera, vestido de<br />
plata y enormes plumas (¿de<br />
cisne o de escritorio?), con<br />
una voz infantil y monocolor<br />
de tenor lírico que manejó<br />
con habilidad y evitó ser<br />
machacón, luciéndose en el<br />
dúo de bodas. Gerd Grochowski<br />
(Telramund) carece<br />
de los medios baritonales<br />
heroicos que exige su parte.<br />
Michaela Schuster tiene una<br />
voz de mezzo tremolante y<br />
chillona que administra con<br />
astucia y colorea con altura,<br />
aunque el final, en los bordes<br />
de la locura, gritó sus<br />
agudos. Kwangchul Youn<br />
(Rey Enrique) parece un<br />
correcto empleado municipal<br />
carente de arrojo, no obstante<br />
persuasivo por su presencia<br />
vocal. Se atribuye al<br />
legendario tenor Leo Slezak<br />
aquello de “¿Cuándo pasará<br />
el próximo cisne?” Es lo que<br />
se sigue preguntando el<br />
público berlinés.<br />
Bernd Hoppe<br />
Karl Forster