Scherzo 241 Mayo 2009

ACTUALIDAD
VALLADOLID
Coloridos y tinieblas
TRASCENDENCIAS
Auditorio. 2-IV-2009. Sinfónica de Castilla y León Director:
Alejandro Posada. Obras de Bizet, Ping y Castellanos.
6-IV-2009. Accordone. Ex tenebris vita. 7-IV-2009. Ainhoa
Arteta, soprano. Orquesta de Cadaqués. Director: Pablo
González. Obras de Turina, Mozart y Fauré. 8-IV-2009. Le
Concert D’Astrée. Directora: Emmanuelle Haïm. Haendel,
Resurrezione.
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VALLADOLID EMMANUELLE HAÏM
Con un prólogo muy particular,
una especie de
popurrí orquestal, en el
que junto a La artesiana
de Bizet se estrenaba una
obra de una compositora
china, muy joven, interesante
en su primera parte
por la consecución de
una tímbrica sugestiva y se
entraba a fondo en ritmos
populares tanto venezolanos
como colombianos. Un concierto
atípico que puede justificarse
como descanso de
una programación exigente
del conjunto orquestal. Alejandro
Posada mostró su profesionalidad
y su idiomatismo,
explicando demás,
micrófono en mano, cada
una de las obras colombianas
orquestadas con cierta
superficialidad.
El concierto de Accordone,
cinco muy buenos solistas,
tuvo interés por las músicas,
algunas desconocidas y otras
de compositores como Monteverdi,
que fueron interpretadas
con musicalidad, aunque
la sensación era que se trataba
de fragmentos que impedían
que la relación con el público
fuera más allá de un grato placer.
Faltó trascendencia, en
suma, aunque sí existió una
buena calidad general.
Otro gran problema es la
reducción orquestal, y es la
segunda vez que pasa, con
que la Orquesta de Cadaqués
se presentó en el Auditorio.
Con toda sinceridad,
buscar la versión original de
Réquiem de Fauré es un
error, sobre todo si el coro,
en este caso la de la Comunidad
de Madrid, está al
completo. Pablo González es
un director sensible, aunque
le vimos un tanto forzado en
este concierto en el que Ainhoa
Arteta hizo un Mozart
irregular, estuvo bien en su
breve intervención en el
Réquiem, como José Antonio
López, y el coro. Decepción
global, en resumen.
Perfecto el concierto de
Emmanuelle Haïm y unos
extraordinarios solistas: Tilling,
Arnet, Prina, Spence y
Pisaroni. La resurrezione es
un bellísimo oratorio de
Haendel, que tuvo la versión
adecuada que, cuando se
grabe, será la referencia. La
directora, con una gran energía,
supo sacar de su estupendo
conjunto todos los
matices y las voces respondieron
siempre al máximo
nivel. Un concierto ejemplar.
Fernando Herrero