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Panace@ 26. Diciembre del 2007 - Tremédica

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Tribuna<br />

<br />

de las herramientas y recursos informáticos que deben ser familiares<br />

para un traductor es una labor que podría dejarse en<br />

sus manos, ya que requiere un periodo de aprendizaje corto;<br />

no así enseñar a traducir (función más propia de la universidad),<br />

que no es competencia de ellas y para la que no están<br />

preparadas.<br />

En la actualidad despiertan más interés las nuevas tecnologías,<br />

el manejo y la búsqueda de documentación, el conocimiento<br />

de los lenguajes especializados y las áreas temáticas<br />

(no hay más que echar una ojeada a los programas de los<br />

cursos de traducción científica) que el proceso de traslación<br />

de comunicación especializada en sí. Es una reflexión que<br />

nos hacemos desde la experiencia, desde el cambio que hemos<br />

observado en el tipo de estudiante que accede ahora a la<br />

universidad, sus objetivos e inquietudes y, sobre todo, desde<br />

el seguimiento qe realizamos de nuestros traductores cuando<br />

se incorporan a una empresa de traducción.<br />

Ahora bien, debemos reconocer que, en lo que a mercado<br />

de trabajo se refiere, los intereses de las empresas entran en<br />

colisión con los de la Administración. Mientras que las empresas<br />

demandan traductores capaces de llevar a cabo cualquier<br />

tipo de texto especializado, y no traductores encorsetados en<br />

una única área de especialidad, los traductores que trabajan<br />

para la Administración se quejan de que las áreas temáticas<br />

con las que trabajan son muy amplias, aunque estén adscritos<br />

a un ministerio, y que se les exige estar especializados en todas<br />

ellas y abogan porque los traductores estén especializados<br />

por temas, para así poder garantizar la calidad de las traducciones<br />

y evitar el «estrés que supone para un traductor tener<br />

que documentarse continuamente sobre materias diversas sin<br />

ninguna relación entre sí» (Morante, 2006).<br />

Posturas totalmente opuestas. Cabría preguntarse a qué<br />

mercado hay que darle más preponderancia y hasta qué extremo<br />

sería conveniente decantarse por uno u otro. ¿Defender<br />

la especificidad (aunque conduzca a una oferta en el contexto<br />

socioprofesional) o la generalidad? ¿Hipotecar unos estudios<br />

que ya de por sí son costosos en pro de unas necesidades que<br />

pueden variar rápidamente según cambien las tendencias <strong>del</strong><br />

mercado?<br />

No deja de ser curioso, después de este análisis a vista de<br />

pájaro sobre la enseñanza de la traducción científica, concluir<br />

que en la actualidad se aboga por:<br />

• Un enfoque más profesional que académico para la<br />

formación de traductores. En realidad, este enunciado<br />

podría interpretarse como una vuelta al concepto de<br />

escuela (orientada a formar profesionales) frente al de<br />

facultad (con un enfoque más académico, orientado<br />

hacia la investigación y la enseñanza). Nada más lejos<br />

de la realidad: debe entenderse como enfoque profesional<br />

en los dos primeros ciclos, con los estudios de<br />

tercer ciclo para ampliación de estudios.<br />

• Prioridad de la práctica sobre la teoría en lo que constituiría<br />

básicamente la formación de traductores profesionales.<br />

También este punto necesitaría una explicitación,<br />

cuando al principio se achacó a estos estudios<br />

su excesivo enfoque práctico. «La teoría y la práctica<br />

son inseparables en la enseñanza de esta disciplina.<br />

La teoría sola es estéril, y la práctica sin teoría, rutinaria<br />

y ciega» (García Yebra, 1997: 16), pero hemos<br />

sido testigos en numerosas ocasiones de cómo se han<br />

denostado los estudios aplicados y descriptivos frente<br />

a los teóricos (todo ello olvidando, en ocasiones, que<br />

la traducción es una materia básicamente aplicada).<br />

No se trata de elegir entre estudios teóricos o estudios<br />

prácticos y aplicados, al igual que no se trata de darle<br />

más importancia al estudio <strong>del</strong> proceso de la traducción<br />

que al estudio <strong>del</strong> producto, o viceversa (Gallardo,<br />

2003: 75). Ambos son necesarios, si bien es cierto que<br />

cada uno ejerce un papel diferente según las distintas<br />

etapas de la formación en la que nos encontremos. No<br />

obstante, centrándonos en la formación de traductores<br />

profesionales, «si la enseñanza de la traducción quiere<br />

ser eficaz, debe inscribirse en el ámbito de la práctica<br />

profesional antes que en el de los principios teóricos<br />

o, lo que es lo mismo, asentarse sobre una teoría de la<br />

práctica profesional y no de la traducción como ente<br />

inmanente o ajeno a la sociedad» (Mayoral, 2001:<br />

335).<br />

• La formación de un traductor capaz de realizar cualquier<br />

tipo de texto especializado, como los que están<br />

demandando las empresas, y no traductores anclados<br />

en un determinado tipo de traducción. Como en los<br />

dos apartados anteriores, nos encontraríamos de nuevo<br />

con una dicotomía, en este caso entre especificidad o<br />

generalidad.<br />

En la vida diaria, en la profesional, en la académica, siempre<br />

tendremos que tomar decisiones en momentos puntuales<br />

y nos veremos obligados a decantarnos por una u otra posibilidad;<br />

ello no quiere decir que sólo una sea la acertada ni,<br />

por supuesto, que sea esta por la que hemos optado. «Existe<br />

gran variabilidad en el mundo sobre lo que la Universidad es:<br />

en unas se prima la ciencia y el desarrollo científico, en otras<br />

la especialización; unas basan la enseñanza en el estudiante,<br />

otras en los profesores; unas implican casi exclusivamente financiación<br />

pública, mientras que otras permiten una apertura<br />

mayor a la financiación privada; unas dependen exclusivamente<br />

<strong>del</strong> Estado y otras no. Así pues, existe diversidad en<br />

el tiempo y en el espacio respecto a privilegiar unas u otras<br />

funciones, dependiendo fundamentalmente de lo que la Universidad<br />

es y representa en cada sociedad, país o comunidad»<br />

(Latiesa, <strong>2007</strong>: 45).<br />

Congratulémonos, pues, de que esa diversidad en el tiempo<br />

y en el espacio contribuya a la mejor formación de traductores<br />

científicos en el panorama español.<br />

Notas<br />

a<br />

Esto es, reflexionar sobre: el tipo de alumno (procedencia, conocimientos<br />

previos, motivación); las características <strong>del</strong> centro<br />

y <strong>del</strong> plan de estudios; las necesidades <strong>del</strong> mercado; los objetivos<br />

que se quieren cubrir o los que creemos que deben adquirir los<br />

alumnos para poder afrontar la traducción científica; qué grado<br />

de especialización pueden llegar a alcanzar nuestros estudiantes;<br />

186 <strong>Panace@</strong>. Vol. IX, n .o <strong>26.</strong> Segundo semestre, <strong>2007</strong>

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