Descargar PDF - Centro de documentación César Borgia

El agua se transportaba en cántaros de barro, botijos «de churrú*, es
decir, con «pitorra» para beber «a gargalleta~, y botijas con orificio arriba
y asa lateral.
Era una bella estampa la de la moza, tan airosa y fresca, con su cántaro
a la cabeza, otro sobre la cadera, sostenido por el brazo y un botijo colgando
de la mano.
El cántaro solía tener una capacidad de unos ocho o diez litros.
En casa el agua era vertida en grandes tinajas de barro colocadas en
la recocina y cubiertas con tapaderas de madera.
A la hora de comer se traía el agua fresca en el botijo, que se guardaba
en la bodega.
También se consumía agua traida de dos balsas cercanas al pueblo: «la
balsa y la balsilla».
Esta balsa era una hermosa obra de piedra labrada, muy antigua, con
escalerilla de piedra para llegar al agua. Desgraciadamente, al construirse la
carretera de la fábrica, ha desaparecido rellenada de tierra.
A su lado estaba la balsilla. Esta era de tierra y más pequeña. En ambas
se recogía al agua de lluvia canalizada hasta las mismas.
También existe una tercera balsa: «La Repalva~. Está situada a unos
dos kms. del pueblo, hacia Lerín. Es agua recogida de lluvias, sucia y amarillenta.
Sirve de abrebadero a rebaños y ganados.
Debido al exceso de cal que contiene el agua de fuente pública, esta
de la Repalva se usaba para guisar.
A este fin había un aguador de oficio, que vivía de ello. Posda un
carrillo con una pipa y recorría las calles vendiendo su mercancía. En la entrada
de su casa tenía un depósito de cemento para poderla también vender
allí.
Cuando dejó ya de consumirse, año 1956, se pagaba a peseta el cántaro
de este líquido.
Las familias más pudientes o más ahorradoras, solían proveerse por sí
mismas de dicho líquido. En días 'de poco trabajo iba el hombre con su
carro o caballería y se proveía para una temporada. En todas las cocinas o
recocinas había una tinaja especial para el agua de la Repalva.
En muchas viviendas existían pozos, hoy casi todos cegados con escombros.
Nunca se agotaban, pero su agua era muy dura.
Otras fuentes
Aunque la situación del pueblo en lo más profundo de la hondunada
de Montejurra, le convierte en desaguadero natural del mismo, no abundan
los manantiales.