Descargar PDF - Centro de documentación César Borgia

chas mieses. Los daííos causados en estos incendios fueron tasados en
1.158.397 reales vellón.
En este mismo año de 1839, se produce una pertinaz sequía. Hay un
acta notarial en la que Ayuntamiento y Cabildo Eclesiástico acuerdan sacar
en procesión la imagen del Stmo. Cristo de las Aguas y celebrar solemne
novena para impetrar la gracia de la lluvia. El mismo día de la procesión y,
antes de llegar esta a la iglesia, comenzó a llover, no cesando de hacerlo
hasta el final de la novena.
En el Leg. 8, núm. 9 del Arch. Mun. aparece una relación de 150 familias
pobres para ser atendidas. Esto en 1866.
Para hacernos idea de la situación, a partir de 1870, nada mejor que
trascribir la siguiente solicitud que cursa el Ayuntamiento a la Diputación
Foral, archivada en el Leg. 8, núm. 6.
Estas son las razones que aduce para ser relevado del pago de contribuciones:
«...Pues desde el principio hasta el fin de la guerra ha estado ocupada
por las tropas. Cuando la dominaba el gobierno la ocupaban constantemente
las tropas de este y cuando se retiraban la ocupaban los carlistas. Cuando ya
quedó abandonada del gobierno se acontonava una partida y un batallón
carlista agregándose largo tiempo un escuadrón, sufriendo con esto la incalculable
contribución viniente del alojamiento.
Además, el 23 de agosto de 1873 en que las tropas de la columna de
la Rivera entraron por medio de un ataque hasta que quedó abandonada a
merced de estas haciendo lo propio el día dos de octubre del mismo año en
que pernoctó el Generál Moriones con catorce mil hombres y si bien es cierto
que para ello no hubo ataque, los vecinos se ausentaron por el temor de que
lo hubiera, habiendo sufrido en ambas ocasiones las consecuencias que en
estos casos son naturales. Durante la citada guerra se embargaron diez y siete
haciendas que constituían una gran extensión a otros tantos liberales de este
emigrados y con las armas en la mano sin que a estas se les cargase ninguna
clase de contribuciones, viniendo a caer todas las cargas de prestaciones, alojamientos,
... sobre las demás. El 22 de junio de 1874 descargó sobre sus
campos un pedrisco que prudentemente se calculó haberse perdido cuantas
plantas de la cosecha en todos y en cada uno de los ramos de la agricultura,
sin que por esto Ia titulada Diputación Carlista de Navarra relevara de la
más insignificante gabela por más que varias veces se acudió en solicitud de
ello; máximo habiendo sido esta población la única que sufrio tal siniestro.
En 1876 una fuerte helada perdió la mitad de la cosecha del vino. La
circunstancia de ser esta población eminentemente agrícola, las inmensas
exacciones en metálico, en raciones de comer y beber, en alojamientos pro-