Descargar PDF - Centro de documentación César Borgia

A un lado de la chimenea, colgando, las tenazas, el badil (hierro para
remover el fuego), el fuelle, el trébede (aro de hierro con mango largo y tres
patas), que servía para colocar sobre él los pucheros en la lumbre.
Habitualmente, del llar colgaba la caldera de cobre o hierro para tener
siempre dispuesta el agua caliente.
Un instrumento alargado, de hierro, terminado en una especie de mango
perpendicular, con una bola amarilla en su extremo superior, llamado «gato»,
servía para delimitar el fuego en el fogón, dentro de la chapa, por ambos
lados.
Para que no se volcasen los pucheros en la lumbre, se les sujetaba, por
detrás con un apoyo de hierro con asa, llamado «el seso».
Junto al fogón, de espaldas a la puerta, que siempre se mantenía abierta,
para tiro de la chimenea, un gran escaño con respaldo muy elevado.
Una mesita alargada se recogía en la pared con una andavilla de madera.
Al extenderla se apoyaba sobre una pata colgante.
Para las comidas había una mesita pequeña y baja que se colocaba en
el centro de la cocina. No se usaban mantel, ni servilletas, ni platos. Todos
comían, con cucharas, habitualmente de madera, del puchero o fuente colocado
sobre esta mesita. De asientos servía el peldaño del fogón, unas banquetas
de madera o pequeñas sillas de paja.
Junto al hogar, en la pared, se habría un agujero redondo para depositar
dentro del mismo la ceniza que servía para las coladas. Se llamaba «el cenicero».
A un lado la cantarera y fregadera de piedra. En el borde exterior de la
cantarera ponían una tabla ondulada, con la forma de los cántaros, para evitar
que estos se corriesen.
Sobre la cantarera, los botijos y cántaros. Encima de la cantarera y fregadera,
unos aparadores para los platos y fuentes, jícaras, entre las que nunca
faltaban algunas más desportilladas con pomadas y ceratos, pucheros de barro,
con frecuencia «alambradas» por estar agrietados o para mayor consistencia.
El almirez, la chocolatera de cobre, etc.
Junto a la fregadera, las tinajzs de agua, sin faltar nunca la de la
« repalva».
La sala.-En
las casas fuertes era el centro de la vivienda. Grande, de
suelos de ladrillo pintada o empapelada, con espejo, retratos, muchas sillas
junto a la pared, arca, mesa de roble, aparato de luz de bronce o hierro con
quinqué maceteros con fanales de cristal ... En los balcones o ventanas, el
«estor» para tamizar la luz. A los lados puertas de habitaciones. Estas puer-