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Retribuidos por el Estado ... 4 Criadas ..................... 29
Retribuidos por el Ayunta- Criados ..................... 23
miento .................. 12
Como se desprende de la precedente relación, 908 personas vivían en
verdadera pobqeza, destacando aún los cuarenta y siete pobres de mendicidad
permanente. Esta situación de pobreza se vió agravada, a través de todo
el siglo, por las diversas calamidades de todo tipo que pesaron sobre este
pueblo.
Las recorremos brevemente:
Ya, a finales del siglo XVIII, en el Libro de Cuentas parroquial, y en
años consecutivos, aparecen importantes cantidades de trigo entregadas por
la iglesia a los particulares, para poder realizar la siembra. Luego vinieron
las dificultades para su recuperación. En sucesivas Visitas Pastorales se imponen
severas penas urgiendo su devolución.
A partir del año 1808 la Villa echa mano sobre casi todos los frutos
primiciales de la iglesia: trigo, vino, etc., «para el suministro de las tropas
francesas», «para sus urgencias de guerra».
En 1813 sacan a mano mayor los frutos de la Primicia «las tropas británicas
existentes en este pueblo en aquella época*.
Desde 1808 a 1814 se apodera la Villa «para urgencias del ejército
francés, de la primicia y alhajas de la plata de la iglesia, por valor de 74.455
reales fuertes de plata».
Podemos imaginar en qué situación tenía que encontrarse tanto el Municipio,
como los vecinos, sufriendo durante más de seis años la ocupación
y exacciones de tropas extranjeras en guerra.
El 11 de mayo de 1819, el Ayuntamiento, eleva una solicitud a la Diputación
Foral, pidiendo prórroga de la contribución por motivo de la guerra
de la independencia. Dice: «...los vecinos y abitantes se hallan tambien en
su mayor parte muy apurados y escasos de medios para atender a su subsistencia
para soportar repartos algunos porque en la misma época los sufrieron
muy repetidos y quedaron aniquilados» ..., «Este estado de retraso e indigencia,
consta a todo el vecindario.. .» (Leg. 19.)
Restablecida la paz, el pueblo quedó, pues, en la miseria.
En 1827 y siguientes, aparecen en los Libros de Fábrica diversas partidas
gastadas en dar trabajo y ocupación «con el objeto que no pereciesen de
necesidad los pobres infelices*. Incluso se llegan a abonar como jornal diario
a razón de dos libras de pan y dos pintas de vino por peón.