PORTADA ENERO 2010 - Passio Christi
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a cargada de vocaciones forzadas y faltas<br />
de formación. Sin embargo, a su vez,<br />
se vio inmerso en un universo materno<br />
que lo llenó del Amor de Dios y el transcurso<br />
de la vida lo invitó a formar parte<br />
de un laicado comprometido, consciente<br />
de la necesidad de una formación cristiana<br />
sólida y continua, a menudo impartida<br />
por ellos mismos, y dedicado también<br />
a socorrer a los más necesitados.<br />
As sus 20 años Dios actuó en Pablo para<br />
iniciar un movimiento vital de espiritualidad,<br />
una realidad nueva y fecunda<br />
en la Iglesia que ha llegado hasta nosotros<br />
hoy. Nuestra congregación pasionista.<br />
El domingo en la mañana nuestro trabajo<br />
se centró en mirar de cerca algunas<br />
figuras significativas que encarnaron la<br />
espiritualidad de Pablo. Desde joven, fue<br />
una persona de relaciones profundas, naturalmente<br />
del círculo que compartía su<br />
misma pasión: Dios y el encuentro con Él.<br />
La unión que se crea entre las personas<br />
va más allá de las relaciones diplomáticas,<br />
porque se fundamenta en la acción<br />
del Espíritu. San Pablo de la Cruz tuvo<br />
muchas relaciones de este tipo y fueron<br />
casi siempre con personas que dirigía,<br />
hombres y mujeres, y que eran al mismo<br />
tiempo de amistad y apoyo recíproco. Nada<br />
muy diferente a lo que vivimos nosotros<br />
en nuestras diferentes comunidades<br />
de origen. Religiosos y laicos en comunión<br />
y en comunidad viviendo al Dios Padre y<br />
dejando actuar al Dios-Espíritu. Qué<br />
suerte tuvieron aquellos primeros laicos<br />
contemporáneos al fundador. Qué grande<br />
poder compartir Palabra, vida y misión<br />
con el “abuelo Pablo” y con aquellos otros<br />
primeros pasionistas.<br />
LA CERCANÍA DE LA VIRGEN<br />
DE ANGOSTO<br />
Rematamos el encuentro poniendo<br />
nuestra vida de familia en el altar, a los<br />
pies de Nuestra Señora de Angosto. Ese<br />
Santuario es testigo inmenso de la historia,<br />
de la fe de un pueblo, del silencio y<br />
de la plegaria. Y en él nos sentamos alrededor<br />
de la mesa de la Palabra y de la<br />
Eucaristía para volver a nuestros lugares<br />
de origen a sembrar semillas de Pasión,<br />
porque como pasionistas nos debemos<br />
sentir llamados a sacudir el letargo<br />
de los cristianos, a despertarlos oponiendo<br />
al olvido, la memoria passionis. Como<br />
hizo nuestro fundador: San Pablo de la<br />
Cruz.<br />
✒ Marta Martínez Aberasturi<br />
Seglar Pasionista<br />
Revista Pasionario/29