PORTADA ENERO 2010 - Passio Christi

PUNTO DE VISTA
1 de enero, Jornada Mundial de la Paz
LA PAZ, UNA NUEVA OPORTUNIDAD
Esto de las guerras, y las “guerrillas”,
es tan antiguo como el hombre.
Todo empezó cuando, según el relato
bíblico, Adán se rebeló contra Dios
en el paraíso, y la primera “guerra” se
consumó cuando Caín mató a su hermano
Abel. La guerra
fratricida se consumó
entonces, pero
había estallado ya
en el momento en
que el hermano mayor
empezó a concebir
en su corazón
odio atroz contra su
hermano.
Desde aquel día,
aquella noche más
bien, las guerras se
han sucedido ininterrumpidamente
en
todos los rincones
del planeta tierra.
Así, hasta hoy mismo,
las grandes guerras
y las más pequeñas.
Las de hermanos
contra hermanos,
pasando por
todas y cada una de
las violencias de género,
que siguen en
aumento.
La raíz de toda
guerra, está en el
María,
Reina de la Paz.
odio, la envidia, la ambición, que llevan
a concebir al otro, a los otros, como rivales
y enemigos, más que como a hermanos.
Cuando nació Jesús, en Belén de
Judá, en el mundo, en aquel mundo,
reinaba la paz. Y cuando del alto cielo
llegó a la tierra un mensaje, “os ha na-
cido un Salvador”, los mensajeros desearon
“paz en la tierra a los hombres de
buena voluntad”.
Hoy, la iglesia no cesa de proclamar de
mil modos que “la paz es fruto de la justicia”.
Y la justicia, ¿dónde hunde sus raíces?
En la “caridad
fundamentada en la
verdad”, como acaba
de proclamar el Papa
Benedicto en su Carta
Encíclica. Sin estos
fundamentos esenciales,
ni la ONU, ni los
miles de soldados
desplegados en Irak,
ni..., lograrán establecer
la paz y consolidarla
en el mundo.
Lo había recordado
también, con lenguaje
diferente, y con su
talante de hombre
profundamente creyente,
pacífico y bueno,
Juan XXIII, en su
otra Carta “Paz en la
Tierra”.
La Iglesia, ha instituido
el día uno de
enero como “Jornada
Mundial de la Paz”.
Ese día, es también
la fiesta de María,
Madre del Dios de
Paz. Que ella nos guíe siempre por caminos
de paz, e inspire a los gobernantes
de los pueblos “sentimientos de
paz”, para que desaparezcan por doquier
los sentimientos de prepotencia,
de ambición y de injusticia.
✒ Miguel González, C.P.
Revista Pasionario/3