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50 Susana Pastor Cesteros<br />
relacionan claramente sólo con la oralidad o sólo con la escritura,<br />
mientras que otras muchas pueden evidenciarse en ambos registros.<br />
Veamos algunos ejemplos: con el lenguaje oral se relacionan<br />
los trastornos de lectura (dislexia/alexia: la diferencia entre estos<br />
dos términos se basa en el significado del prefijo griego a que<br />
implica ausencia absoluta, en este caso de posibilidad de lectura,<br />
aunque en realidad se usa indistintamente dislexia); problemas de<br />
ecolalia (repetición de input), de disprosodia (alteraciones prosódicas,<br />
relativas a la entonación) o fenómenos de habla ininteligible.<br />
Por su parte, son trastornos del lenguaje escrito la disgrafía o<br />
agrafía, relacionadas con la escritura y la capacidad ortográfica.<br />
Ahora bien, también existen fenómenos que pueden producirse<br />
tanto en el lenguaje oral como escrito. Por ejemplo, la anomia, que<br />
es la dificultad en el uso de nombres y que puede manifestarse<br />
también en la incapacidad de reconocer los objetos que no se pueden<br />
nombrar; o el agramatismo, que indica la dificultad en el uso de<br />
palabras gramaticales (como preposiciones, artículos, etc.) o, en<br />
general, en la construcción de oraciones, al no tener en cuenta las<br />
reglas de la sintaxis; algunas de sus manifestaciones más superficiales<br />
son la eliminación de los morfemas gramaticales, la pérdida<br />
de las flexiones verbales, con el consiguiente uso generalizado del<br />
infinitivo, o la reducción y simplificación de las estructuras sintácticas.<br />
e) La última clasificación a la que nos referiremos es la que distingue<br />
entre trastornos de desviación o de retraso. En el primer caso se<br />
trata realmente, en origen, de un trastorno lingüístico, mientras<br />
que en el segundo caso habría tan sólo una adquisición retardada<br />
de los fenómenos lingüísticos en cuestión, sin desviación propiamente<br />
dicha de las pautas usuales, sino tan sólo con alteraciones<br />
en el ritmo o la cronología establecida para su adquisición. Por<br />
tanto, valorar si estamos ante un desvío o un retraso sólo tendrá<br />
sentido cuando se observen los déficits en el período infantil y<br />
requerirá el cotejo con los patrones normales de adquisición, basados<br />
en datos empíricos y no teóricos.<br />
Capítulo aparte merece la definición y caracterización de las afasias,<br />
porque del conjunto de patologías son las que mayor atención han recibido<br />
y durante más tiempo. Las afasias son deficiencias y limitaciones<br />
patológicas lingüísticas originadas por una lesión fisiológica en una de<br />
las áreas del cerebro que participa en el procesamiento del lenguaje. Su<br />
exhaustivo estudio, con la intención de compararlas con situaciones