UNIVERSIDAD DE CARABOBO

histórica que pruebe que en el proceso y evolución de la humanidad siempre ha
sido y tenga que ser así. Históricamente no hay prueba que acredita que desde sus
inicios la humanidad consideró como sujetos activos sólo a los seres humanos
individualmente considerados y antes bien, según Sohn, citado por Martínez
(1995), cada vez hay mayores luces que permiten hacer ver que el derecho
quiritario estatuía en derecho colectivo de la gens, como procedente al individual
consagrado en ius civile, y esto no es sino la demostración que las necesidades y
las formas jurídicas cambien y se transformen y la Ciencia de Derecho, no debe
encasillarse en las fórmulas sobrepasadas por las realidades socio-normativas de
su contexto.
Tampoco es argumento válido que las personas jurídicas sea una pura abstracción
legal o ideal, pues el fenómeno significado por el concepto no es una idealidad,
es una sección, de la realidad total, y por ende perceptible y humanamente
existente. El hombre como tal, es una realidad sensorialmente perceptible sin
intermediación, las consecuencias de su agrupación, los hechos que sobrevienen
de su actuación idealmente formalizada a través de la asociación son
perceptibles, la diferencia consiste en que en el primer caso, el hecho y su
consecuencia son fenómenos empíricos, en tanto que en el segundo, la
consecunecia, el hecho ilícito parece de una causa empírica, inmediata, por lo que
el derecho ha recurrido a su configuración "ideal". El Derecho Penal tiene que
alcanzar un sentido de la personalidad que se relacione con la regulación de los
desórdenes sociales de cuya magnitud e importancia deriva la imposición de la
respectiva para cuya finalidad es la corrección de ese desorden en un marco
estimativo y teleológico. He allí, la naturaleza de la sanción y el delito. Es así
como continúa diciendo:
En nuestra personal comprensión del asunto, estimamos que los
delitos cometidos por personas jurídicas son delitos y que las
sanciones que a ellos se les impone deben merecer el nombre de
pena... En cuanto a la culpabilidad, ha de entenderse como el
ingrediente genuinamente espiritual del delito, pero no tiene por qué
ser individual, si hay necesidad y justicia a que sea diferente. Al fin
y al cabo, ninguna entidad espiritual, debe renunciar a la
humanidad, a lo que es humano, no es únicamente el individuo en sí
mismo sino también en todas las constelaciones que es capaz de
formar para su realización socio-espiritual.
Esta necesidad social obliga a una doble dimensión de la culpabilidad, los cuales
son: