Fernando Ortega, el hombre esperado

de marzo de 1929 con el nombre de
Partido Nacional Revolucionario.
De acuerdo con la versión oficial
del actual PRI, «el Partido Nacional
Revolucionario surge en 1929 como
un partido de corrientes, de fuerzas
políticas distintas pero afines, provenientes
del movimiento de 1920.
El PNR sería, en consecuencia, la
institución más poderosa para la
competencia política, y el lugar
adecuado para diseñar los primeros
acuerdos y prácticas en la lucha por
el poder público; así pudo auspiciar
relevos de gobierno por medio de
elecciones y en condiciones de estabilidad
social».
Para el analista político, José Elías
Romero Apis, «con la fundación de
su partido esos precursores convirtieron
al 4 de marzo en una de las
tres fechas que, junto con el 20 de
noviembre y el 5 de febrero, más
habrían de incidir en el destino de
la nación mexicana durante todo el
siglo XX».
Y contundente agrega:
«Esto es innegable para propios
y extraños. Así como tanto para
porfiristas como para maderistas fue
evidente la importancia del levantamiento
revolucionario, para priistas
y no priistas es patente el efecto
político que, durante décadas, ha
producido la fundación del PRI. Sólo
un extraviado podría pensar que el
PRI no ha existido o que su incidencia
ha sido menor.
«El PRI es uno de los referentes
más importantes del sistema político
mexicano. Todo lo que le pueda acontecer
a la organización política más
importante de la historia de México
puede repercutir para el bien o para
el mal de la nación entera. Es una de
las fuerzas niveladoras del sistema
político, así como la luna lo es del
sistema gravitacional terrestre o el
subcontinente amazónico lo es del
sistema ecológico del planeta.
«El PRI, a diferencia de otros
partidos, no surgió desde la oposición
sino desde el poder, y esto es
una diferencia mayor. Hoy ya no es
la alianza de las 400 organizaciones
fundacionales pero sí de muchos
sectores y grupos, algunos muy definidos
y otros menos reconocibles.
Es un partido plural e incluyente.
En él militan desde banqueros hasta
tianguistas. En su Consejo Político y
en sus bancadas congresionales se
integran empresarios y campesinos,
obreros y profesionistas, intelectuales
y taxistas.
«Todo esto no pertenece tan
sólo al terreno de lo teórico o de
lo histórico. Por el contrario, tiene
mucho que ver con factores reales y
concretos de la política mexicana de
cada día».- (Excélsior, 1 de marzo
de 2009).
Como resultado del surgimiento
del PRI en el que participaba la
población en su conjunto que reclamaba
una mayor participación en los
asuntos del Estado y una equitativa
distribución de la riqueza, surgió en
1936 la Confederación de Trabajadores
de México (CTM) y dos años
después, la Confederación Nacional
Campesina (CNC), en tanto que en
1943 quedaría conformado el tercer
pilar sectorial del priísmo con la creación
de la Confederación Nacional de
Organizaciones Populares.
Surgido de las filas del PNR, el
presidente Lázaro Cárdenas del Río
concibió la transformación de su partido
porque consideró la necesidad de
rectificar «para tranquilidad de nuestras
masas y para fortalecimiento de
nuestra vida política, haciendo que
el PNR se transforme en un partido
de trabajadores en que el derecho
y la opinión de las mayorías sean la
forma fundamental de su propósito,
y el bienestar general y el engrandecimiento
de la patria la liga que los una
al poder público, haciendo de éste
una prolongación de las determinaciones
de la colectividad organizada»,
según su manifiesto promulgado el
18 de diciembre de 1937.
Hop’ K’in •
Fue así como en 1938 el PNR
pasó a ser el Partido de la Revolución
Mexicana cuya presencia era absoluta
en el escenario político nacional, y fue
a partir de 1939 cuando comenzaron
a surgir distintos partidos con ideologías
y principios opuestos a los postulados
de la Revolución, entre ellos
el Partido Acción Nacional, fundado
el 16 de septiembre de 1939.
El PRI reconoce que este periodo
del PRM fue posible, «con un gobierno
cohesionado y fuerte, el progreso
que se alcanzó durante esos años
permitió contar con servicios cada
vez más extendidos en materia sanitaria
y de asistencia social; se pasó
del latifundio, a la comunidad ejidal y
a la pequeña propiedad agrícola y se
construyó una amplia red de carreteras;
se creó la organización sindical y
se garantizó el reconocimiento de los
derechos obreros, un estatus jurídico
para los empleados y la institución de
pensiones civiles de retiro; se pasó de
la empresa capitalista de transportes,
a la cooperativa de trabajadores; del
desvalimiento de las clases trabajadoras,
al seguro social; de la explotación
de las riquezas por intereses
extranjeros, a la incorporación de
esas riquezas al patrimonio nacional;
del crédito usurero e insuficiente
a los bancos agrícolas y ejidal; del
ejército reclutado a la fuerza, pasando
por el soldado revolucionario,
al servicio militar por conscripción;
y a la creación de centros escolares
cada vez más numerosos y mejor
equipados».
Conocido como «el cachorro» de
la Revolución, el veracruzano Miguel
Alemán Valdés fue el primer civil,
después del movimiento armado, en
llegar a la Presidencia de la República
y desde ahí impulsar la nueva transformación
del partido en el poder,
que cambió su nombre por el actual
Partido Revolucionario Institucional
(PRI), en 1946.
Explica el actual PRI que la estabilidad
lograda hasta entonces iba