Fernando Ortega, el hombre esperado

PRI... ¿ave fénix
Romina E. Valladares Ceja
En Campeche, un escenario político
verdaderamente interesante se va
conformando poco a poco en el Partido
Revolucionario Institucional, organización
que no en balde ha sido motivo de estudio
e investigación de sociólogos y especialistas
en la materia, no sólo por la permanencia
en la preferencia del electorado, sino por la
historia misma que han cernido en él cada
uno de sus protagonistas, llamados éstos, no
sólo a quienes han llegado a ocupar puestos
de elección popular, administrativos y de
liderazgo, sino a cada uno de sus militantes,
quienes durante décadas y generaciones
enteran, han logrado que el tricolor llegue
a las cimas del poder, caiga en el desánimo
de la mayoría y cual Ave Fénix, resurja en el
acontecer político, cuando pocos daban por
cierta ésta posibilidad.
Luego de administraciones cuestionables
en la memoria de los mexicanos, que sumieron
en severas crisis a millones de mexicanos,
incrementaran la pobreza extrema nuestro
territorio y originara situaciones caóticas
en el sector productivo y el sector privado
mexicano, en el que un sin número de empresas
se declararan en quiebra provocando la
pérdida de miles de empleos, los que a su vez
repercutieron en el poder adquisitivo de la
población y se mantuviera la única constante
incambiable en México: la crisis, los hombres
y mujeres del Partido Revolucionario Institucional,
fueron testigos de un candidato de
esperanza para millones en el país, como lo
fue Vicente Fox Quesada, del Partido Acción
Nacional, quien logró su cometido: «sacar al
PRI de Los Pinos», pintoresco político guanajuatense
que siempre supo, que su llegada
a la Presidencia de la República, tuvo en mucho
su origen, el lamentable desempeño de
sus antecesores y el desánimo, casi protesta
de la población reflejado con el voto masivo
del histórico seis de julio aquél.
Sin pretensión de obviar, pero no abundar
en lo ampliamente conocido, el hombre
bonachón, sencillo y de hablar peculiar,
llegó a Los Pinos, sin embargo, el desencanto
posterior entre los mexicanos se hizo
presente, ante la serie de errores políticos
y administrativos que cometió y que no
nos deja dejar de sorprendernos cada día,
pues tan sólo las recientes declaraciones en
un Foro de gran proyección, cuando instó
a sus compañeros de partido que buscan el
abanderamiento electoral a dejar como él,
«encargada la Presidencia de la República
durante seis años»…con alguien de su más
que entera confianza.
Hoy, al arranque del 2009, los campechanos
tenemos un panorama escasamente
similar, pero importante al del inicio de milenio.
A punto de culminar una administración
estatal, que a diferencia del panorama federal
anteriormente citado, está permitiendo a un
gobernante, Jorge Carlos Hurtado Valdez,
cerrar su período no sólo con el respaldo
y las simpatías de la población que electoralmente
lo prefirió, pues indudablemente,
en el camino, ganó adeptos y conquistó
espacios a través de un manejo claro, respetuoso,
inteligente y siempre, siempre con
estrategia, en el que cada emblema, cada
ideología, cada hombre y cada mujer, tuvo
su lugar especial, aparte, ganado por méritos
propios, desenvolvimiento que en algún
momento pocos comprendieron, pero que al
final del camino, sus resultados explicaron la
acertada aplicación.
A punto de entrar la estafeta, emanado
del PRI, el gobernante no quedó como simple
espectado de lo que ocurre en su partido,
definitivamente, pues es el jefe moral de la
institución y como tal, se esperaba y debía
responder. ¿El reto, tomar la decisión
correcta, la que beneficiara por sobre todo
a Campeche, los campechanos y el triunfo
electoral del partido que lo llevó a la silla del
Cuarto Piso.
Hombres y mujeres valiosos en lo político,
partidista y moral para Campeche pugnaban
por lograr la estafeta, que finalmente con
hechos demostrados, con las estadísticas más
confiables como son las opiniones que directamente
emanan de los campechanos y más
aún, con el reconocimiento de quien en un
momento fueran adversarios en ésta etapa
interna, el PRI nuevamente da la sorpresa y
demuestra que por algo en su nombre lleva la
función: Institucional y una mañana, sus más
cercanos seguidores y la dirigencia nacional
anuncian que la garantía del triunfo electoral
se antepone a cualquier interés de peso y grupo,
para finalmente optar, por un Candidato
de Unidad, como se esperaba, se ansiaba, se
exigía en todo el territorio estatal y no podía
darse de cualquier otra forma, so pena de
provocar la más fuerte ruptura y éxodo de
militantes que se esperaba en caso de no
proceder con la cordura y el sentido común
aplicados. ¿El hombre: Fernando Eutimio
Hop’ K’in • 12
Ortega Bernés. Hombre carismático, que
sustenta su mayor valía en la incuestionable
calidad de sus principios y ético desempeño,
a lo largo de su trayectoria político administrativa,
ha sabido demostrar paso a paso, lo
que un hombre, cuando realmente quiere,
puede ser congruente en su pensar, decir y
actuar. Simplemente, Fernando Ortega siguió
desempeñándose como siempre, como sus
padres le educaron y como se identifican la
gran mayoría de los campechanos: por el
bien y por la buena.
La sola posibilidad de que le pudiese ser
arrebatada la posición en la que miles de
campechanos deseaban verlo, originó el más
inusitado movimiento de respaldo, algo masivo
y por iniciativa propia se dio: colocación de
mantas, pancartas, calcomanías, emblemas,
correos electrónicos, todo enfocado a demostrar
que Campeche quería a un hombre
a quien afectuosa y popularmente bautizaron
como «Purux», sin ánimo alguno de faltarle
el respeto, pues era reconocido su trabajo e
investidura como Senador de la República,
pero si con el afán de manifestar el »¡Estamos
contigo cab…ón y hasta el final-! Pero
si dejando claro el afecto depositado en él, a
quien consideran «de los suyos».
Fernando Ortega no será el candidato
de la esperanza por el cambio, como si éste,
el cambio mismo, fuese garantía de mejora,
pero sí el abanderado del avance, de luchar
por lo que corresponde y de la continuidad
exitosa, el que va por más, porque el estado
lo requiere, lo demanda, es de justicia, pues
a diferencia del desastre nacional que se avizoró
en el México desesperanzado del 2000
y que permitió ver en Vicente Fox el agua en
medio del oasis, para luego el desaliento.
No, a diferencia de ello, la entidad ha crecido
bajo el mandato de un gobernante, que
seguramente irá tranquilo, feliz y satisfecho
de que tomó las decisiones adecuadas, que luchó
contra la marea, pero que al final , como
debe ser, los buenos ganan, pero sobre todo,
conciente de está cumpliendo hasta el último
momento, en lo económico, lo político y lo
social, pero auto analítico como siempre a la
vez, duro, inteligente y reflexivo, admitiendo
que hizo falta tiempo para hacer más, pero
conciente de que el único proyecto válido
para el estado es el bienestar de Campeche
y los campechanos, por ése, pelear hasta el
desfallecimiento pues es el que realmente
vale. No hay otra.