Fernando Ortega, el hombre esperado

Molinos de viento
Estos, aquellos y los otros
Roberto Rodríguez Baños (AMI)
Los gobiernos del dinero trasnacional se abocan a soluciones que
preserven y rehabiliten el modelo neoliberal; los insurgentes de la
comunidad latinoamericana: Argentina, Bolivia, Brasil, Cuba, Ecuador,
Venezuela, hacen coexistir fórmulas mixtas con aspiraciones socialistas
y desarrollismo keynesiano; en los traspatios, los arquetipos son
México, Colombia, Chile, España, bastiones del subdesarrollo necesario
para mantener vigente la sumisión colonial ante la metrópoli
neofascista; y la lógica conducta de las administraciones locales se
inscribe en el viejo molde de la encomienda virreinal.
En el primero y el segundo grupo hay liderazgos, programas,
metas trazadas. En el tercero, una burocracia de gerencias provinciales
sin más conciencia que la del seguimiento a ciegas de las
directrices marcadas por las sedes corporativas. Estados Unidos,
la Unión Europea, el Mercosur, se empeñan en el rescate de los
patrimonios nacionales y la vigorización del espíritu de integridad
regional. México, Madrid, Santiago, no hacen sino aprovechar que
la circunstancia es propicia, para acelerar los tiempos del deterioro,
el desmantelamiento, la destrucción de economías y el comercio en
mercados y a precios de pánico, de los recursos de esos infortunados
países.
México padece además un surrealismo perverso derivado del
neurótico divorcio de la realidad que afecta al gabinete Fecal como
evidencian las disparatadas declaraciones de su titular en materia
de economía y política social, los grotescos derroches del banco
central en beneficio de banca y empresa ineficientes, las groseras
intervenciones de un aparato de justicia y seguridad cada vez más
degenerado en mecanismo de autoritarismo totalitario para contener
el inevitable derrumbe de un edificio que el propio sistema se ha
empeñado en derribar desde que el neoliberalismo despacha en las
oficinas del régimen. Y el acoso a los medios, por supuesto, con las
reiteradas invitaciones de los personeros gubernamentales para que
se sumen a las campañas de la propaganda federal con que pretenden
suplantar la información.
España, donde los desempleados ya son tres y medio millones,
suscribe un pacto de trabajo conjunto de cooperación económica
con la Federación Rusa y sigue soportando las tormentas del escándalo
de la corrupción heredada de los tiempos del indesasnable
Chema Botella, simultáneamente a recrudecer la represión contra
la insurgencia vasca en cuyo territorio, además, implanta la monarquía
el mandato de partidos asépticamente fieles al proyecto
franco-borbónico. Barack Obama rescata a empresas de ladrones
como AIG y Citgroup, es verdad, pero también se preocupa por las
inmensas capas marginales de su sociedad, por la indemnización de
la economía familiar, por la dotación a su pueblo de los servicios de
salud y seguridad social de que nunca ha disfrutado. The New York
Times habla de una «carta secreta» del nuevo presidente a Dmitri
Medvédev, ofreciéndole renunciar a su escudo antiproyectiles en
Europa del Este, si Moscú se compromete a utilizar su influencia
en Teherán para frenar el desarrollo de armas de largo alcance en
Irán. Simultáneamente Hillary Rodman Clinton viaja a Israel a dar
palmaditas a un antiguo aliado, el derechista Benjamin Netanyahu, a
quien endulza la oreja: «No hay duda de que ninguna nación puede
quedarse de brazos cruzados cuando su población es sometida al
disparo de cohetes». Washington y Madrid aplauden ese lugar común
de discurso electorero que es la reiterada, profusa expresión de
zalemas a sí mismo del señor Calderón en sus alusiones a la brutal
acumulación de fuerza militar soltada sobre la inerme población civil
de este país, mientras el señor Medina Mora insiste en sumar a los
pocos medios informativos subsistentes, a la avasalladora campaña
de propaganda de la burocracia federal.
En tan patética circunstancia, la narcodelincuencia trasnacional
que gobierna en Colombia se apresura a sumar en su beneficio el
clima de violencia generalizada que México padece, y suelta alegremente
a la internet la versión de la existencia de «negocios» entre
las FARC y bandas mexicanas de secuestradores. Y aun un personaje
tan impugnable como el señor García Luna, a cargo de la secretaría
de seguridad pública federal, la desmiente.
Los medios cubanos difundieron el lunes un comunicado cuyos
párrafo primero y final, respectivamente, son los siguientes: En
consonancia con los planteamientos realizados por el presidente de
los Consejos de Estado y de Ministros, general de Ejército Raúl Castro
Ruz, en la sesión constitutiva de la VII Legislatura de la Asamblea
Nacional del Poder Popular el 24 de febrero de 2008, acerca de
que hoy se requiere una estructura más compacta y funcional, con
menor número de organismos de la administración central del Estado
y una mejor distribución de las funciones que cumplen, el Consejo
de Estado, a propuesta de su presidente, previa consulta con el Buró
Político del Comité Central del Partido, acordó en reunión celebrada
en el día de hoy realizar los siguientes movimientos de cuadros y
reestructuraciones en algunos organismos de la Administración
Central del Estado:
(Los cambios correspondieron diez altos funcionarios del gobierno,
entre ellos a casi todo el equipo económico y a su figura principal,
Carlos Lage, así como al canciller Felipe Pérez Roque; más de la mitad
del gobierno que había en julio de 2006, cuando la enfermedad de
Fidel Castro obligó al relevo del comandante)
En el marco de estas decisiones el Buró Político y el Consejo
de Estado ratificaron la vigencia de los pronunciamientos del compañero
Raúl Castro el 24 de febrero de 2008 cuando expresó: La
institucionalidad es uno de los pilares de la invulnerabilidad de la
Revolución en el terreno político, por lo que debemos trabajar en su
constante perfeccionamiento. No creernos nunca que lo que hemos
hecho es perfecto. En correspondencia con lo anterior, se convino
en la necesidad de continuar estudiando la actual estructura del
gobierno con el objetivo de reducir gradualmente su envergadura
y elevar su eficacia.
Sería frívolo y pretencioso aventurar el análisis de hechos tan
importantes, sobre todo si se considera que estos cambios eran
previsibles en la más elemental interpretación del sentido común,
si se atiende la viabilidad de cambios en el escenario internacional
que puedan ser positivamente aprovechados por una administración
cubana fiel a los principios esenciales del Movimiento 26 de Julio,
comprometida con el interés esencial del bienestar del pueblo cubano.
En el camino de Martí. Sobre los pasos de Fidel. rrb@red-ami.com
Hop’ K’in • 13