Fernando Ortega, el hombre esperado

Arcano Político
En la mira
Mario Luis Altuzar Suárez
Preocupados por los informes oficiales
estadounidenses sobre la criminalidad
en México, los administradores aztecas se
contradicen en la urgencia de encontrar una
explicación capaz de recuperar la confianza
del gobierno de los Estados Unidos en la
gestión conservadora a partir del dos mil.
La situación es compleja, por decir lo
menos. El Sol de México, periódico insignia
de OEM, destacó como nota principal el 26
de febrero: El Gobierno perdió control de
una parte de México: EU. Sustentada la
nota en el informe del almirante retirado
Dennis Blair, director nacional de Inteligencia
de los Estados Unidos a su Congreso.
Una voz de alta credibilidad si se
considera que la Dirección Nacional de
Inteligencia (DNI) coordina a todas las
agencias espías estadounidenses, en donde
se incluye la telaraña de satélites conocida
por Echelón con bases terrenas en diez
países, capaz de observar un alfiler a tres
metros bajo tierra.
Fue contundente: «La influencia corruptiva
y creciente violencia de los cárteles
mexicanos de la droga, los que están entre
los grupos del crimen organizado más poderosos
del mundo, impiden la habilidad del
Gobierno federal (mexicano) de gobernar
algunas partes del territorio y de construir
instituciones democráticas».
No es el único. El jefe del Estado Mayor
Conjunto del Pentágono, almirante Mike
Mullen, expresó su preocupación por el
aumento de la violencia del narcotráfico en
la frontera con Estados Unidos y anunció
que la semana próxima visitará México y
dijo que evalúan la forma de poder ayudar a
México para enfrentar esta «amenaza».
Declaraciones que preocuparon al presidente
Felipe Calderón. Negó el jueves que
México sea un Estado fallido y que haya
perdido el control de su territorio a manos
del crimen organizado y consideró que
ese tipo de comentarios estadounidenses,
además de ser falsos, causan un «daño
tremendo» a las autoridades.
Sin embargo, el 11 de junio de 2008,
en una entrevista televisiva, el procurador
General de la República, Eduardo Medina
Mora, expresó: «No hemos visto el pico
Hop’ K’in • 14
de la violencia, aún hay un punto alto, las
organizaciones criminales buscan recuperar
su poder de intimidación y su territorio.
Podemos ver más y peor».
Explicó que la violencia en México no
comenzó en la administración de Felipe
Calderón sino con la de Vicente Fox, de
forma intensa entre 2004 a 2006. «Supongo
que estas acciones hicieron a Felipe
Calderón diseñar la estrategia para poner
alto al crimen organizado», aseveró Eduardo
Medina Mora.
Más clara fue el 12 de agosto de 2008,
en una entrevista por televisión, Rosario
Murillo, titular del Consejo de Comunicación
y Ciudadanía de Nicaragua: Vicente
Fox, un político fracasado le dio el poder
a los narcotraficantes.
El 24 de febrero de 2009, el secretario
de Gobernación, Fernando Gómez Mont,
aseguró que la violencia desatada por el crimen
organizado no es cosa de este sexenio,
sino que es producto de «omisiones» en la
administración anterior, en clara referencia
al ex presidente Vicente Fox.
Un día después,
el 25 de febrero de
2009, de los 755
detenidos en la Operación
«Xcellerator»
en California, Minnesota
y Maryland
por la Drug Enforcement
Administration
y el Federal Buro of
Investigation, el fiscal
general estadounidense,
Eric Holder,
informó que 52 eran
mexicanos del Cartel
de Joaquín «El Chapo»
Guzmán, fugado
de una cárcel de alta
seguridad el 19 de
enero de 2005.
Hechos duros que
intentó contener Germán
Martínez Cáceres,
dirigente del
PAN, el 25 de febrero
de 2009: «No le demos
vueltas, el tema es grave y complejo,
y el origen está en décadas y muchos sexenios
del PRI, tiene responsabilidades».
Días antes, el 18 de febrero de 2009,
el secretario de Economía, Gerardo Ruiz
Mateos, dijo durante un desayuno en la
embajada de México en París que si el
gobierno de Felipe Calderón no hubiera
actuado contra el narcotráfico «el siguiente
presidente de la República sería un narcotraficante».
Muy adelantado al 2012.
Así, los reportes recientes de autoridades
estadounidenses expresan sus
preocupaciones por el incremento de la
violencia en México. En uno de ellos se
aseguró que su vecino del sur y Pakistán
corrían el riesgo de convertirse en estados
fallidos si la espiral violenta se mantenía.
Un argumento de pronóstico reservado en
su alma injerencista.
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