Fernando Ortega, el hombre esperado

de la mano con el predominio del
PRI, sometido a fuertes presiones
y exigencias para la preservación y
conquista de los espacios del poder
público. Además, el PRI enfrentaba
el cambio generacional obligado por
el envejecimiento de los militantes
formados en la lucha revolucionaria,
para abrir el paso al poder a civiles
con educación universitaria. «Con el
PRI en el gobierno y su compromiso
con el destino democrático del país,
fue posible superar las tentaciones
hacia los autoritarismos de izquierda
y de derecha que aparecieron en el
entorno de la segunda Guerra Mundial
y, posteriormente, de la Guerra
Fría». Vendrían después tiempos
de crecimiento para el país, pero
también de movilizaciones sociales
que impulsaron la transformación
de los partidos y la consolidación de
los actores políticos. Por entonces,
del PRI surgían candidatos presidenciales
con participación política en
puestos previos de elección popular,
hasta Gustavo Díaz Ordaz, porque a
partir de Luis Echeverría Álvarez se
dudó de la participación partidista
previa y se privilegió a burócratas
para impulsarlos como candidatos
priístas al principal cargo público en
el país: José López Portillo, Miguel
de la Madrid Hurtado, Carlos Salinas
de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de
León…
Es en estos periodos, sin embargo,
cuando el PRI impulsa el sistema de
partidos y la afirmación de la pluralidad
política con la reforma electoral
de 1977, que encauza la resistencia
política por la legalidad y los partidos
son reconocidos en la Constitución
como entidades de interés público.
En 1988 se da un importante
resquebrajamiento al interior del PRI
con la salida de importantes militantes
encabezados por Cuauhtémoc
Cárdenas Solórzano y Porfirio Muñoz
Ledo, que propicia la caída estrepitosa
de votaciones a favor del candidato
Salinas de Gortari, cuyo triunfo como
Presidente de la República es severamente
cuestionado.
Sin embargo, el PRI permaneció
en el gobierno, aunque desde ese
momento ya se sentarían las bases
para la alternancia en el poder que
algunos políticos suponen que acordó
el propio presidente Salinas con
la dirigencia del PAN, que habría de
beneficiar a Vicente Fox Quesada en
las elecciones del 2000 al ganar su
partido, por primera vez, la Presidencia
de la República.
La bala que cegó la vida a Luis
Donaldo Colosio en Lomas Taurinas,
en marzo de 1996, también impactó
al PRI que tuvo que recurrir de
nuevo a un burócrata para hacerlo
su candidato presidencial, Ernesto
Zedillo Ponce de León que dio el tiro
de gracia al partido que representó y
fue el primero en reconocer el triunfo
del PAN en las elecciones del 2000.
71 años estuvo la revolución institucionalizada
al frente de la Presidencia
de la República. Y los conflictos
internos tan fuerte entre las distintas
fuerzas políticas ya sin un mandatario
priísta en Los Pinos- hizo al PRI de
nueva cuenta perder en las elecciones
del 2006, con un candidato como Roberto
Madrazo Pintado totalmente
debilitado. El PAN triunfó ahora con
Felipe Calderón Hinojosa, aún con
un belicoso Andrés Manuel López
Obrador, abanderado por el Partido
de la Revolución Democrática, que
habría de convertirse en el «presidente
legítimo» de México.
LO QUE VIENE
El PRI ha aprendido la lección
de sus dos derrotas presidenciales
anteriores, ante lo cual ha pugnado
más por la unidad que por la división,
como se ha demostrado en elecciones
estatales a partir del 2006, cuando
ha recuperado espacios que hasta
entonces estaban en manos de sus
opositores.
Hoy el PRI ocupa 106 curules en
la Cámara de Diputados, tiene 33
senadores de la República, gobierna
en 18 estados y en 921 de 2 mil 457
municipios del país, entre los cuales
está al frente en 19 capitales estatales,
además de contar con 438 de 2
mil 457 legisladores locales.
El PRI se presenta hoy como la
principal fuerza política para mantenerse
en los cuatro de los seis estados
que renovarán gubernaturas el
próximo 5 de julio, con la posibilidad
de recuperar también Querétaro y
San Luis Potosí, además de ganar
mayoría en la Cámara de Diputados
del Congreso de la Unión.
Al conmemorarse el aniversario 79
de la fundación del PRI, su presidenta
Beatriz Paredes Rangel afirmó:
«La fuerza del partido se deriva de
la fortaleza de sus partes. De nuestro
talento e imaginación política dependerá
alcanzar la síntesis inteligente
que haga posible un PRI federalista
que al mismo tiempo reivindique y
garantice un gran partido nacional.
No a la balcanización del PRI. Sí a un
gran partido federalista en su quehacer
cotidiano, y en las reformas que
impulse en beneficio del país».
El PRI actual sabe que en la unidad
está su camino al triunfo, porque en
sus 80 años ha sabido gobernar al
país, aún con los errores cometidos
con los gobernantes que han surgido
de sus filas, porque como escribe
Romero Apis.
«Muchos de los fracasos políticos
de los gobiernos actuales se deben a
que no saben cómo son cada uno de
los partidos políticos y, por lo tanto,
en dónde residen sus indicadores,
sus instrumentos, sus controles o
sus cabinas de mando».
El PRI ha tenido en el poder su
esplendor y su ocaso, pero hoy de
nuevo se prepara para resurgir y
volver al poder presidencial en el
2012. Esos son sus propósitos al
llegar a los 80 años de edad, a cuatro
décadas de participar en la vida
política de México.
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