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Fernando Ortega, el hombre esperado

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tativa atraviesa por una crisis de legitimidad, misma que es producto<br />

de la voluntad ciudadana expresada en <strong>el</strong> voto universal, ya que no<br />

cuenta con vínculos jurídicos que garanticen la interlocución y la adopción<br />

de compromisos entre representante y representado, es decir,<br />

entre <strong>el</strong>ectos y <strong>el</strong>ectores, y por consiguiente, no existe después de las<br />

<strong>el</strong>ecciones ninguna r<strong>el</strong>ación de representación o mandato, tampoco<br />

ningun mecanismos de control efectivo.<br />

Una definición de participación ciudadana, sin adjetivar aún <strong>el</strong> término<br />

es la intervención (directa o indirecta) de distintos actores en la<br />

definición de las metas de acción de una colectividad y de los medios<br />

para alcanzarlas. Es un proceso social que genera la interacción o<br />

r<strong>el</strong>acionamiento de diferentes actores (individuales o colectivos) en la<br />

definición de su destino colectivo. Esta interacción involucra, r<strong>el</strong>aciones<br />

de poder que se presentan en todos los espacios donde se despliegan<br />

r<strong>el</strong>aciones humanas y que tienen una incidencia mayor o menor según<br />

los intereses, las valoraciones y las percepciones de los involucrados<br />

en la interacción. Estas expresiones de poder generan tensiones y conflictos<br />

que pueden tener un efecto positivo o negativo en los procesos<br />

de participación. 1<br />

Cuando hablamos sobre la pertinencia de una ley de participación<br />

ciudadana, resulta inevitable analizar detalladamente cuál es su finalidad,<br />

las motivaciones sustentadas que originan su construcción, y con<br />

base a <strong>el</strong>la, determinar su interés público, que en todo caso, determinar<br />

los vacíos legislativos en la materia y si se contrapone o no a los<br />

derechos constitucionales, individuales y sociales ya establecidos, a fin<br />

de determinar si es necesaria, y si la normatividad creada fortalece la<br />

reconstitución d<strong>el</strong> tejido social. Bajo estas premisas, analizaremos <strong>el</strong><br />

contexto sobre la Iniciativa de Ley de Participación Ciudadana en <strong>el</strong><br />

Estado de Campeche.<br />

La experiencia enseña que los partidos políticos generalmente son<br />

renuentes a la intromisión de los ciudadanos en los asuntos públicos<br />

y en la toma de decisiones. Entonces, resulta crucial apreciar que <strong>el</strong><br />

objetivo central de esta ley está orientado a limitar <strong>el</strong> poder d<strong>el</strong> Estado,<br />

y los funcionarios que gobiernan sus instituciones, mediante <strong>el</strong> control<br />

de su actuación por parte de la sociedad civil, vigilando sus abusos y<br />

violaciones a la legalidad vigente sometiéndolos al escrutinio público, y<br />

en caso de perdérs<strong>el</strong>es la confianza, revocarles <strong>el</strong> mandato.<br />

Los partidos políticos ya no garantizan la participación ciudadana,<br />

la representación política y los intereses colectivos de numerosas<br />

organizaciones sociales, de modo que la interlocución ciudadana en<br />

muchos casos sólo es viable y posible a través de canales distintos a los<br />

partidos, a través de derechos creados por una nueva legislación y una<br />

nueva interlocución institucional. Esto es resultado d<strong>el</strong> débil proceso<br />

institucional de legitimación hacia los representados (gobernadores,<br />

presidentes municipales, regidores, síndicos y legisladores -diputados<br />

y senadores-), en virtud de la renuncia y negativa a ser conducto de<br />

la gestión social ante las instituciones d<strong>el</strong> Estado de las demandas y<br />

rezagos sociales, que en caso de ser atendidos satisfactoriamente, se<br />

traducen en beneficios a toda la población.<br />

Muchas veces, con demasiada frecuencia, los gobernantes y los<br />

legisladores ejercen <strong>el</strong> poder que la ciudadanía les otorgó mediante<br />

<strong>el</strong> voto, en provecho personal o d<strong>el</strong> partido político que los postuló<br />

abandonando las promesas o compromisos asumidos en campaña, o en<br />

contra de estas. Ahora, en muchos países la democracia representativa<br />

es complementada con la democracia directa. La primera resu<strong>el</strong>ve <strong>el</strong><br />

problema de cómo formar gobiernos legítimos con mayoría de votos, en<br />

tanto que la segunda resu<strong>el</strong>ve <strong>el</strong> problema de qué hacer ante decisiones<br />

políticas trascendentes en una coyuntura determinada.<br />

Otro <strong>el</strong>emento que debemos enfatizar es que la aplicación de los<br />

instrumentos de participación ciudadana no ponen en riesgo a las instituciones,<br />

por <strong>el</strong> contrario, las fortalecen y las legitiman, y coadyuvan<br />

a sustentar la gobernabilidad democrática de todo régimen político.<br />

Desde otro ángulo, los intentos de controlar, mediatizar y enajenar la<br />

participación ciudadana, a través de instrumentos dilatorios o poco<br />

serios como la simulación o la retórica ornamental, rechazados por<br />

<strong>el</strong> movimiento ciudadano, más que estimular la corresponsabilidad<br />

ciudadana con los programas de gobierno y las políticas públicas, han<br />

provocado con frecuencia enfrentamientos con la autoridad o condujeron<br />

a la desmovilización ciudadana, e incluso han alcanzado <strong>el</strong> hartazgo<br />

de propiciar la canc<strong>el</strong>ación de toda interlocución real y constructiva con<br />

las esferas gubernamentales.<br />

Podría afirmarse sin temor a equivocación, los regímenes políticos<br />

que disfrutan de mayor estabilidad democráctica no sólo disponen<br />

de cauces institucionales que aseguran la consulta permanente de la<br />

ciudadanía en la toma de decisiones sustantivas de las acciones de gobierno,<br />

sino que además, cuentan con instrumentos para impedir que<br />

los representantes <strong>el</strong>ectos a cargos de <strong>el</strong>ección popular caigan en la<br />

tentación de obedecer incondicionalmente los imperativos e intereses<br />

de la partidocracia, y se alejen de los dictados d<strong>el</strong> interés público y/o<br />

social.<br />

Los instrumentos de participación ciudadana son figuras de democracia<br />

directa, que al margen que pueden y deben perfeccionarse<br />

y profundizarse, resultan adecuados y pertinentes para resolver los<br />

problemas de legitimidad y gobernabilidad que pudieran presentarse<br />

en un período que transcurre entre un proceso <strong>el</strong>ectoral y otro, al<br />

propiciar cauces institucionales para resolver probables conflictos<br />

políticos, económicos y sociales que se presenten durante <strong>el</strong> quehacer<br />

de gobierno.<br />

Durante la última década ha estado presente la demanda reiterada de<br />

numerosas organizaciones sociales en distintos puntos de la República<br />

mexicana de lograr una legislación en materia de participación ciudadana.<br />

La pertinencia de esta legislación corresponde a la actualización<br />

de un nuevo tipo de cauce institucional que no pretende limitar, sino<br />

encauzar las expresiones diversas, heterogéneas, autónomas y plurales<br />

de la organización social, que son expresiones de las diferentes formas<br />

de manifestarse de la sociedad civil organizada.<br />

En primer término la iniciativa de ley está dirigida a presentar a<br />

los legisladores d<strong>el</strong> Congreso Local un panorama general d<strong>el</strong> estado<br />

que guarda la <strong>el</strong>aboración y aprobación de estas leyes en las entidades<br />

federativas hasta <strong>el</strong> momento, enfocando la atención hacia las figuras<br />

de democracia participativa, <strong>el</strong> referéndum, <strong>el</strong> plebiscito, la consulta<br />

ciudadana, la revocación d<strong>el</strong> mandato y la iniciativa popular como instrumentos<br />

de participación ciudadana y como mecanismos de control democrático<br />

de la sociedad civil en la gestión pública y vías de participación<br />

de los ciudadanos, que voluntaria, individual o colectivamente, asumen<br />

<strong>el</strong> compromiso de colaborar de manera honorífica con la administración<br />

pública y en la toma de decisiones de los asuntos públicos.<br />

2.-En torno al concepto<br />

Participación Ciudadana<br />

Por supuesto que las <strong>el</strong>ecciones no agotan la participación ciudadana,<br />

y que ésta alude a las diversas formas y mecanismos de expresión<br />

de la sociedad civil organizada que reclama espacios de interlocución<br />

institucional que generen alternativas de acciones en la toma de decisones<br />

de los asuntos de interés público.<br />

Son manifestaciones de la democracia participativa y d<strong>el</strong>iberativa<br />

que encuentran en las iniciativas ciudadanas los causes para la acción<br />

conjunta de las políticas públicas entre los tres órdenes de gobierno, los<br />

poderes Legislativo y Judicial y la sociedad civil. En suma, la t<strong>el</strong>eología<br />

d<strong>el</strong> ciudadano es la participación plena en la d<strong>el</strong>iberación de los asuntos<br />

públicos d<strong>el</strong> Estado.<br />

La democracia representativa , también conocida como democracia<br />

de partidos se encuentra en crisis, y con frecuencia son las organiza-<br />

1.- Arzaluz Solano, Socorro. La participación ciudadana en <strong>el</strong> gobierno local mexicano. Algunas reflexiones teóricas sobre <strong>el</strong> concepto. 1999 (agosto). Pág. 3. www.iglom.iteso.<br />

mx/HTML/encuentros/congresol/pm4/arzaluz.html

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