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Introducción
XXIII
ción del misterio de Cristo. Es la eclesialidad de la fe como elemento
constitutivo de la misma la que preserva la identidad de
la cristología cristiana ante cualquier intento de apropiación del
acontecimiento de Cristo fuera de la Iglesia, por voluntad de
Dios depositaria de la revelación divina en Cristo.
Es justamente aquí donde se plantea la cuestión específica
de la relación entre teología y magisterio, siempre sobre el supuesto
de que el magisterio eclesiástico es un elemento interno al
método del discurso teológico. La eclesialidad de la fe descansa
sobre la norma fidei y los contenidos o núcleos dogmáticos que la
norma preserva, ya que no es la Iglesia la que se coloca sobre
la norma de fe que viene dada por la Palabra divina, objetivamente
operante en la Escritura y en la Tradición, como objetivación
previa a la misma Escritura y marco e instancia hermenéutica
de esta última. La conflictividad que pueda surgir entre
magisterio eclesiástico y teología encontrará siempre en el supuesto
previo de la relación entre ambos, es decir, en la norma de
fe, el criterio, lo que explica, por ejemplo, lo sucedido con la Declaración
Dominus Iesus de la Congregación para la Doctrina de
la Fe. Es la norma de fe la que regula el ejercicio del magisterio
y a ella se debe como servicio a la Palabra de Dios sin colocarse
sobre ella, tal y como quedó dicho en el n. 10 de la Constitución
Dei Verbum del Vaticano II. Lo que no podría suceder sin
la ligazón que la norma de fe establece entre Tradición, Escritura
y Magisterio, «de modo que ninguno puede subsistir sin los
otros». Si el magisterio eclesiástico supone de hecho el sentido de
fe de los fieles, éste a su vez no es tal sin contener como elemento
interno esta ligazón entre estos tres elementos que establece la
norma de la fe.
Todos estos elementos exigían un tratamiento sistemático
que incluye elementos clásicos de la teología fundamental y
otros más propios de la dogmática eclesial. De hecho, así se
ofrecen en la presente obra, aunque la procedencia de los materiales
que vienen a confluir en su precipitado final han experimentado
la debida adaptación para su inclusión en la misma, y
aunque estos materiales se deban a momentos distintos de la investigación
y la reflexión teológica que el autor ha llevado a
cabo a lo largo de dos décadas de magisterio teológico.