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CAPITULO SIETE<br />
SU MENTE<br />
Yo atribuía las luchas mentales de mi esposo a su genio musical. Tú sabes, el temperamento<br />
artístico, inteligente y brillante por un lado y oscuro y temperamental por otro. Cuando se<br />
deprimía, las palabras en su mente le decían que iba a fracasar, que no valía nada y que era<br />
incapaz de hacer lo que necesitaba. No tenía ninguna base en la realidad porque él tenía esos<br />
pensamientos aún en medio de sus trabajos más productivos y de éxito. Durante largo tiempo<br />
no me di cuenta de que sus batallas mentales no tenían que ser consideradas como “esa en su<br />
manera de ser”. Ni que tenía que lucharlas solo. Si él y yo éramos uno entonces un asalto a<br />
su mente lo era a la mía también. Yo podía mantenerme en pie con él en la batalla,<br />
declarando. “Este no es Dios hablando a la vida de mi esposo, es la voz del enemigo. No voy<br />
a quedarme sin hacer nada y mirar cómo estos juegos peligrosos actúan en la mente y en<br />
nuestras vidas”<br />
Decidí tratar mi propio experimento y “hacer frente a las artimañas del diablo” /Efesios 6:11).<br />
Después de todo, la Biblia habla de “orar en el Espíritu en todo momento con peticiones y<br />
ruegos y mantenerse alerta y perseverar en oración por todos los santos” (Efesioas 6:18). Sin<br />
duda que “todos los santos” es una categoría, inclusive aunque no sea una descripción, que<br />
incluye a mi esposo. Durante meses siguientes, mientras perseveraba en oración por él, me<br />
sorprendieron los resultados. No solo él pudo controlar mejor sus pensamientos, sino que con<br />
el tiempo, incluso pude ver la agresión venir y atacarla en oración antes que ganara ventajas.<br />
Mientras más veía mis oraciones contestadas, más cuenta se daba de dónde venían las<br />
mentiras y menos dispuesto estaba é a creerlas.<br />
Cuando he viajado por el país debido a mis compromisos pues hablar, he compartido con<br />
mujeres de todo tipo de vida, y me ha sorprendido ver cuán universal es el problema. De<br />
hecho, parece no importar el temperamento o los antecedentes de los esposos, ellos<br />
experimentan el mismo tipo de mentiras en sus mentes. Al fin me di cuenta de que todos los<br />
hombres tienen un enemigo que desea minar lo que Dios quiere hacer en sus vidas. Las<br />
mujeres tienen ese mismo enemigo, pero los hombres parece que son más vulnerables a este<br />
ataque en ciertas áreas. Incluso el más fuerte puede quedar exhausto, abrumado, cargado,<br />
desesperado o enredado en cosas que lo mantienen alejado de la presencia de Dios. Él no ve<br />
siempre las trampas del enemigo que desea que crea que lo que encara es insuperable. Su<br />
mente está llena de palabras como “desespero”, “inútil”, “fracaso”, “imposible”, “terminado”, y<br />
“¿para qué tratar?” Una esposa puede orar que su esposo discierna las mentiras y en su lugar<br />
escuche palabras como “esperanza”, “prosperidad”, “posibilidad”, “éxito” y “nuevo comienzo” y<br />
sepa que son de Dios.<br />
Las dos armas más poderosas en contra del ataque de las mentiras sobre la mente de su<br />
esposo son la Palabra de Dios y la alabanza. Ciertamente, la palabra de Dios es viva y<br />
poderosa y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del<br />
alma y del espíritu, hasta la médula de los husos y guzga los pensamientos y las intenciones<br />
del corazón (Hebreos 4:12) Al hablar la Palabra de Dios puedes dejar al descubierto el<br />
pensamiento equivocado y perderá su poder. Si tu esposo no lo hace por él mismo, tú puedes<br />
hablar la Palabra de Dios por él, ya sea en su presencia o a solas en oración y ver resultados<br />
positivos. He hecho esos por mis esposo innumerables veces y él dará testimonio de este<br />
poder. Recuerdo que Dios no le ha dado espíritu de temor, sino poder y amor y de dominio<br />
propio (2 Timoteo 1:7). Yo le digo que estoy orando por él para reclamar esa mente sana, que<br />
goza de dominio propio, en todo tiempo.<br />
La alabanza es también una herramienta poderosa porque la presencia de Dios viene a morar<br />
en nuestro medio cuando nosotros le alabamos. En su presencia encontramos santidad y<br />
transformación para nuestras vidas. “A pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como