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EL PODER DE LA ESPOSA QUE ORA

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CAPÍTULO TREINTA<br />

SU FUTURO<br />

Ninguno de nosotros puede vivir sin una visión para le futuro. Si no la tenemos, andaremos<br />

dando golpes a ciegas sin dar en el blanco. Si ella parece que la vida no tiene sentido y cada<br />

día morimos un poco más. “Sin profecía el pueblo se desenfrena” (Proverbios 29:18)<br />

Tener visión no significa saber los detalles específicos en cuanto a lo próximo que va a<br />

suceder. Tiene que ver con tener un sentido general de hacia dónde te diriges y tener la<br />

esperanza de que hay algo bueno en el horizonte. Es saber que sí tienes un futuro y un<br />

propósito y que es brillante.<br />

No todos los hombres tienen esa certeza. Cuando esto sucede, casi puedes ver que sus vidas<br />

son consumidas. Aún los que la tienen, no es así todo el tiempo. Hasta el hombre más<br />

espiritual puede cansarse demasiado, estar acabado, derrotado, distanciado de Dios, confuso<br />

acerca de quien él es y por qué está aquí, y perder su visión para el futuro. Puede perder su<br />

sentido de propósito y por este motivo estar abrumado y no tener esperanza. Si pierde de vista<br />

sus sueños y se olvida de la verdad cuanto a sí mismo y a su situación, puede terminar<br />

creyendo mentiras destructoras acerca de su futuro. “Por falta de conocimiento mi pueblo ha<br />

sido destruido” (Oseas 4:6)<br />

Dios dice que no oigamos las voces que hablan mentiras, porque “cuentan visiones que se han<br />

imaginado y que no proceden de la boca del Señor” (Jeremías 23:16) Cualquier visión para el<br />

futuro que está llena de fracasos y falta de esperanza no es de Dios (Jeremías 29:11). Dios<br />

puede restaurar la visión donde haya estado perdida. Él puede dar esperanza para volver a<br />

soñar y traer su verdad a las mentiras del desánimo. Dar seguridad de un futuro prometedor.<br />

La oración es el medio a través del cual Él lo puede cumplir.<br />

Mi esposo me dijo que una de las veces que mis oraciones representaron todo para él, fue<br />

cuando nos mudamos a Los Ángeles a Nashville. Fue muy difícil para todos nosotros dejar las<br />

personas amadas y comenzar de nuevo. Había mucho en juego y era una transición difícil, sin<br />

mencionar un gran paso de fe. No sabíamos cómo todo iba a terminar, pero caminamos en la<br />

certeza de que estábamos siguiendo la dirección de Dios. Confiábamos que nuestras vidas<br />

estaban seguras en sus manos. MI oración para Michael durante esa época era que no<br />

perdiera la visión de Dios le había dado para el futuro. Cuando las circunstancias le hicieron<br />

perder un momento su vista espiritual, dijo que mis oraciones representaron un papel<br />

importante en restaurarla.<br />

Tenemos que recordar que Dios Padre ha hecho su testamento. Su heredad está dividida en<br />

partes iguales entre todos sus hijos. Todo lo que Él tiene, nosotros lo tendremos. Nosotros<br />

somos “herederos de Dios y coherederos de cristo” (Romanos 8:17) he leído mi copia del<br />

testamento y dice que ni siquiera tenemos idea de todo lo que Dios tiene para nosotros, porque<br />

Él tiene para nosotros más de lo que jamás hemos imaginado. “Ningún ojo ha visto, ningún<br />

oído ha escuchado, ninguna mente humana ha concebido lo que Dios ha preparado para<br />

quienes lo aman” (1 Corintios 2:9) Promete que “los íntegros heredarán el bien” (Proverbios<br />

28:10) Nos dice que no solo tendremos todo lo que nos haga falta en esta vida, sino que la<br />

parte más importante será nuestra después que muramos. Entonces estaremos con Él y no<br />

necesitaremos nada más.<br />

Si los ojos de tu esposo se concentran tanto en los detalles del diario vivir que pierden su visión<br />

del futuro, tus oraciones pueden levantar su mirada. Ellas pueden ayudarlo a ver que Dios es<br />

su futuro y que él necesita vivir su vida de manera que invierta en ellos. ¿No saben que en una<br />

carrera todos los corredores compiten, pero sólo uno obtiene el premio? Corran, pues, de tal<br />

modo que lo obtengan” (1 Corintios 9:24) Tú no deseas que tu esposo sea un hombre que

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