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EL PODER DE LA ESPOSA QUE ORA

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CAPÍTULO <strong>DE</strong>CINUEVE<br />

SU PASADO<br />

Michael tenía diecinueve años cuando se desplomó exhausto de nervios. Durante el día iba a<br />

la universidad a jornada completa, y en las tardes las noches escribía, hacía arreglos musicales<br />

y tocaba el piano y los tambores en los clubes locales. Tenía mucha tensión, dormía poco y<br />

trabajaba hasta la saciedad. El doctor de la familia sugirió que lo internaran en un hospital<br />

psiquiátrico cercano donde pudiera descansar lo necesario. Más tarde su madre me contó que<br />

ella y el doctor se arrepintieron de esa decisión, pero en ese momento no sabían qué más<br />

hacer. Micheal describió sus dos semanas de “descanso” ahí como la experiencia más<br />

aterradora de su vida. Observó comportamientos tan extraños y horripilantes en los otros<br />

pacientes que se traumatizó con el temor de que quizás nunca saldría. Regresó a la<br />

universidad con una agenda de trabajo menos cargada, pero también con gran temor.<br />

Durante los años que hemos estado casados, ha habido momentos donde él a tenido tanto<br />

trabajo y presión que ha sentido la misma clase de agotamiento. Esto siempre le recuerda lo<br />

que ha sucedido cuando era adolescente.<br />

El pasado le caía encima como un fantasma y lo amenazaba con el pensamiento: Vas a<br />

terminar de nuevo en un hospital psiquiátrico. Él dice que durante esos momentos es que mis<br />

oraciones han sido lo más importante para él. Yo siempre oraba para que él conociera la<br />

verdad y la verdad lo hiciera libre (Juan 8:32). Oré para que Dios lo librará de su pasado. Esto<br />

ha sido un proceso gradual, pero he visto adelantos cada vez que he orado.<br />

El pasado no es un lugar donde debemos vivir, sino algo de donde aprender. Tenemos que<br />

olvidarnos de “lo que queda atrás” y hemos de “seguir avanzando hacia la meta para ganar el<br />

premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en cristo Jesús?” (Filipenses 3:13-<br />

14) Dios es un redentor y un restaurador. Necesitamos permitir que sean ambos. El pude<br />

redimir el pasado y restaurar lo que se perdió. Puede compensar por las cosas malas que han<br />

sucedido (Salmo 90:15). Tenemos que confiar en que Él haga esas cosas. Jamás podremos<br />

salir del presente y entrar en el futuro que Dios tiene para nosotros si nos aferramos del pasado<br />

y vivimos en él.<br />

El pasado de tu esposo no solo lo afecta a él, sino a tus hijos también. Es más que solo<br />

transmitir a tus hijos y nietos el color de tu cabello y de tus ojos. Podemos dejar una herencia<br />

tan poderosa y dañina como la que nosotros mismos hemos experimentado. Les podemos<br />

legar una herencia de divorcio, ira ansiedad, depresión y temor, para mencionar solo algunas.<br />

De lo que tú y tu esposo se puedan librar significará más libertad para ellos. Mientras vivas en<br />

el pasado no sólo has de tener un poco de lo que Dios tiene para ti, sino también para el futuro<br />

de tus hijos.<br />

Es muy probable que los sucesos del pasado de tu esposo que más le afectan hoy en su vida<br />

sean lo que ocurrieron en su niñez. Las cosas malas que sucedieron o las cosas buenas que<br />

no sucedieron con los miembros de la familia son las de mayor importancia. El ser catalogado<br />

de cierta forma por un familiar o compañero, pasa hasta la vida de adulto. Palabras tales como<br />

“gordo”, “estúpido”, “falta de coordinación”, “fracaso”, “pobre”, “perdedor”, “puerco”, “cuatro<br />

ojos”, “lento”, o “idiota” se hacen sentir y quedan impresos en la mente y en las emociones<br />

hasta bien entrada la adultez. Aunque nadie puede hacer como si el pasado no hubiera<br />

existido, es posible orar para eliminar los efectos. Nadie está destinado a vivir con ellos por<br />

siempre.<br />

Dios dice que debemos clamar para ser libres, caminar en sus caminos proclamar su verdad y<br />

entonces hemos de encontrar libertad de nuestro pasado. Pero a veces existen niveles de<br />

libertad que hay que atravesar. Quizás tu esposo cree que está libre de algo, pero esto vuelve

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