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CAPÍTULO DIECISEIS<br />
SUS PRIOIRDA<strong>DE</strong>S<br />
Los hombres tienen muchas ideas diferentes sobre cuáles deben ser sus prioridades. Pero<br />
cada esposa siente que ella debiera encabezar la lista de su esposo, justo debajo de Dios. He<br />
descubierto, sin embargo que si la esposa desea que las prioridades de su esposo tengan ese<br />
orden, ella tiene que asegurarse de que las suyas también están en ese orden. En otras<br />
palabras, si deseas que tu esposo te ponga como prioridad, por encima de su trabajo, hijos,<br />
amigos y actividades, tú necesitas hacer lo mismo por él. Si Dios y el cónyuge no son, con<br />
claridad, la primera prioridad en tú vida, tu esposo tendrá menos incentivo para hacer lo mismo<br />
en la suya.<br />
Yo conozco muy bien las luchas que hay para mantener el orden correcto de las prioridades,<br />
en especial si hay pequeños en el cuadro. Las necesidades de los hijos con inmediatas y<br />
urgentes y tú eres la persona que tiene que encargarse de ellas. Después de todo, un esposo<br />
es un adulto y esperamos que pueda cuidarse él mismo. Incluso si no hay niños, es posible<br />
que uno esté consumido por el trabajo, el hogar, los amigos, los proyectos e intereses y<br />
actividades. Es difícil, en medio de todo lo que ocupa tu tiempo y atención, el no dejar que tu<br />
esposo baje de categoría en la lista, o al menos se sienta como que es así.<br />
Afortunadamente, las prioridades no siempre tienen que ver con el tiempo total que se pasa<br />
con ellos, de otra forma cualquier con un trabajo de cuarenta horas a la semana estaría<br />
poniendo a Dios en segundo lugar frente a su trabajo, a menos que él o ella estuvieran orando<br />
ocho horas al día. Y no hay forma de que una persona pueda dedicarle a su esposo el mismo<br />
tiempo que le dedica a los hijos, sin abandonar a los hijos. En cuanto a tu esposo se refiere, no<br />
se trata de cuánto tiempo tienes para él, sino que ese tiempo lo hagas sentir que es una<br />
prioridad.<br />
Si lo primero que haces en el día es saludarlo con una sonrisa y darle un abrazo, puede que lo<br />
haga sentir que es importante para ti. También lo es preguntarle ¿Hay algo que pueda hacer<br />
por ti hoy? (Y luego cuando él te diga recuerda hacerlo) También déjale saber que estás<br />
orando por él y pregúntale porqué cosa específica desea que ores. Incluso el estar<br />
preguntándole periódicamente y mostrarte interesada por él, en medio de muchas otras cosas<br />
que estés haciendo, le asegura que él sigue siendo el primero en tu lista.<br />
Las prioridades tienen que ver con la posición en el corazón. Planea un tiempo para ustedes<br />
dos solos, una cita, una noche o dos lejos, una cena solas, tiempo en el hogar sin ningún niño<br />
o amigos, le comunica que él es una prioridad en tu corazón. Si deseas que tu esposo te ame<br />
a ti más, tú necesitas amarlo a él más. Siempre funciona, en especial si estás orando también<br />
por el asunto.<br />
Si te sientes que no tienes el tiempo y la energía para poner en primer lugar a tu esposo, y<br />
hace todo lo que se espera de ti, pídele a Dios un refrigerio en la llenura de su Santo Espíritu.<br />
Búscalo a Él primero y te ayudará a poner tus prioridades en orden. Si tu itinerario no te<br />
permite estar con Dios y acercarte a su fuerza, entonces vuelve a trabajar en tus prioridades y<br />
haz un nuevo itinerario. El viejo no está trabajando.<br />
En el negocio en que está mi esposo, a menudo vemos a personas que experimentan éxito con<br />
rapidez. El problema con eso es que un espíritu de lujuria por más éxito, más poder, y más<br />
riqueza, por lo general les acompaña. Cuándo estás personas no hacen un esfuerzo especial<br />
para mantener sus prioridades en orden, su orgullo les dirige y son seducidos por esta<br />
tentación. Ellos resbalan a gran velocidad, abandonando a Dios, familia, iglesia y amigos en su<br />
furor. Cuando estás estrellas fugases regresan a la tierra, el aterrizaje a menudo es duro.<br />
Nosotros no deseamos que eso le suceda, ni siquiera en pequeña escala, a nuestros esposo.