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EL PODER DE LA ESPOSA QUE ORA

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CAPÍTULO DIEZ<br />

SUS <strong>DE</strong>CISIONES<br />

Surgió un negocio en el cual mi esposo se involucró y no me lo mencionó hasta que ya estaba<br />

en camino. Desde el momento que supe del mismo no me sentí bien al respecto. Pensé que<br />

la idea era genial y su visión para esto era excelente, pero no podía pasar por alto la falta de<br />

paz que sentía al respecto. De hecho, mientras más oraba, más fuerte la sentía. Cuando se lo<br />

mencioné, me respondió a la defensiva: -Tú no confías en que yo haga la decisión correcta.<br />

Él dijo por lo claro que esto era algo que deseaba y no estaba dispuesto a escuchar ninguna<br />

oposición.<br />

La única salida que yo tenía era orar, cosa que hice. Una y otra vez le dije a Dios: “Muéstrame<br />

si estoy equivocada. Me encantaría que funcionara porque es una gran idea. Pero si lo que<br />

estoy sintiendo es correcto, revélaselo a él a tiempo para detener el proceso. Muéstrale la<br />

verdad y cierra la puerta”.<br />

Al último momento, justo antes que firmara el contrato, los ojos de Michael de pronto se<br />

abrieron a una serie de incidentes los cuales ponían en duda las verdaderas intensiones de las<br />

otras partes involucradas. La revelación de Dios lo puso en descubierto y se canceló todo el<br />

negocio. Con lo difícil que le fue aceptar en ese momento que estaba equivocado, él está<br />

agradecido de haberse liberado de tanto pesar.<br />

Un tiempo después, mientras escribía este libro, le pregunté a mi esposo qué ha significado<br />

para él que yo ore por él. Una de las cosas que mencionó fue que ayudaba a tomar buenas<br />

decisiones.<br />

- Cuando se han presentado decisiones importantes y me han ofrecido ciertas cosas, tus<br />

oraciones abrieron mis ojos y evitaron que yo firmara un contrato que hubiera sido malo – me<br />

explico.<br />

Nosotros tenemos que recordar que todos los hombres piensan que ellos están haciendo lo<br />

correcto. “A cada uno le parece correcto su proceder, pero el Señor juzga los corazones”<br />

(Proverbios 2:1-2) Sin embargo, Dios es el único que puede dar un verdadero discernimiento.<br />

Él puede darnos sabiduría cuando la pedimos. La sabiduría trae éxito (Eclesiastés 10:10) y<br />

nos capacita para aprender de las experiencias (Proverbios 15:31). Nosotros deseamos que<br />

nuestros esposos sean hombres sabios.<br />

Lo opuesto de un hombre sabio es uno necio. La Biblia describe al necio como alguien que<br />

solo “confía en sí mismo” (Proverbios 28:26). Él aborrece la sabiduría (Proverbios 23:9). Él<br />

solo desea hablar y no escuchar (Proverbios 18:2). En otras palabras, no le puedes decir<br />

nada. Él es de pleito (Proverbios 20:3), y él se pasa de confiado y es arrogante cuando tratas<br />

de razonar con él (Proverbios 14:16). El necio es alguien que es incapaz de sopesar las<br />

consecuencias de sus acciones. Como resultado, él no toma decisiones sabias. Si tú tienes<br />

un esposo así, ora por él para que tenga sabiduría.<br />

Si tu esposo no es un necio “a tiempo completo”, por así decirlo, pero en ocasiones se<br />

comporta neciamente, no trates de arreglarlo. Dios es el único que puede hacerlo. Tu trabajo<br />

es amarlo y orar por él. La Biblia dice: “El comienzo de la sabiduría es el temor del Señor,<br />

conocer al Santo es tener discernimiento” (Proverbios 9:10). Esto quiere decir que comienzas<br />

a orar por el temor del Señor para que lo atrape. Luego ora para que él tenga consejos sabios:<br />

“Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados” (Salmo 1:1). Si tú continúas<br />

orando por tu esposo para que tenga sabiduría un consejo santo, entonces aunque él tome una<br />

decisión mala, puedes disfrutar del consuelo de saber que hiciste tu parte y Dios hará que

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