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CAPÍTULO VENITDOS<br />
SUS EMOCIONES<br />
Daniel utilizó la ira para controlar a su familia. Cada miembro de la familia estaba tan<br />
preocupado por su temperamento que vivían sus vidas andando en puntillas, cumplían sus<br />
antojos a causa del temor en lugar de por amor. Cuando su esposa Marta aprendió que no<br />
solo no tenía que tolerar su ira, sino que decir amén a todo era desobedecer a Dios, la s cosas<br />
comenzaron a cambiar. “no te hagas amigo de gente violenta, ni te juntes con los iracundos,<br />
no sea que aprendas sus malas costumbres y tú mismo caigas en la trampa” (Proverbios<br />
22:24-25)<br />
Marta se dio cuenta de que aún podía amar al hombre pero no aprobar su pecado, por lo tanto<br />
comenzó a orar con regularidad por él, con fervor, tanto sola como con un grupo de<br />
compañeras de oración. Oró para que él dejara de ser controlado por sus emociones y en<br />
lugar de eso fuera controlado por el Espíritu Santo. Sus oraciones no solo lo ayudaron a él a<br />
aclarar su mente lo suficiente como para ver cómo había estado actuando, sino que le trazaron<br />
el camino para que pudiera encontrar la fuerza y el valor de cambiar su comportamiento. “El<br />
regalo secreto apacigua el enojo” (Proverbios 21:14). El mejor regalo que una esposa pude dar<br />
en secreto para calmar el enojo de su esposo es orar por él.<br />
Por años Javier fue atormentado con depresión crónica. Aunque su esposa María era una<br />
persona optimista, las emociones negativas de él la derrumbaron y la hicieron sentir<br />
desesperada y deprimida como él. Entonces leyó acerca de las experiencias del rey David y se<br />
dio cuenta de que describían con presión lo que su esposo había estado sintiendo. “Tan<br />
colmado estoy de calamidades que mi vida está al borde del sepulcro. Ya me cuentan entre<br />
los que bajan a la fosa; parezco un guerrero desvalido” (Salmo 88:3-4) “Estoy agobiado, del<br />
todo abatido, todo el día ando acongojado… Me siento débil completamente deshecho; mi<br />
corazón gime angustiado” (Salmo 36:6-8).<br />
María vio que a pesar de estar tan desesperado, David encontró su esperanza en el Señor y lo<br />
superó. “Tú, Señor, me sacaste del sepulcro; me hiciste revivir de entre los muertos” (Salmo<br />
30:3). “Me alegro y me regocijo en tu amor, porque tú has visto mi aflicción y conoces las<br />
angustias de mi alma” (Salmo 31:7) “Ven a mi lado y rescátame” (Salmo 69:18) Ella sintió que<br />
Dios en realidad tenía compasión por Javier, y eso despertó la esperanza dentro de ella de que<br />
la oración era la clave para liberarlo de las garras de la depresión.<br />
Ella le dijo a Javier que se había comprometido a orar por él todos los días y quería que él le<br />
informara cómo se estaba sintiendo. Desde el primer día, ambos se dieron cuenta de que cada<br />
vez que ella oraba, su espíritu se levantaba. Pronto él ya no pudo negar el poder de la oración<br />
y comenzó a orar con ella. Desde entonces se sigue mejorando. Sus depresiones ahora son<br />
menos frecuentes y es capaz de superarlas mucho más rápidos. Los dos están<br />
comprometidos a buscar a Dios por la libertad total de Javier.<br />
El enojo y la depresión son solo dos de las muchas emociones negativas que pueden<br />
atormentar el alma de un hombre. A veces es una costumbre en la forma de pensar, a la que<br />
se le ha dado lugar a través del tiempo. Los hombres tienen la tendencia a creer que es parte<br />
de su carácter que no pueden cambiar, pero estos patrones pueden ser rotos. No te quedes<br />
parada viendo cómo tu esposo es manipulado por sus emociones. La libertad puede estar a<br />
solo una oración de distancia.