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ROMPIENDO LAS CADENAS

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48 Rompiendo las cadenas Tienes derecho de ser libre 49<br />

Cuando nacemos por segunda vez, nuestra alma / espíritu se<br />

une con Dios y llegamos a estar vivosespiritualmente. Por lo tanto<br />

dejamos de estar «en Adán», para estar «en Cristo».<br />

Debido a que la vida en Cristo es eterna, la que ahora tenemos<br />

en Él, también. Pero esta vida eterna no se consigue cuando morimos<br />

en forma física, sino ¡en el momento que volvemos a nacer!<br />

«El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de<br />

Dios no tiene la vida» (1 Juan 5:12).<br />

Al contrario de lo que Satanás quiere que creas, él no puede<br />

alejarte de la vida eterna, porque tampoco puede alejar a Jesús<br />

de ti, quien prometió no abandonarnos ni desamparamos (Hebreos<br />

13:5).<br />

Tampoco es necesario morir físicamente para librarnos de espíritus<br />

de tormento, este es un engaño que mucha gente comúnmente<br />

cree. Al someternos a Dios, podremos resistir al diablo y<br />

este huirá de nosotros (Santiago 4:7).<br />

Eres una nueva criatura en Cristo<br />

Si no conocemos todo lo que significanuestra identidad y po_<br />

siciónen Cristo, entonces pensaremos que la diferencia entre nosotros<br />

y un no cristiano es mínima. Así,Satanás, el acusador, aprovechará<br />

esta oportunidad, derramando culpabilidad y cuestionando<br />

nuestra salvación.<br />

Como cristianos vencidos, confesaremos nuestros pecados y<br />

trataremos de hacer las cosaslo mejor posible; pero probablemente<br />

aunque sabemos que nuestros pecados están perdonados por<br />

gracia, pensamos que seguimos siendo los mismos de antes.<br />

Pablo describe cómo éramos antes de estar en Cristo: «y él os<br />

dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y<br />

pecados, entre los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la<br />

corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del<br />

aire... y éramos por naturaleza hijos de ira...» (Efesios 2:1,3).<br />

Éramos por naturaleza hijos de ira, pero ahora somos «...participantes<br />

de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción<br />

que hay en el mundo a causa de la concupiscencia»(2 Pedrol:4).<br />

Al nacer de nuevo, ya no estamos «en la carne», mas estamos<br />

«en Cristo». Éramos pecadores, pero ahora, según la Palabra de<br />

Dios, somos santos. Teníamos una naturaleza finita, pero ahora estamos<br />

eternamente unidos con Cristo.<br />

Pablo dice: «Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora<br />

sois luz en el Señor; andad como hijos de luz» (Efesios 5:8). «De<br />

modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas<br />

pasaron; he aquí todas son hechas nuevas» (2 Corintios 5:17).<br />

Debemos enfrentar las acusaciones de Satanás, creyendo y viviendo<br />

en armonía con la verdad de que seremos eternamente diferentes<br />

en Cristo.<br />

El Nuevo Testamento define a la persona que éramos antes<br />

de recibir a Cristo como nuestro antiguo yo (antiguo hombre) y al<br />

ser salvo el viejo hombre alejado de Dios y caracterizado por el<br />

pecado, muere (Romanos 6:6); y nuestro nuevo yo, unido a Cristo,<br />

comienza a vivir (Gálatas 2:20).<br />

Estar espiritualmente vivo significaque tu alma está en unión<br />

con Dios y que te identificas con Él:<br />

• Romanos 6:3<br />

Gálatas 2:20<br />

Colosenses 3:1,3<br />

• Romanos 6:4<br />

• Romanos 6:5, 8, 11<br />

• Efesios 2:6<br />

• Romanos 5:10, 11<br />

• Efesios 1:19, 20<br />

• Romanos 8:16,17<br />

Efesios 1:11, 12<br />

En su muerte<br />

En su sepultura<br />

En su resurrección<br />

En su ascensión<br />

En su vida<br />

En su poder<br />

En su herencia<br />

Nuestro viejo hombre debía morir para romper su relación<br />

con el pecado que lo dominaba.<br />

Ser santo o Hijo de Dios no significaque no somos pecadores<br />

(1 Juan 1:8).<br />

Desde que nuestro viejo hombre fue cruciftcado y sepultado<br />

con Cristo, ya no tenemos que pecar (1 Juan 2:1), pero pecamos

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