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166 Rompiendo las cadenas<br />
mios a otros con lo que decimos y dar gracia a los que nos oyen<br />
(Efesios 4:29,30).Si tu lengua está fuera de control, te estás engañando<br />
al creer que tiene una vida espiritual coherente.<br />
N osengañamos a nosotros mismoscuando pensamos que nosegaremos<br />
lo que sembramos (Gálatas 6:7). Como cristianos, a veces<br />
creemos que este principio no es para nosotros. Pero tendremos<br />
que vivir con lasconsecuenciasde nuestros pensamientos, palabras<br />
y acciones, sean buenas o malas.<br />
.. Nos engañamos a nosotros mismos cuando pensamos que los<br />
Injustos heredarán el reino de Dios (1 Corintios 6:9, 10). Catalina,<br />
una joven que asistía a una de las iglesias donde yo trabajé, un día<br />
entró a mi oficina completamente destrozada. Acababa de enterarse<br />
que su hermana mayor, quien la había llevado a Cristo, se<br />
había apartado de Dios y mantenía una relación lesbiana. «Mi estilo<br />
de vida no importa; Dios me ama y me ha personado», era su<br />
argumento. Catalina estaba angustiada y confusa.<br />
Le pedí que buscara 1Corintios 6: «¿Nosabéis que losinjustos<br />
no heredarán el reino de Dios?No erréis; ni losfornicarios, ni los<br />
idólatras, ni losadúlteros, ni losafeminados, ni losque seechan con<br />
varones (homosexuales)..., heredarán el reino de Dios» (vv. 9, 10).<br />
De alguna manera, la hermana de Catalina y otras como ella se<br />
engañan y no pueden entender esta verdad. Una vida descarada<br />
~ente pecaminosa es una evidencia muy fuerte de una posiciónin<br />
!usta delante de Dios. El evangelio no es por obras; es cuestión de<br />
lden~ficar a los verdaderos discípulos por sus frutos. Estás engañado<br />
SI crees que tu estilo de vida no necesita estar en línea con tu<br />
profesión de fe.<br />
N os engañam~s a nosotros mismos cuando pensamosque podemo~<br />
an:Jar continuamente en mala compañía sin corrompernos<br />
(1 Corintios 15:33). Cuando yo era un creyente nuevo solíaescuchar<br />
un d~sco de un evangelista de Nueva Orleáns a quien llamaban «el<br />
predicador de la Calle Borbón», Este hombre vivía en un barrio de<br />
vida licenciosa. y pretendía tener un ministeriocon las prostitutas y a<br />
otros personajeS de dudoso carácter. Pero según 1 Corintios 15:33,<br />
El peligro del engaño 167<br />
quienquiera que esté por mucho tiempo en ese ambiente va a tener<br />
problemas. Eso fue lo que le ocurrió a este evangelista. Se enredó<br />
tanto con el lado sórdido de la calle Barbón que a la larga<br />
perdió su ministerio.<br />
¿Significa esto que no podemos ministrar a gente de baja moral?<br />
No, debemos presentarles a Cristo. Sin sumergimos en su ambiente.<br />
Cuidado con los maestros y profetas falsos<br />
No hace mucho tiempo, un hombre de poco más de treinta<br />
años me fue derivado para atenderlo. Álvaro estaba desalentado y<br />
derrotado. Por varios años había creído que tenía un especial don<br />
de Dios para las profecías, Lo invitaban de diversas iglesias para<br />
hablar como emisario de Dios profetizando en un modo característico.<br />
Pero a lo largo de algunos meses su vida personal comenzó<br />
a desmoronarse. Finalmente llegó hasta el punto de no poder circular<br />
en sociedad y comenzó a apartarse completamente de la<br />
gente. Cuando me vino a ver hacía dos años que estaba sin trabajo.<br />
Su padre lo mantenía y era esclavo de drogas.<br />
Álvaro y yo leímos 1 Tesalonicenses 5:19-21: «No apaguéis al<br />
Espíritu.No menospreciéis lasprofedas. Examinadlotodo; retened<br />
lo bueno».<br />
-Álvaro-le dije-, aquí dice la Biblia que hay un don de<br />
profecía. Pero Satanás puede falsificar los dones espirituales y engañarnos<br />
para que creamos que son de Dios. Por eso la Escritura<br />
nos dice que pongamos todo a prueba.<br />
Después de una larga discusión sobre profetas y maestros falsos<br />
Álvaro dijo:<br />
-Pienso que mi problema comenzó cuando no probé los<br />
«dones» de lenguas y de profecía que me confirieron falsos maestros<br />
-reconoci&-. No solo yo fui engañado; también engañé a<br />
otros.<br />
-¿Estás dispuesto a poner a prueba tu don de lenguas?<br />
-pregunté.<br />
Le aseguré a Álvaro que íbamos a probar al espíritu, no a él.<br />
Estuvo de acuerdo, así que le pedí que comenzara a orar en voz