Kaikan Nº 73 - Diciembre 2012 - Asociación Peruano Japonesa
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CRÓNICA HISTORIA<br />
L<br />
a mayoría de<br />
japoneses llegaron<br />
a trabajar a<br />
las haciendas, y<br />
luego pasaron a<br />
las ciudades, en<br />
su mayoría de la<br />
costa, en su mayoría como comerciantes.<br />
Sin embargo, este<br />
proceso no fue homogéneo.<br />
En el libro El futuro era el<br />
Perú, Alejandro Sakuda detalla<br />
que muchos inmigrantes<br />
aprendieron rápidamente varios<br />
oficios. Hablamos de peluqueros,<br />
joyeros, vidrieros y un<br />
largo etcétera. Luego, con el fin<br />
de la inmigración por contrato<br />
en 1923, otros japoneses llegaron<br />
a quedarse con parientes o<br />
conocidos, y fueron instruidos<br />
por ellos.<br />
Un ejemplo de esta variedad<br />
fue Gasumi Tokeshi, relojero<br />
con calidad de artista nacido<br />
en Kunigami en 1909, de precisión<br />
milimétrica en su trabajo<br />
y paciencia, sobre todo<br />
paciencia para una labor tan<br />
meticulosa. Lo conocí cuando<br />
era niño, yo tenía 8 años y él<br />
80, siempre jovial y travieso,<br />
como seguramente sería en su<br />
adolescencia.<br />
“Cuentan que era muy inquieto.<br />
Trabajaba como pescador<br />
y llevaba la cuenta de la<br />
pesca del día, por eso lo consideraban<br />
mucho aunque fuera<br />
muchacho. Pero su mamá<br />
se preocupaba por él, porque<br />
nunca se sabe si un pescador<br />
va a regresar. Por eso cuando<br />
un tío en el Perú pide un chico<br />
para que le ayude, su mamá lo<br />
envía para acá, en 1932”, cuenta<br />
su hija Eva. Por ese viaje Gasumi<br />
no participó en la Segunda Guerra<br />
Mundial. Fue el único de los<br />
hermanos que sobrevivió.<br />
APRENDIZAJE DE MAESTROS<br />
Ya en Lima, Gasumi trabajó en<br />
una tienda con su tío. Luego se<br />
hizo relojero “con un maestro,<br />
como se hacía entonces, ayudando<br />
en el negocio, primero<br />
limpiando, ordenando, viendo<br />
cómo se hacía el oficio”, cuenta<br />
Un inmigrante okinawense<br />
en el recuerdo<br />
Gasumi<br />
Tokeshi<br />
precisión de relojero<br />
[texto Miguel Angel Vallejo S.]<br />
Amelia, otra de sus hijas. Esa<br />
era la única forma de aprender,<br />
con las prácticas tradicionales<br />
de enseñanza nipona.<br />
Tal vez por ello la cantidad de<br />
relojerías de japoneses fue creciendo,<br />
hasta ser este un oficio<br />
característico de la colonia.<br />
Gasumi abrió su relojería<br />
propia en el jirón Cañete del<br />
centro de Lima, un local de techo<br />
alto con vitrinas pegadas<br />
a la pared, estantes de madera<br />
y trastienda tradicional. El trabajo<br />
era durísimo, requería de<br />
concentración y habilidad manual,<br />
además de vista fija y minuciosa.<br />
“Lo veía siempre con<br />
una lupa pegada al ojo, bajo<br />
una luz muy potente, agachado,<br />
muy concentrado”, recuerda<br />
Eva.<br />
Muchas veces debía quedarse<br />
hasta la madrugada, pues<br />
“venían clientes de provincia,<br />
que se quedaban unos días en<br />
Lima, y le pedían a mi papá<br />
que por favor terminara en ese<br />
tiempo, y él se apuraba. Sus<br />
clientes eran sus amigos”, añade<br />
Eva.<br />
Empezó así a hacerse de<br />
clientes, que regresaban siempre<br />
por la confianza que proyectaba,<br />
su honradez en el trabajo<br />
y su simpatía, de la que<br />
doy fe. Esta confianza era muy<br />
necesaria, pues le entregaban<br />
objetos valiosos. “Recuerdo las<br />
vitrinas llenas de relojes Longines,<br />
carísimos, que los clientes<br />
le dejaban sin ningún temor”,<br />
dice Amelia. Y poco a poco la<br />
relojería fue llenándose de<br />
28 DICIEMBRE <strong>2012</strong> KAIKAN